Colombia y Panamá han acordado este viernes controlar el flujo migratorio en la zona fronteriza entre ambos países dado su reciente aumento con destino a Norteamérica, lo que ha derivado en una crisis, especialmente en el corredor selvático conocido como Tapón del Darién.
La vicepresidenta y ministra de Exteriores de Colombia, Marta Lucía Ramírez, se ha reunido este viernes con su homóloga panameña, Érika Mouynes, y otras autoridades, en la provincia de Darién, en Panamá, con el objetivo de hacer frente “en común” a la crisis migratoria.
En la cita, ambos gobiernos han acordado aplicar un plan para controlar el flujo de miles de migrantes que se dirigen principalmente a Estados Unidos, una cuestión de la que se encargará en primer lugar el Gobierno panameño que ha avanzado que recibirá a los migrantes que se encuentran atrapados en el municipio colombiano de Necoclí –alrededor de 10.000– y en el norte del Urabá antioqueño.
En este sentido, un equipo panameño visitará la zona el próximo lunes “para decidir una cuota de migrantes a recibir de manera segura y ordenada en el lado de Panamá”, como ha indicado Mouynes.
De cara a la reunión del próximo lunes, Ramírez ha incidido que incidirá “preferiblemente” en el número de personas diario que cruce la frontera, de modo que “se muevan por un solo sitio y tengan un solo lugar de llegada a Panamá”.
“Que se muevan con un transporte organizado y controlado por las autoridades de Colombia”, ha aseverado la ministra, cuyo objetivo es que los migrantes eviten el paso por la selva del Darién, donde se enfrentan a mayores peligros y abusos.
“El trabajo binacional entre Colombia y Panamá lo extenderemos a demás países del hemisferio que tienen que ver con migración irregular. La meta es clara: debemos encontrar soluciones conjuntas que pongan fin al drama humanitario y las rentas ilegales de este infame negocio”, ha apuntado también Ramírez, para añadir que Panamá y Colombia comparten su “compromiso” en temas humanitarios, pero también están “expuestos a que el tráfico de personas vayan de la mano del tráfico de drogas”.
El encuentro también ha servido para abordar la situaciones que enfrentan los migrantes por parte de los traficantes, por lo que los países han decidido cooperar para judicializar a estos grupos.
“Nuestras conversaciones con Colombia van a continuar hasta que logremos delimitar el número de migrantes que podemos recibir de forma segura. El equipo binacional establecerá una fuerza conjunta, técnica y operativa, que pondrá en ejecución la voluntad común de hacer frente contra un peligroso paso irregular”, ha asegurado por su parte la ministra panameña.
En la reunión también ha estado presente el ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, que ha avanzado que la cumbre del próximo lunes tendrá como objetivo marca una operación militar y policial entre los países para combatir la trata de personas en la zona y que estas cumplan “todas las condiciones humanitarias”.
“Es en contra las organizaciones criminales que buscan perpetrar el crimen de trata o manipular migrantes para impulsar proyectos del narcotráfico en la zona del Darién”, ha matizado.
Según datos oficiales, en lo que va de año han cruzado desde Colombia hacia Panamá 49.000 migrantes, la mayoría de nacionalidad haitiana y cubana.