Colombia transita hacia la democracia

El 1 de mayo se convirtió en una jornada donde Colombia reflejó su esencia más vibrante y diversa. Cientos de miles salieron a las calles en una manifestación multitudinaria que reafirma la vitalidad de una nación deseosa de cambios sustanciales. Este día, marcado por la paz y la festividad, ha mostrado una cara de Colombia que, a pesar de la densa cortina de desinformación, reconoce la urgencia de no permanecer estática.Se diferencia enormemente con otras manifestaciones promovidas por sectores conservadores y de derecha, donde ha predominado un tono más violento. Mientras las calles se llenaron el 1 de Mayo de reivindicaciones por los derechos fundamentales como la salud, la educación y las pensiones. Mientras tanto el discurso de la oposición al gobierno nacional parece teñido por intereses que buscan más preservar el statu quo y sembrar temor ante cualquier propuesta de reforma. Esta bifurcación en el espíritu público revela la profunda división sobre cómo debe avanzar el país.

Esta coyuntura coyuntura de marchas y divergencias que se expresan en las calles refleja también la posibilidad de construir una democracia que no le teme al conflicto, sino que lo abraza a través de la discusión pública. No se trata de tener una sociedad homogénea con pensamiento único, el pluralismo y la diversidad son fundamentales para consolidar una democracia madura y moderna
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Este es un momento de transición crucial para el país, un periodo donde cada acción hacia el futuro está cargado de significado político y social. El papel de los medios de comunicación en este proceso es fundamental. Su responsabilidad radica en la promoción de una cultura del diálogo y la información veraz e imparcial. Si los medios caen en la tentación de tomar partido o renuncian al equilibrio la ciudadanía verá limitada su capacidad de comprender la diversidad de visiones que existen en este momento.

Las marchas recientes, por tanto, son el reflejo de una lucha más amplia en Colombia. Son el reflejo de una nación que, a pesar de las tensiones y diferencias, muestra un creciente interés con el debate público y la acción colectiva como medios para resolver sus conflictos y conquistar derechos. En este contexto de pluralismo democrático, el desafío será convertir estas expresiones de divergencia en pilares para una construcción común, asegurando que todos los sectores de la sociedad puedan tener voz y voto en la definición del futuro. A medida que Colombia camina por este sendero de debate, la esperanza reside en que la comprensión mutua y la tolerancia guíen al país hacia un futuro donde las diferencias no solo se toleren, sino que se celebren como fuentes de fuerza y renovación. El mayor cambio es construir un país verdaderamente democrático.

Juan Carlos Upegui