Posesión de Peña Nieto provoca fuertes manifestaciones

Ocho personas resultaron heridas y 65 fueron detenidas durante los enfrentamientos registrados hoy entre policías y manifestantes que protestaban por la investidura del nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto. Mientras tanto, él asumió como nuevo mandatario del país. Imágenes.

El fiscal capitalino, Jesús Rodríguez, precisó en una rueda de prensa que de los ocho heridos cuatro son policías que tienen lesiones de gravedad, y los cuatro restantes son civiles que son atendidos por la Cruz Roja y se encuentran estables.

Previamente, fuentes de los servicios de seguridad habían estimado en 20 la cifra de heridos, incluido un civil lesionado de gravedad durante los choques, pero las autoridades capitalinas no hicieron alusión a esto en la conferencia de prensa.

Las imágenes de la cadena mexicana Milenio mostraron al joven tendido en el suelo, inmovilizado, y cuando intentaron arrastrarlo por una pierna no estaba reaccionando.

El jefe de Gobierno de Ciudad de México, Marcelo Ebrard, señaló que los detenidos destruyeron propiedad privada y pública en varios puntos del centro de la ciudad, incluyendo las inmediaciones del emblemático Palacio de Bellas Artes, y agredieron a los policías incluso con bombas molotov.

“Nunca habíamos tenido una provocación de este tamaño” en la ciudad, apuntó Ebrard, quien rechazó estos “actos de barbarie”, que incluyeron destrucción y daños a inmuebles, vehículos y al menos cinco patrullas policiales, así como saqueos de comercios.

Dijo que los detenidos se identifican como anarquistas, pero que aún se desconoce quién está detrás de estas acciones y el objetivo de “crear desorden”.

Ebrard, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), señaló que se llegará “hasta las últimas consecuencias” y que aún se trabaja para restablecer al cien por ciento el control en los puntos donde se han registrado los incidentes.

El político desvinculó estos actos de las manifestaciones pacíficas que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el PRD llevaron a cabo en el Ángel de la Independencia y el Monumento a la Revolución, respectivamente.

Los disturbios comenzaron muy temprano en las inmediaciones del Palacio de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados, donde se llevó a cabo la sesión solemne de investidura de Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como presidente de México.

Los manifestantes lanzaron petardos, botellas con gasolina encendidas y piedras, y se enfrentaron con palos en mano con las fuerzas de seguridad desplegadas en los alrededores del recinto legislativo.

Por momentos tiraron las vallas de unos tres metros de altura instaladas para proteger la sede del Congreso y se apoderaron de vehículos para tratar de derribar una barrera metálica e ingresar en la sede.

Los policías impidieron el paso de los manifestantes, en su mayoría maestros y miembros del movimiento juvenil Yo Soy 132, y respondieron con gases lacrimógenos y chorros de agua lanzados desde tanques antidisturbios.

Una vez concluida la ceremonia de investidura, los manifestantes de desplazaron hacia el Zócalo (la plaza central de la ciudad) y en el camino hicieron destrozos en hoteles de la céntrica Avenida Juárez, rompieron vidrios de instalaciones bancarias y destruyeron paradas de autobuses.

También arremetieron contra restaurantes y vehículos privados estacionados en las calles, y realizaron pintas en edificios públicos.
Mariana Favela, miembro de Yo soy 132, dijo a Efe que hubo “una estrategia de provocación” así como una “utilización desmedida de la violencia” por parte de los cuerpos policiacos.

“Quienes nos manifestamos de manera pacífica (…) sentimos el hostigamiento constante de los cuerpos policiacos, quienes nos fueron amedrentando y recluyendo en espacios”, aseveró.

Yo soy 132 convocó a un cerco en las instalaciones del Congreso para protestar por la vuelta al poder del PRI de la mano de Peña Nieto, al que consideran un presidente “impuesto” por la cadena Televisa.

Mientras tanto, Enrique Peña Nieto asumió el poder


El mandatario de México, Enrique Peña Nieto, se ciñe la banda presidencial durante su investidura ante el pleno de la Cámara de Representantes, en un acto realizado en la capital mexicana.

Enrique Peña Nieto, de 46 años, se convirtió hoy en el nuevo presidente de México, en medio de protestas de la oposición, y nada más asumir el cargo delineó un programa para luchar contra la inseguridad y combatir la pobreza.

“Hoy los mexicanos queremos un cambio (…) Deseo un cambio seguro, con rumbo y dirección”, afirmó Peña Nieto en su primer mensaje a la nación, en el que recogió los principios que regirán su mandato, de seis años, y las medidas inmediatas que aplicará para atajar los principales problemas del país.

“Es tiempo de romper juntos los paradigmas que han limitado su desarrollo”, insistió en su mensaje, de 50 minutos, que pronunció en un patio cubierto por carpas en el Palacio Nacional de esta capital, sede del Gobierno.

Con Peña Nieto vuelve al poder el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que acaparó la vida política de México durante siete décadas y que en el año 2000 tuvo que ceder al conservador Partido Acción Nacional (PAN) tras su triunfo en las urnas.

Sereno, con la banda presidencial cruzada al pecho, Peña Nieto se dirigió a sus ciudadanos por primera vez como jefe de Estado definiendo los cinco ejes de su mandato y anunciando trece medidas concretas que podrá en ejecución.

Dedicó especial importancia a la ola de inseguridad que vive el país por las acciones del crimen organizado, que han generado decenas de miles de muertos en los últimos años, y prometió “combatir la impunidad y hacer que prevalezca la justicia y la paz”.

Ante más de un millar de invitados especiales, incluyendo varios jefes de Estado, Peña Nieto anunció la creación de un programa nacional para la prevención del delito que reunirá los esfuerzos de todos los niveles del Estado.

“Estoy convencido de que el delito no se combate con la fuerza”, afirmó. “México exige vivir en paz”, insistió.
Ese “programa transversal” será aplicado por varios ministerios e incluirá el rescate de espacios públicos y brindar las garantías de seguridad para los procesos productivos.

Entre sus decisiones inmediatas anunció su intención de presentar una reforma constitucional para unificar todos los códigos penales existentes, 33 civiles y uno militar, con el fin de evitar que se castigue “de manera distinta los mismos delitos”. “Ello dificulta la acción de la justicia”, afirmó.

En materia económica, el nuevo gobernante se comprometió a cerrar el próximo ejercicio de las cuentas públicas con “déficit cero” y garantizar la “responsabilidad” en las administraciones de los Gobiernos estatales y municipales.

“La solidez de las finanzas públicas seguirá siendo un pilar en la conducción de la economía nacional”, prometió. “Los Gobiernos tienen la responsabilidad moral de ser austeros en sus gastos”, añadió.

Además de estas medidas concretas, Peña Nieto afirmó que su Administración buscará “transitar hacia una democracia con resultados tangibles”, con el fin de luchar contra los grandes desequilibrios sociales que hay en el país.

“Hoy en día -afirmó- unos pocos lo tienen todo, y la mayoría carece del goce de sus derechos”.

Para luchar contra ello, propondrá una campaña nacional contra el hambre, avanzará hacia un sistema universal de pensiones, prometió ayuda financiera para las jefas de familia y, mediante el desarrollo de la infraestructura, mejorar la situación de las regiones más marginadas.

“Es indignante e inaceptable que millones de mexicanos vivan en hambre”, afirmó.

Pronunció su discurso flanqueado por gobernadores estatales y, en el patio central, colocados en primera fila los integrantes de su familia y los jefes de Estado invitados para la ceremonia.

El mensaje lo pronunció poco después de que prestara su juramento constitucional ante el Congreso, en una sesión que estuvo marcada por protestas de legisladores de la oposición.

Una gran pancarta, situada a un costado de la sede de la Cámara de Diputados, rezaba: “Imposición consumada, México de luto”.
Grupos de izquierda consideran que Peña Nieto llegó al poder gracias una compra masiva de votos, y así lo recordaron en varios actos que se desarrollaron mientras se celebraba la investidura presidencial.

“No reconocemos al Gobierno impuesto de Peña Nieto porque es ilegal e ilegítimo”, afirmó el dirigente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que quedó en segundo lugar en las elecciones del 1 de julio, en un acto público en la céntrica plaza de El Ángel de la Independencia.

“Las manifestaciones expresan nuestra legítima decisión de desconocer al Gobierno surgido del fraude electoral”, añadió.
A lo largo del día se han registrado choques entre manifestantes y agentes policiales, especialmente en las cercanías de la sede legislativa, en los que ha habido más de veinte heridos, según fuentes oficiales.

Uno de ellos sufrió lesiones graves al ser impactado en la cabeza por algunos de los materiales lanzados por las fuerzas antidisturbios.

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