Los empresarios del sector textil confecciones denunciaron que por la indiferencia del gobierno se gestó todo un drama social que le costó el puesto de trabajo a más de 50.000 personas. En el desarrollo de la feria, Moda para el Mundo se precisó que ya hay reportes de cierre de pequeñas y medianas empresas.
La directora ejecutiva de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, Marcela Mosquera en dialogo con Confidencial Colombia lamentó que los buenos resultados de Colombia Moda que dejaron negocios récord por 137.1 millones de dólares quedan opacados por la triste y lamentable situación del sector que sobrevive por el ímpetu y la tozudez de los empresarios. De todas maneras la vocera de la Cámara no descarta que muchas empresas empiecen a cambiar de actividad y arranquen con importaciones masivas de ropa.
Este sector que emplea más de 450.000 personas de manera directa le ha dicho al ejecutivo que hay un lío muy grande con la modificación a la política arancelaria la cual se hizo a través del decreto 2917 de 2011 que aplanó los aranceles equiparando materias primas como la hilaza con productos mucho más elaborados como la tela afectando la industria e incentivando las importaciones y el desempleo.
La situación es tan delicada que en lo corrido del año, las exportaciones se han incrementado en un 64 por ciento, haciendo prever que la cifra de despedidos aumentará indudablemente. En dos años las compras al extranjero han crecido 113 por ciento lo que sustenta que anualmente se están duplicando las importaciones.
“Lo verdaderamente admirable y rescatable es que en medio del desdén y las evasivas del gobierno, el sector logró crecer e 17 por ciento, demostrando tenacidad y patria. Resulta deplorable que pese a sensibilizar al gobierno no lleguen medidas concretas”, declaró Mosquera.
La dirigente gremial fue clara al decir que estas medidas arancelarias tan solo fomentan el contrabando, básicamente el llamado técnico en el que participan reconocidas tiendas de gran formato. Agregó que a la DIAN le quedó grande ejercer el control a las importaciones o internaciones ilícitas así como meter en cintura la competencia desleal.
Para Marcela Mosquera, la situación obliga a tener precios mínimos o de referencia, es decir tarifas por kilogramo de prenda importada. Con ello no se pide protección sino la generación de igualdad de condiciones para poder ser competitivos. Adujo que las importaciones como tal no preocupan.
Manifestó su malestar porque por primera vez en la historia industrial de Colombia, el sector textil confecciones que tiene tradición y respeto por su eximia confección, por su diseño, por la inventiva y la calidad reporte desde 2009 una balanza negativa.”Todo esto se legitimó tristemente por una estructura arancelaria que no es adecuada para el país”.
Un estudio de la Universidad de los Andes demostró que la situación es más que patética al hacer algunas comparaciones con países del vecindario. Por citar un ejemplo en los últimos quince años Guatemala reportó un crecimiento en las exportaciones del 2.020 por ciento y unas bajas importaciones. Perú tiene a hoy una tasa de crecimiento en sus exportaciones de prendas del 600 por ciento y unas muy flacas importaciones. Lo anterior, explica la Cámara Colombiana de la Confección, es la consecuencia de gobiernos consecuentes y aliados del empresariado.
El sondeo muestra a Colombia, el horondo país de la tradición textilera, el de mayor influencia en la región por su costura con unas importaciones del 800 por ciento. “Así no hay quien aguante y no hay como garantizar estabilidad social por la vía de la generación de empleo”.
La medida de 2010, explicó Mosquera, bajó los aranceles, pero mantuvo el escalonamiento, es decir que la confección importada pasó del 20 por ciento al 15 por ciento, la tela del 15 por ciento al 10 por ciento y la hilaza del 10 al 5 por ciento. En agosto de 2011 se presenta el decreto 2917 donde igualan el arancel del hilo con el arancel de la tela, es decir que la materia prima queda al mismo nivel arancelario que los productos elaborados como la tela. Para rematar las confecciones quedaron con un cinco por ciento de diferencia.
“No hay que ser economista ni experto, tan solo se debe sumar y restar para entender que si caen los niveles arancelarios se incentivan las importaciones. De igual forma es visible que si me igualan los niveles de impuesto de importación, dejándolos casi planos, le está dando un garrotazo al último eslabón de la cadena. El asunto es elemental porque ya no voy a importar hilo sino confecciones en detrimento de la economía”, sostuvo.
En su concepto la visita del Presidente Santos fue un total fiasco que no aprovechó el escenario de Colombia Moda para darles un parte de tranquilidad a los empresarios. Dijo que al parecer obvió que hay quiebras, problemas de caja, desempleo y miedos. “Aquí sí que hizo falta mandatario y una voz amiga y solidaria. Nos quedamos con un Presidente modelo por solo por el hecho que se dedicó a platicar de asuntos fútiles frente a la enorme realidad, la verdad dejó un gran malestar”.
Los despidos son el problema, comentó, para el caso de Fabricato, la firma se vio obligada a despedir 1.500 personas. Le pidió al Gobierno claridad frente a la posición que tomará con el sector, pero de cara al país en donde asuma los costos políticos y sociales de ponerle la lápida a la industria textil colombiana para fomentar las importaciones.
En Colombia hay 10.000 empresas que aportan el 16 por ciento del PIB industrial. La Cámara Colombiana de la Confección en común acuerdo con la Andi está haciendo ingentes esfuerzos para salvar este relevante sector de la economía.