Por: Andrea Nieto
Y si aceptamos que el mundo cambió? Tal vez, en lugar de resistirnos, podríamos adaptarnos y crear nuevas estructuras. Unas más más armónicas, menos rígidas y más respetuosas con la humanidad.
Yo crecí en una sociedad en la que en el colegio me dijeron que me educaban porque algún día podría convertirme en la esposa de un ministro. Y yo fui directora del SENA y estaba separada.
Cuando me iba a graduar del bachillerato mi papá, con la mejor de las intenciones, me dijo que por qué no más bien en lugar de estudiar ingeniería civil que era una carrera para hombres, buscaba otra opción. Un más para una mujer.
El mundo cambió y vivimos tiempos mejores. Los matrimonios ya no duran hasta la muerte. Todos tenemos la opción de enamorarnos y desenamorarnos varias veces en la vida. Podemos decidir cuántos hijos queremos tener y cada vez hay más mujeres que levantan la mano para decir que no quieren tenerlos, porque no sabrían qué hacer con ellos. Y otras valientes y que admiro por su valentía que los tienen y levantan solas.
El mundo cambió. Las mujeres podemos ser alcaldesas, ministras, presidentas, astronautas, cantantes, poetas, chefs, gerentes de multinacionales y hasta ingenieras civiles. Sé que todavía faltan muchas barreras por sobrepasar, pero a veces es bueno en lugar de sentir rabia por lo que falta, honrar lo que se ha conseguido. Y desde que el movimiento feminista inició hace más de doscientos años, han sido muchos los derechos que hemos logrado gracias a las mujeres que se atrevieron a luchar por sus congéneres.
Sí, aún hay espacios por conquistar. La idea de mujer la tenemos que seguir construyendo. Pero no con rabia y gritos, sino conectadas con las nuevas realidades.
Aún persiste esa imagen de que una mujer mandona, vehemente, segura, es de dudoso comportamiento, en comparación con la idea de mujeres más “suaves” y no “tan inteligentes”, tan preparadas, tan autónomas, que espantan a los hombres.
Es que lo que sucede (entre otros muchos cambios) es que hace ya varias décadas que los hombres dejaron de ser el centro de atención de las mujeres. Podemos adorarlos y deleitarnos con ellos, pero hay muchas otras cosas que hacer en la vida. Estudiar, viajar, trabajar, ahorrar, volver a estudiar, dejar de trabajar, emprender profesionalmente, tener hijos (o no) y de pronto, hasta casarse.
Hay mucho por educar y re-habilitar en los masculinos y femeninos que se resisten a los cambios del siglo XXI. Y todas las que somos mamás de niños tenemos una labor importantísima y es criarlos con una visión respetuosa, amplia y moderna para que esos futuros hombres, sean mejores compañeros, dirigentes o empresarios. Y a las niñas hay que seguirlas empoderando, llenando de seguridad y abrirles más espacios para su desarrollo personal y profesional.
Solo así vamos a tener una sociedad en donde haya más equidad y menos competencia. Cuando nos podamos ver como diferentes y respetarnos por ser simplemente humanos, este mundo será mejor.
Así que a todas las berracas de esta patria: ¡Feliz día internacional de la MUJER!
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