Se sospecha que la llegada de los caracoles africanos se dio para la fabricación de productos cosméticos con su baba. Sin embargo, hay invasión de estos moluscos en Cundinamarca y pronto podría llegar a invadir Bogotá. También están proliferando en el sector de Manrique en Medellín.
Además de un grave daño a la fauna, ya que se alimentan de más de 200 especies vegetales, estos animales también son una amenaza para las personas, debido a que es un huésped intermediario del parásito nematodo Angiostrongylus Cantonensis.
“Es huésped del Angyostrongylus Costaricensis, que provoca afección abdominal y puede desencadenar la perforación intestinal, peritonitis y hemorragia abdominal. Además, los caracoles africanos son propensos de adquirir parásitos, bacterias y hongos, convirtiéndolos en vector potencial de microorganismos que afectan la salud de humanos, animales domésticos y ganado”, advierte a la Revista Semana Juan Pablo Pinedo, veterinario de la Corporación Autónoma Regional (CAR).
El peligro con los caracoles africanos es que pueden producir de 300 a 1000 huevos al año, a diferencia de los 2 o 3 que generan los caracoles nativos.
A continuación las recomendaciones a seguir de la CAR para controlar la invasiones de caracoles africanos y los daños que puedan causar en sus hogares:
- No tocar ni manipular al caracol con las manos desprotegidas, sino con guantes.
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Hacer una adecuada disposición de los residuos orgánicos.
- Mantener jardines, pastos y parques podados.
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No transportar ni comercializar estos animales.
- Lave con agua potable los alimentos antes del consumo.
- Enseñar a sus menores de edad los peligros de esta especie y cómo reconocerlos.
- Reportar la presencia del animal ante la autoridad más cercana.
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