Entre intensos debates y largas jornadas, concejales del Centro Democrático, partido al que pertenezco, logramos defender a los bogotanos de dos impuestos más. Desde el Concejo abogamos por la ciudadanía, por los empresarios y también por los comerciantes, muchos de ellos asfixiados por la situación económica actual.
Ustedes se preguntarán, si no es con impuestos, entonces, ¿cómo cumplir con las metas estipuladas? Desde el año pasado, entre los puntos programáticos de la bancada del Centro Democrático planteamos algunas propuestas, entre ellas: austeridad.
El Distrito tiene la obligación de establecer una estrategia para la racionalización del gasto y la eficiencia en la gestión de los recursos, además de reducir costos de publicidad y funcionamiento. Aplicando esta fórmula Bogotá podría salir de tanta “contratitis” heredada de la exalcaldesa Claudia López, cuyo gobierno pasó de tener 31.000 contratistas a 70.000 cuando dejó el cargo.
En cuanto a los dos impuestos que la alcaldía de Carlos Fernando Galán pretendía incluir en el Plan Distrital de Desarrollo, pero que a última hora decidió retirar, ante la falta de ambiente político, debo decir que siempre me opuse y así lo hice saber en el curso de todos los debates.
El bolsillo de la gente hoy lo agradece y aunque soy consciente que el Distrito presentará nuevamente estos proyectos a la Comisión de Hacienda del Concejo, a la cual pertenezco, seguiré dando los debates.
Sobre el impuesto al alumbrado público hago las siguientes precisiones. Se estaba jugando con la esperanza ciudadana de mayor seguridad para lograr más recursos. ¡Así no es! El Distrito nunca dio una argumentación clara sobre el porcentaje en el que disminuiría la delincuencia e inseguridad con la destinación de lo que se recaudara para modernizar el alumbrado en Bogotá. Aunque reconozco la teoría de las ventanas rotas, según la cual para prevenir el vandalismo hay que arreglar los problemas cuando estos aún son pequeños, no comparto que la forma hubiera sido afectando a los estratos que siempre pagan.
Además, el cambio de luminarias a tecnología LED inició en 2016 y a diciembre de 2023 Bogotá ya tenía cerca de 251.010 modernizadas, de las de 361.000 existentes. En ese sentido, el 70 por ciento de este cambio se logró sin cobro. Luego entonces, ¿por qué para el 30 por ciento que falta se requería este impuesto? Jamás se explicó con claridad.
Tampoco apoyé el tributo que se pretendía ponerse a los parqueaderos públicos, debido a su impacto sobre los usuarios del vehículo particular, que no necesariamente lo tienen por lujo. Muchos lo usan para trabajar y como sustento diario.
Por último, en cuanto a la sobretasa bomberil que sí fue aprobada, debo decir que también me opuse. Claro que quiero mejores condiciones para los bomberos, pero rechacé este tributo debido a que existe un manto de corrupción en esa entidad. Y volviendo a la “contratitis”, se debe saber que por cada tres contratistas hay un bombero.
El Distrito espera recaudar más de $226.212 millones al año con este tributo y desde ya anuncio que haré el respectivo control político para que los dineros sean realmente invertidos en lo que prometieron: robustecer las capacidades de la entidad, incluyendo la construcción de una nueva estación.