El exsecretario de Integración Social del Distrito, Jorge Rojas, fue uno de los tres funcionarios de alto nivel que dejaron sus cargos en la administración distrital el pasado mes de mayo para sumarse a la campaña de reelección del presidente Juan Manuel Santos. Rojas habló con Confidencial Colombia sobre lo que significa el triunfo de Santos y el futuro del progresismo.
¿Cuál fue el peso real de las acciones del progresismo alrededor de la campaña reeleccionista del presidente Santos?
El apoyo de progresistas a Santos fue decisivo en la segunda vuelta, sin embargo la decisión de apoyarlo la tomamos desde la primera vuelta. Nosotros no estábamos con ambigüedades. Sabíamos de la importancia para Colombia del triunfo del candidato de la paz. Nosotros no solo hicimos un anuncio y nos tomamos fotos, repartimos un millón trescientos mil periódicos de casa en casa, estuvimos en la calle. Nosotros, y Clara López, inclinamos la balanza en Bogotá a favor del actual mandatario.
¿Por qué, si el apoyo venía desde la primera vuelta solo se vio reflejado en los comicios del 15 de junio y no del 25 de mayo?
El mensaje para apoyar a Santos no le llegó a la gente. No era fácil decirles que lo apoyarán después de los que pasó en diciembre, a la luz de la sanción de la Procuraduría sobre la persona del alcalde Petro. En primera vuelta el apoyo en Bogotá se dividió entre Clara López y el voto en blanco.
Nuestra decisión de salir del gabinete el 26 y advertir el peligro que representaba Óscar Iván Zuluaga marcó la diferencia. Nosotros salimos a hacer campaña como lo sabe hacer el progresismo. Hicimos un trabajo de pedagogía política en una campaña de 24 horas al día, los 7 días de la semana, además de ser una campaña contrarreloj.
Los resultados se vieron finalmente; bajamos el voto en blanco y logramos que el progresismo y los sectores de izquierda votaran por el presidente Santos.
Algunas voces críticas dicen que con ese apoyo el progresismo estaría traicionando algunos de los principios que animaron los eventos de diciembre y enero pasados cuando el procurador destituyó e inhabilitó al alcalde mayor. ¿Qué tan cierto es eso?
Para nada cierto. La decisión de apoyar a Santos es un acto de coherencia de la Bogotá Humana para con la paz. El 9 de abril de 2013 un millón de personas salieron a marchar para exigir ese mandato ciudadano. En esa ocasión el presidente y el alcalde Petro sembraron un árbol que representó ese anhelo nacional. Nosotros no improvisamos en temas de paz, el mismo alcalde mayor es hijo de un proceso de paz que sirve como antecedente y referente del que adelanta actualmente el gobierno con las Farc.
Además, el presidente se comprometió, a través del acuerdo programático suscrito entre el Movimiento Progresista y el Partido Liberal a que en su segundo mandato incluirá varios de los planes de la Bogotá Humana que son vitales para dignificar a los ciudadanos del país.
Igualmente, pedimos acatamiento de las medidas cautelares de la Cidh, algo que aún no se ha cumplido. Esto no como por acuerdo político sino como un hecho que refleje el respeto a la decisión de un juez. En este caso primó la generosidad del progresismo, vimos más allá de los árboles y pudimos ver el bosque y le apostamos a la paz.
¿Qué le espera a la administración de la Bogotá Humana después del resultado electoral de ayer?
El progresismo es una propuesta política que tiene plena vigencia en Bogotá, eso quedó claro en estas elecciones. Tenemos que avanzar en la consolidación del Frente Amplio por la Paz y tenemos que seguir haciendo el trabajo de la Bogotá Humana.
Tenemos que reorganizarnos muy pronto para que algunos puedan ir haciendo el trabajo político y otros el trabajo de gobierno. Por eso veremos cambios de gabinete en las próximas horas con el fin de reconfigurar los equipos de trabajo del alcalde Petro.
¿Qué lección les deja esta campaña en la que se tuvo que apoyar a quién ejecutó la destitución del alcalde el pasado 19 de marzo?
Esto es un asunto de coherencia y la visión estratégica del progresismo estuvo marcada por la decisión de contribuir a que ganara el candidato que podía avanzar hacia la paz, no permitir el triunfo del candidato que podía acabar el proceso de paz. Ante eso no dudamos en salir a hacer campaña por santos.
Esa decisión demuestra el talante democrático del alcalde Gustavo Petro. Él, a pesar de ser objeto de todo tipo de persecuciones políticas tomó la decisión de apoyar a Santos. Esa es una estrategia política exitosa y gracias a ella quedó como lección que la izquierda puede asumir con responsabilidad el futuro del país, con un criterio de amplitud y democracia.