Un neoliberalismo miserable contra el COVID-19

Por: Jaime Acosta Puertas


Prefiero creer que el COVID no se siente bien en el trópico, por tanto, no tendrá los efectos que ha tenido en los países ubicados en otros meridianos, de esta manera lo que nos falta de políticas de estado nos llegaría por la naturaleza, por lo cual posiblemente tendremos un COVID menos agresivo que se suma a los efectos positivos de una cuarentena a tiempo. Mientras esto se despeja se debe actuar pensando que el virus va a llegar con más agresividad.

Decisiones sin planeación

El decreto que establece las condiciones generales de cómo funcionará el país del 27 de abril al 11 de mayo, salió dos días antes de empezar el nuevo ciclo de confinamiento. De esta manera, empresas y gobiernos regionales tenían escasas cuarenta y ocho horas para revisar decisiones y cumplir protocolos, algo imposible de hacer en poco tiempo. Empresarios y el presidente querían abrir todo el universo de actividades manufactureras, aproximadamente treinta y cinco, al final se acordaron ocho más construcción, ante la posición de las principales ciudades de abrir gradualmente la producción.

Esta situación ha generado una sensación de confrontación y confusión en la ciudadanía, y un ambiente político insano que excitará al COVID puesto que se ve mucha gente en la calle.

El COVID o el hambre

La población vulnerable escoge el hambre porque no da tregua, el COVID sí porque selecciona las víctimas, mientras el hambre le llega a todos los que no tienen plata, pues es imposible que la ayuda del estado llegue a toda la gente por vacíos en los sistemas de información consecuencia de la alta informalidad, y según la cantidad de PIB que se invierta en el componente social asociado a la pandemia, el cual hasta ahora alcanza un pírrico 0.36%.

La actitud dubitativa del presidente lo vuelve errático y demorado, y hace pensar que en su corazón primero está la economía y después la gente, genera desconcierto porque conduce a tensiones con los gobiernos regionales y divide a la población. Al final, las decisiones las toma sin respaldo técnico, científico y sin planeación suficiente.

Si hiciera un mejor aprendizaje, porque ya llevamos dos meses con la pandemia y el mundo cuatro, tendría como centro de sus decisiones el hambre, el autoabastecimiento y la autosuficiencia del sistema de salud y no la economía a ultranza, porque al final se tendrá un resultado económico desde el cual emprender un nuevo camino. Es decir, se trata de cambiar el orden de los factores que en este caso si alteran el producto, puesto que en las crisis de origen económico, energética o financiera, la economía si está adelante, pero en este caso no porque el COVID arrasa con la vida y de carambola con la economía.

¿Dónde están los trillones y la inteligencia del neoliberalismo?

Se está abriendo la economía sin un modelo de comportamiento y predictivo basado en evidencias fuertes, porque el ministerio de salud no tiene aún resultados robustos para monitorear al virus, ni el sistema todavía no está preparado para una eventual expansión de la pandemia; y en lo económico, la política de desarrollo productivo poco sirve para responder al COVID-19 con producción nacional, y ajustar la economía que hoy se tiene y pensar la economía que viene. El gobierno y los gremios solo tienen una fijación: abrir la economía y el milagro ocurre, lo cual posiblemente no va a ocurrir por razones que explicaré en mi próxima columna.

Además, el gobierno no está preparado para este desafío porque su enfoque es: el estado regula, reparte, regala, entrega, pero no interviene ni emprende. Estado blando para un modelo de mercado avaro, rentista, especulador y con baja productividad, puesto que la innovación sustentada en investigación y desarrollo, componente clave de todo cambio estructural de la economía, no está al frente de sus estrategias, por eso la innovación de alto impacto solo la hacen en Colombia algunas medianas y grandes empresas, en consecuencia, es escaso el efecto de derrame en otras actividades.

También porque los milmillonarios viven del estado, como los bancos, y como el espantoso caso del actual ministro de Agricultura y del presidente de Finagro, repartiendo créditos relámpagos a los milmillonarios del campo, plata que era sobre todo para los medianos y pequeño productores que producen el 70% de la comida que alimenta a los colombianos, y que además deben ser el centro de una estrategia de autosuficiencia alimentaria de largo alcance con criterios de sostenibilidad, equidad, productividad y desarrollo regional, porque los alimentos que importa Colombia pueden sustituirse por producción nacional, y de esa manera llevar la agricultura del 6 al 12% del PIB en pocos años.

Es entendible que las microempresas, muchas pequeñas empresas y algunas medianas de la economía tradicional no tengan como aguantar una crisis prolongada. Pero, que los milmillonarios digan que no tienen como sostenerse, no se entiende ni se acepta porque el neoliberalismo global ha sido durante treinta años de ellos y para ellos.

Desarrollar la economía para crecer como sociedad

Lo recién dicho quiero sustentarlo con el caso del sistema de salud y la respuesta que podría haber dado el sistema productivo y de innovación si Colombia tuviera una potente política de transformación productiva que dinamizara el cambio tecnológico, el aprendizaje y las actividades de alta tecnología.

Miles de tapabocas se venden en las calles sin saber si su elaboración cumple con condiciones de sanidad, lo mismo gran cantidad de microempresarios que fabrican otros elementos de bioseguridad. Conozco como se manufactura ropa para el sistema de salud. Son espacios herméticamente cerrados, con ventanas grandes para supervisar la producción, pintados de blanco con pintura de características especiales, los operarios visten overoles con protocolos de bioseguridad que los cubren de pies a cabeza. Se parecen a salas blancas donde se fabrican medicamentos.

En las demás dotaciones del sistema, la situación empeora porque Colombia todo lo importa. Lo único que se escucha del gobierno es: ya se pidieron, ya llegarán y Trump los traerá. Los laboratorios están insuficientemente dotados, por eso la convocatoria de Minciencias para financiar su mejor dotación tecnológica que les permita hacer investigación y realizar pruebas en cantidad y calidad que conduzca a crear un modelo robusto de comportamiento y pronóstico del virus. Ahora se tiene un submodelo por la cantidad de subregistros y de subdotaciones. Afortunadamente tenemos médicos de calidad y auxiliares que saben hacer su tarea arriesgando su vida.

Sin embargo, en los casos donde los laboratorios están listos, entonces la capacidad de sus equipos es limitada, y les faltan reactivos porque la industria nacional no los produce. Para hacer testeos masivos que facilite identificar contagiados y asintomáticos, tampoco hay producción nacional, entonces se importan por pequeños lotes que llegan según el lugar donde pongan a Colombia las multinacionales que los manufacturan.

No se pueden crear UCI en la cantidad necesaria porque no hay ventiladores, y los que se producirán en Colombia aun demoran semanas para entrar a producción porque están en fase de investigación y desarrollo.

En este momento, la ciudadanía no sabe quiénes están fabricando, cuál la economía de escala, como se van a comercializar, y para cuando los elementos de bioseguridad que el sistema de salud, los sectores productivos y la gente necesitan. Es asunto del ministerio de comercio, industria y turismo. Tampoco se conoce si habrá o no fabricación nacional de reactivos y de kits para testear, en qué etapa está la fabricación de ventiladores, la producción de camas para las UCI, cabinas de protección y desinfección, y como participa la ciencia nacional para contribuir a la ciencia global en descubrir la vacuna.

Si se quiere ir más allá para constatar lo lejos que está Colombia en el desarrollo de este sistema y de una economía de la innovación, caben preguntas como: ¿Qué clústers de salud tenemos y qué están haciendo? ¿Cuáles son las empresas y las start ups con mayor potencial de innovación de los solicitantes de patentes de salud en Colombia? ¿Es posible que estos contribuyan a la lucha contra el COVID-19? ¿Cuáles son los enfoques de estas empresas innovadoras en el campo de la salud y dónde están localizadas? ¿Entre estas empresas cuáles son capaces de producir nuevos medicamentos a partir de medicamentos existentes? ¿Cuáles son las empresas capaces de desarrollar nuevas moléculas?

La salud es un sistema complejo, inteligente, humano, de alta tecnología y estratégico en el desarrollo de los países, porque se trata de la vida. La investigación, la innovación y la salud son una potente máquina de agregación de valor, bienestar y conocimiento. Los injustificables déficits en producción y en innovación que ha mostrado Colombia en esta contingencia, es una experiencia que no puede volver a vivir, dado que la magnitud del rezago es asombrosa.

@Acostajaime


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