Por: Jaime Acosta Puertas
Pensaba escribir unas propuestas para la reactivación de la economía. Sin embargo, la situación tan espantosa de Colombia en otros temas me llevaron a esta columna por la cantidad de hechos agazapados detrás del covid que están acabando con la paz y con líderes sociales, minimizando la corrupción, el narcotráfico, las prácticas ilegales y fascistas en el ejército, los malos manejos en el ministerio de agricultura y Finagro, justicia paralizada como si la hubiera picado el avispón asiático , gabinete de ministros malos y pocos buenos, torpeza en las relaciones internacionales, y presidente, vicepresidenta y ministra del interior ofreciendo Colombia a la Virgen de Fátima y a la Virgen de Chiquinquirá y entregándo la nación a una religión cuando es un estado laico.
La paz. Le quitan fondos para inflar la imagen del presidente, el consejero de paz feliz que las FARC se hayan levantado de la mesa de trabajo de la implementación, y con funcionarios de bajo nivel en otras áreas del posconflicto. Basta comparar el talante intelectual y ético de Gonzalo Sánchez vs Darío Acevedo en el Centro de Memoria Histórica, de Jaramillo vs Ceballos en la Consejería de Paz, del ex comandante de las fuerzas militares, el general Mejía versus Nicacio, del ministro Cristo versus Alicia y Nancy Patricia, de la excanciller Holguín versus Blum, el talante de estadista de Santos versus el de senador de Duque amigo del Ñeñe y del exembajador Sanclemente el de los laboratorios de coca. La paz de Colombia se desvanece por las sombras que no desaparecen y más bien se reproducen a espaldas del covid.
El campo. Los préstamos viciados que en segundos el ministerio de agricultura y Finagro le dieron a mil millonarios del campo, tanto, que algunos los han devuelto, cuando eran recursos para los medianos y pequeños agricultores. La disculpa del tipo de Finagro, diciendo que la información para llegar a ellos era difícil de obtener, es mentira, porque el Banco Agrario está en todo el país, y tiene información de quienes son esos productores, porque si bien no todos los campesinos están bancarizados, la mayoría de productores sí, por tanto, la información está disponible para imprimirle velocidad a los prestamos, considerando que estos empresarios producen el 70% de los alimentos de Colombia, mientras los que recibieron el 70% de los préstamos solo producen el 30%. El bloque anticorrupción conformado por Fiscalía, Contraloría y Procuraduría, no volvió a decir nada de este caso.
Ejército. Espantosos los escándalos en el ejército. El artículo de la Operación Bastón y los anteriores de los perfilamientos publicados por Semana, dejan claro que hay varias manos negras en la institución. Unas al servicio de la ultraderecha, otras de la corrupción, otras del narcotráfico y paramilitares, y cuando se observa el mapa donde estas últimas han actuado, se encuentra la respuesta al asesinato de tantos líderes, campesinos y excombatientes de las FARC. Generales vendidos a los carteles del narcotráfico, actuaron en las zonas donde más los asesinan. Ahí está la razón por la cual el ejército más numeroso de América Latina, nunca está o nunca llega o nunca actúa en esas zonas. Oficiales cómplices del delito y la maldad.
Lo bueno, del mismo ejército salieron gran parte de las denuncias, sin embargo, hay división interna y una falta de mando, porque como dijo el ministro de defensa, palabras más palabras menos: “a veces las cosas en el ejército llegan de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo”.
Reapertura de la economía. Es inevitable y necesaria aunque complejo por tres razones:
1. El confinamiento es insostenible por salud mental, social y económica. La gente se tiene que arriesgar y según las posibilidades económicas y su responsabilidad con el autocuidado, cada ciudadano saldrá más disfrazado que otro. Yo salgo a la calle con overol de pies a cabeza, gafas, tapabocas y guantes desechables: un Cantinflas absoluto. Quienes tienen plata harán del covid un desfile de moda, y quienes poco o nada tienen, tapabocas y nada más. Es el GINI de 0.53 y los desequilibrios de esta sociedad.
2. La información en torno al covid es deficiente, porque no hay bases estructurales para que sea buena y porque hay que abrir la economía. De esa manera, quedarán personas con problemas crónicos que antes no tenían, y otros terminarán en el cementerio, pues son importantes los subregistros y a veces no coincide la información de los departamentos con la del ministerio de salud. Todo el problema parte de la dependencia tecnológica del sistema: carencia de kits de prueba rápida (Colombia no los produce, no hay quien venda en cantidades suficientes, o los proveedores no son confiables).
La directora del Instituto Nacional de Salud convenció a Duque y Ministros, que lo más importante son las pruebas moleculares. Cuando la verdad es que son complementarias, como lo han considerado todos los países del mundo. No somos los genios del covid y los otros unos burros. Las pruebas rápidas permiten ciertos dimensionamientos para tomar decisiones de política y de prácticas ciudadanas. Por tanto, si se basa solo en las segundas, que por supuesto son las más importantes, el problema está en que se están tomando a un número reducido de personas porque la capacidad de tomar pruebas es pequeña por falta de reactivos o dado que los laboratorios aun no tienen más capacidad ya que solo se fortalecerán en los siguientes meses.
3. El problema más grave, si nos atenemos que viviremos disfrazados, medio confinados, medio abiertos a la calle, es la estrategia de Duque contra el covid. Primero fondeo al sistema de salud y giró recursos para muchos vulnerables, sin embargo, las bases de información del estado tienen un hueco enorme con la informalidad, así muchos quedan por fuera de las ayudas.
Luego hizo un medio paquete económico, tacaño con las empresas, generoso con los bancos, al que poco a poco se han sumado otras medidas, que no llegan al 2% del PIB. Aunque ahora se anuncia que al covid le meterá 100 billones, sin decir para qué, cómo, con quién, cuándo y de dónde.
Hasta ahora medidas de corto plazo, esperando que la apertura de la economía produzca un milagro, o si el covid de pronto se aburre y se va, o si la Virgen trae la vacuna antes que la ciencia.
Si la decisión es convivir con el virus, trabajar con el virus, amar con el virus, viajar con el virus, hasta conformar la sociedad del virus, entonces, debe haber una estrategia de desarrollo que considere seguir con el virus un año o más para reinventar la economía y la sociedad para siempre, porque creo imposible apostarle a la misma sociedad y a la misma economía que teníamos hace tres meses. El gran desafío no es la nómina ni la prima de hoy, es pensar cómo será esta sociedad a partir del covid, y desde ahí afrontar las nóminas y las primas y así estructurar una nueva estrategia de grandes cambios a largo plazo.
No hay estrategia de desarrollo porque el enfoque de políticas desde el cual se están tomando las decisiones en el gobierno y en los gremios, es con la idea de que todo se debe solucionar desde el mercado secando las finanzas del estado, que nada cambiará a pesar de tener una economía baja en innovación, en emprendimiento, desindustrializada, con poca ciencia y tecnología, con problemas en la calidad de la educación, alta informalidad, pocas exportaciones, en consecuencia con baja productividad para afrontar un desempleo del 20% o más, salarios en caída libre, informalidad disparada, y un decrecimiento de la economía de dos dígitos. Ahí está el error. Ortodoxia, rigidez conceptual y corto plazo versus una situación que necesita heterodoxia, inteligencia, creatividad, reestructuración institucional, reinvención de la economía, porque la enfermedad holandesa del neoliberalismo nos dejó sin tecnología, sin empresas avanzadas y con pocos recursos.
La misión de empleo que anuncia Duque es una acción liviana de corto plazo. Es igual a mandar lanchas a rescatar a los de la otra orilla cuando el río ya casi no tiene agua. El problema de los gobiernos, de las empresas y de la academia en Colombia, es la ausencia del largo plazo en sus cerebros. Una especie de déficit genético. En mi próxima columna mostraré como un país emergente hizo una estrategia a 10 años a partir del covid, y asumió la contingencia sin tanta angustia, sin tanta amenaza, sin tanta incertidumbre, y sin tanta desinformación, como Colombia, porque ese país tiene más industria, más ciencia y proyecto de nación.
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