La segunda vuelta presidencial en Ecuador culminó con un resultado no exento de polémica. Daniel Noboa, joven empresario y actual mandatario, fue ratificado como presidente electo tras alcanzar cerca del 56% de los votos, según cifras oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE), superando en más de diez puntos a la candidata de Revolución Ciudadana, Luisa González, una joven abogada con postgrados y carrera política heredera del Correismo quien obtuvo el 44%. Sin embargo, el desenlace ha sido fuertemente cuestionado por la oposición correísta, que ha denunciado un supuesto fraude electoral y ha exigido el recuento de los votos.
Con el 90% de las actas escrutadas, el CNE declaró como irreversible la tendencia que favorece al binomio Noboa–Pinto, del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN). “Hoy es una jornada histórica, una victoria histórica de más de un millón de votos, que no deja duda de quién es el ganador”, declaró Noboa ante sus simpatizantes, en un discurso donde destacó el respaldo ciudadano a su proyecto de renovación política.
No obstante, la respuesta del correísmo fue inmediata y enérgica. Luisa González, heredera política del expresidente Rafael Correa, desconoció los resultados y denunció un supuesto “fraude grotesco”. “Me niego a creer que exista un pueblo que prefiera la mentira antes que la verdad. Vamos a pedir el reconteo y que se abran las urnas”, dijo desde Quito, rodeada de militantes del movimiento Revolución Ciudadana.
González aseguró que su candidatura lideraba en “once encuestas”, incluyendo algunas que, según ella, provenían de sectores afines al oficialismo. También citó discrepancias en los sondeos a boca de urna, uno de los cuales proyectaba su victoria y otro apuntaba a un resultado más estrecho, con Noboa a la cabeza por menos de cuatro puntos.
En una declaración con tintes de confrontación política, la excandidata aseguró que “Ecuador está viviendo una dictadura” y denunció que el país atraviesa “el fraude electoral más grotesco de su historia”. Pese a la gravedad de las acusaciones, hasta el momento no ha presentado evidencia concreta que sustente sus denuncias ante las autoridades electorales o la comunidad internacional.
La narrativa del fraude, en ausencia de pruebas sólidas, podría representar un intento de reposicionamiento del correísmo en el escenario político nacional. Si bien el movimiento de Rafael Correa ha mostrado capacidad de movilización y presencia territorial, esta nueva derrota electoral representa un golpe estratégico, especialmente ante una figura como Noboa, que ha logrado captar el voto joven y urbano.
El CNE, por su parte, se enfrenta al desafío de garantizar la transparencia del proceso y preservar la legitimidad institucional frente a una crisis de confianza. Observadores internacionales aún no han emitido pronunciamientos definitivos, pero la comunidad internacional seguirá con atención los próximos pasos de la oposición y la respuesta del sistema electoral.
Más allá de la coyuntura inmediata, la elección de Noboa y la reacción de González abren interrogantes sobre la gobernabilidad futura, el papel de la oposición correísta y la solidez democrática en un país marcado por la polarización y la desconfianza.
Ganó la juventud neoliberal ecuatoriana, y se queda en la oposición el legado de Correa.. Así las cosas, otra mujer casi alcanza la presidencia y queda cuestionada la gobernabilidad del nuevo mandatario.
¿Qué viene para Ecuador tras la victoria de Noboa?
La confirmación de Daniel Noboa como presidente electo plantea importantes interrogantes sobre la gobernabilidad del país y el rumbo que tomará su administración en un entorno político profundamente polarizado. Su triunfo, aunque contundente en las urnas, se produce en un contexto de tensión institucional y desconfianza, que podría condicionar su margen de maniobra desde el inicio de su mandato.
¿Que pasará con Ecuador? La gobernabilidad en un Parlamento fragmentado
Uno de los principales retos para Noboa será consolidar una mayoría legislativa que le permita avanzar en sus propuestas. El Parlamento ecuatoriano continúa fragmentado, y Revolución Ciudadana —la principal fuerza opositora— ha dejado claro que no adoptará una posición pasiva tras la derrota. La posibilidad de una oposición activa, movilizada en las calles y con un discurso de ilegitimidad, podría dificultar las reformas estructurales o iniciativas impopulares que requiera el Ejecutivo.
La narrativa del fraude podría derivar en manifestaciones, demandas legales o incluso llamados a una Asamblea Constituyente, una estrategia que ha sido utilizada anteriormente por movimientos populistas en la región. En este sentido, la estabilidad institucional dependerá en buena medida de la capacidad del nuevo gobierno para dialogar, generar consensos y evitar una escalada de confrontación con el correísmo.
¿Cómo conducir al Ecuador?: un giro hacia el pragmatismo
En el plano internacional, la elección de Noboa representa un cambio generacional y discursivo en la política ecuatoriana. A diferencia del discurso antiimperialista de la Revolución Ciudadana, Noboa ha mantenido una línea más técnica y pragmática, enfocada en la inversión extranjera, la reactivación económica y la seguridad. Esto podría traducirse en un acercamiento con gobiernos liberales y alianzas estratégicas con Estados Unidos, Colombia y países del bloque del Pacífico.
También se espera una política exterior más activa en temas de seguridad regional, especialmente en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional, dos flagelos que han golpeado duramente al Ecuador en los últimos años.
¿Que se espera para Ecuador? oportunidad o riesgo
La victoria de Noboa abre una ventana de oportunidad para el país, pero también presenta riesgos si no se gestiona adecuadamente la crisis de legitimidad que plantea la oposición. En un escenario ideal, el nuevo presidente podría canalizar el respaldo electoral para impulsar una agenda de modernización institucional y cohesión social. Sin embargo, si la polarización se profundiza, Ecuador podría enfrentar una nueva etapa de inestabilidad política que ponga en jaque tanto la gobernabilidad como la democracia.
Esperamos que la oposición construya un bloque modelo que recoja la necesidad de gobernar por las oportunidades de las y los ecuatorianos, ganando la pelea a esta supuesta renovación, pero de pensamiento tradicional y de derecha.
A Luisa González nuestra sororidad y empatía, hermana ecuatoriana acá celebramos tu lucha y te acompañamos en ella, que proceda toda investigación por qué lo que para ellos es cuestionar la gobernabilidad para nosotros es Justicia.
Una siempre debe pelear por las causas justas.

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