La capital de la República presenta una aterradora realidad que merece nuestra atención y es que en un periodo de solo cinco meses fueron asesinadas 563 personas. Estas cifras, registradas entre septiembre de 2024 y enero de este año, no son solo estadísticas; representan familias que hoy enfrentan el dolor de una ausencia irreparable, proyectos de vida interrumpidos y comunidades marcadas por la violencia.
Estos datos son escabrosos y evidencian, además, que la sociedad está armada y puede acceder a estos medios de forma fácil y sin control. El análisis detallado muestra que, de esas 563 personas, 351 fueron víctimas de armas de fuego, 163 de armas blancas o cortopunzantes, 48 de objetos contundentes y una de algún elemento sin identificar.
Estos números retratan un panorama complejo que la administración del alcalde Carlos Fernando Galán enfrenta en medio de múltiples desafíos, algunos heredados, y nuevas dinámicas de inseguridad que requieren respuestas innovadoras.
La distribución geográfica de estos hechos revela patrones que merecen atención especial: Ciudad Bolívar encabeza la lista con 127 homicidios, seguida por Kennedy con 70 y Bosa con 47. Sin embargo, son diez localidades las que concentran el 84% de los casos de asesinato. Evidentemente, esto sugiere la necesidad de estrategias focalizadas que atiendan las particularidades de cada territorio, reconociendo que las causas de la violencia no son homogéneas.
La administración Galán tiene que convertir la seguridad en una prioridad de la agenda distrital, pues eso fue lo que se le prometió a Bogotá. La ciudadanía no puede ser víctima de delitos todo el tiempo, como si fueran paisaje. Las acciones deben ser concretas y diseñadas para abordar los factores estructurales que alimentan la violencia.
Los domingos y las horas nocturnas (noche y madrugada) aparecen como momentos críticos según los datos analizados. Esta información puede orientar la distribución de recursos y de fuerza pública, aunque sabemos que hacen falta uniformados. Además, la administración distrital tiene aquí una oportunidad para demostrar que la inteligencia y el análisis de datos pueden traducirse en estrategias más efectivas.
Los bogotanos de todas las localidades merecemos vivir sin miedo. Recientemente, fue publicado el Informe de Seguridad 2024 de Probogotá. En él se pone en evidencia que el año inmediatamente anterior se presentó la cifra de homicidios más alta en ocho años en la ciudad y éste fue el delito que más aumentó, reportando 1.204 casos. Ante esto, no hay más tiempo que perder y las acciones deben incorporarse con determinación.
Entendemos que hay desafíos que van más allá de local y que se requieren acciones articuladas con un gobierno nacional que infortunadamente no escucha y se caracteriza por privilegiar la ilegalidad.
Sin embargo, la administración Galán no puede caer en ese juego y tiene la oportunidad de demostrar que su enfoque técnico y su visión de ciudad pueden traducirse en soluciones efectivas para uno de los problemas que más afecta la calidad de vida de los bogotanos. Ya pasaron los meses de diagnósticos y de planificación; ahora los ciudadanos esperamos ver resultados concretos, especialmente en las zonas donde la violencia cobra más vidas. La seguridad es un derecho, pero no se está garantizando.
Andrés Barrios Bernal

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