Trump: negociaciones agresivas

Por: Juan Clavijo


El estilo “Trump” de negociación ha traído buenos resultados para Estados Unidos como lo es el reciente acuerdo comercial con China y la renegociación del NAFTA a través del USMCA (nuevo tratado comercial entre México, Canadá y Estados Unidos). Pero ¿es bueno este estilo en política?


Lo que veo en Donald J. Trump no ha cambiado entre su elección y la actualidad. Una persona que se ufana de su machismo, su absurda negación del cambio climático, lo sin vergüenza de su alianza con Rusia para influir en las elecciones, el nepotismo de su administración cuando Ivanka Trump lo reemplaza a nivel internacional o su posición cercana a quienes argumentan que la tierra es plana. Sin embargo, ese 8 de noviembre de 2016 yo no conocía su método de negociación.

Ese método que es muy exitoso en los negocios, tiene 6 variables: 1) piense en grande, 2) proteja lo de abajo y el lado exterior se cuidará de sí mismo, es decir, sepa cuando termina o cambia una negociación, proteja sus debilidades, 3) conozca su mercado, cual es el contexto, 4) maximice sus opciones, no se aferre a una estrategia, tenga plan a, b, c, etc., 5) use su “poder de negociación”, si usted tiene algo que la contraparte desea o necesite, úselo y 6) diviértase.

Es el mismo método que tuvo al mundo expectante por un más de un año por la guerra comercial con China. Trump alegaba que el país asiático estaba copiando tecnología, llevándose toda la industria e incluso lo acusó de manipular su moneda (Yuan). Sin embargo, sorprendieron al mundo con un acuerdo comercial que rediseñó el comercio entre las 2 naciones, incluso Estados Unidos sacó a China de la lista de países que manipulan su moneda.

Por otro lado, una de las banderas de su campaña fue la renegociación del NAFTA (acuerdo comercial formado en 1994 con Canadá y México), y así lo cumplió en septiembre de 2018. Por ejemplo, el nuevo tratado requerirá que más partes de vehículos se hagan en Norteamérica con el fin de dejar a los autos libres de aranceles, hay una disposición de divisas para disuadir a los países de que manipulen sus monedas y los productores de lácteos accederán al mercado canadiense.

Este método que el presidente de Estados Unidos ha utilizado durante toda su vida empresarial, hasta el momento, le ha funcionado para los temas económicos. El empresariado está feliz con él, tal como lo demuestra la Bolsa de Nueva York y su electorado se perfila como plataforma para lograr su reelección.

Sin embargo, ¿su método agresivo de negociación es apropiado para la política internacional? ¿aplica en todos los frentes? ¿es compatible con una democracia? Son preguntas que tengo, al analizar los datos económicos en comparación con la situación política que tiene el país y el mundo.

En cuanto a la política internacional, lo más extremo que ha hecho Trump es cobrar la vida de Qasem Soleimani, General de la guardia republicana iraní y con gran influencia en ese país. Al asesinarlo estaría buscando un golpe de opinión en este año electoral, y de paso, acorralar más al régimen. Las reacciones inmediatas fueron de “venganza hacia occidente”, pero esto cambio cuando los iraníes derribaron un avión comercial por error (¿suerte?). Como consecuencia, el país enfrenta protestas en contra del régimen, que lo llevó a centrarse en sus problemas internos y postergar su venganza. Esta vez tuvo suerte, pero ¿pasaría lo mismo con otro país? ¿Rusia? ¿China? ¿Corea del Norte?

¿Este método sirve en política? Trump ganó la presidencia con el discurso de empresario, donde reina la eficiencia, con su método de negociación y poniéndose como ejemplo. Sin embargo, en una democracia, donde todos votan, todos los sectores tienen una voz y los servicios públicos deben ser para todos, sin ningún tipo de preferencia, ese discurso se hace más complicado debido a las numerosas variables que se debe tener en cuenta, por ejemplo: ¿Cuantas variables debe manejar el gobierno federal para construir el muro (promesa de campaña)?

Hagamos una corta repuesta: el gobierno del municipio, del estado, pasar por los controles de la agencia de fronteras, de infraestructura y seguridad pública, procesos de licitación (diseño y construcción), manejar los medios de comunicación, manejar los grupos de oposición, manejar la oposición en la frontera, asumir las demandas por la construcción del muro, diálogos con la comunidad local, conseguir que México lo pague (promesa de campaña) o mirar que presupuesto recorta para financiar la construcción. Esto para hablar de las variables que conocemos, existirán unas que no conocemos.

Entonces, ¿se necesita una estrategia agresiva de negociación y su “discurso” eficiente para manejar todas estas aristas? Trump es el vivo ejemplo que los logros económicos (como los tiene un buen gerente) se confunden con un buen presidente. El manejo de un país es más que cifras de crecimiento e inversión. No creo que se pueda manejar la política en una democracia a través de métodos agresivos, acudiendo al imaginario empresarial y mucho menos personalizando el poder. Se deben respetar los procesos, instituciones, aunque lentos (no lo desconozco) y, sobre todo, todas las voces.

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