Un terremoto de 7,3 grados Richter sacudió el noreste de Japón y activó una alerta de tsunami en la misma zona asolada por el devastador seísmo de marzo de 2011, sin que en esta ocasión se reportaran víctimas ni daños graves.
El fuerte temblor tuvo lugar a las 17.18 hora local y se sintió en una veintena de provincias de Japón, incluida Tokio, donde el aeropuerto de Narita llegó a cerrar sus pistas unos veinte minutos y se detuvieron temporalmente los trenes locales.
La alerta de tsunami estuvo en vigor durante dos horas, durante las que en las costas de las provincias de Miyagi, Iwate y Fukushima se detectaron subidas del nivel de las aguas que llegaron a alcanzar el máximo de un metro en la localidad portuaria de Ayukawa.
Las olas no dejaron víctimas ni daños de gravedad, pero la alarma por el riesgo de tsunami, que llevó a miles de personas a refugiarse en lugares elevados, devolvió a los vecinos el fantasma de la tragedia de marzo del año pasado, cuando a un temblor de 9 grados le siguió una gran masa de agua que acabó con más de 18.000 vidas.
Aquella catástrofe desencadenó además un grave accidente nuclear en la central de Fukushima Daiichi, donde hoy los operarios que trabajan para mantener la situación bajo control corrieron a lugares elevados al conocerse la alarma de tsunami.
Según TEPCO, operadora de la central, no se han reportado anomalías ni en esas instalaciones ni en la vecina planta de Daiini, ni tampoco se ha detectado una lectura inusual de los niveles de radiactividad en la zona.
La Autoridad de Regulación Nuclear confirmó además que no se ha detectado ninguna irregularidad en ninguna otra planta nuclear del noreste de Japón, todas ellas paralizadas después del grave accidente en la central atómica de Fukushima el año pasado.
El terremoto de hoy tuvo su epicentro en el Océano Pacífico a unos 240 kilómetros de las costas de Miyagi, en cuya capital, Sendai, el aeropuerto tuvo que ser evacuado y una quincena de vuelos fueron cancelados.
Las olas del tsunami no causaron víctimas, aunque una decena de personas registraron algunas heridas y contusiones, en su mayoría leves, en las zonas de Tohoku y Kanto (donde se encuentra Tokio) a causa del fuerte temblor de 7,3 grados y otro de 6,2 grados que lo siguió 13 minutos después.
Según la televisión pública NHK, los de hoy podrían ser réplicas del movimiento telúrico del 11 de marzo de 2011, ya que su hipocentro se ha situado muy cerca del de aquella ocasión.
Además, la Agencia Meteorológica nipona advirtió de que durante una semana se pueden producir nuevas réplicas de hasta 6 grados Richter en esa zona.
El último terremoto de más de 7 grados vivido por Japón tuvo lugar el 14 de agosto, aunque en esa ocasión el temblor, de 7,3 grados, tuvo su epicentro cerca de la isla rusa de Sajalin y no provocó alerta de tsunami.
El de hoy hizo que el primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, que se disponía a dar un discurso en plena campaña electoral nipona, cancelara el acto y regresara a sus oficinas para seguir de cerca la información.
Además, inmediatamente después del terremoto, las redes sociales se pusieron en marcha para compartir información útil, como el caso de Twitter, que pidió a sus usuarios japoneses que utilizaran “hashtags” como “terremoto”, “tsunami” y “evacuación” para jerarquizar los datos sobre el temblor.
Por su parte, las compañías proveedoras de telefonía móvil en Japón, NTT Docomo, Softbank y AU, abrieron un “tablón de anuncios” especial para dejar y escuchar mensajes de los posibles afectados y, entre otras cosas, evitar saturar las líneas.
El país se encuentra ubicado sobre la confluencia de tres placas tectónicas, por lo que está relativamente acostumbrado a seísmos que, en su mayoría, no tienen consecuencias graves por las estrictas normas de construcción en vigor y la rigurosa preparación de su población.