Cantidades de estudiantes en las universidades norteamericanas y en otros lugares del planeta han protestado, violentamente muchas veces, contra la llamada “ocupación” israelí y la intervención militar de Israel en Gaza. Se creería que estas personas están defendiendo algún derecho importante, por ejemplo, el derecho de los palestinos a una nación, o su derecho a vivir en democracia. Sin embargo, si les preguntamos si saben que desde 1948 Gaza y Margen Occidental fueron regiones de Egipto y Jordania respectivamente, liberadas por Israel en 1967, no tienen ni idea. Tampoco saben que en 1948 se reconocieron los países de Líbano, Iraq, Siria y Jordania, además de Israel. No tienen ni idea que el 80% de la geografía que aspiraba Israel fue entregada al rey Hachemita, hoy Jordania, en donde el 70% de la población es palestina. La ignorancia sobre el complejo conflicto del Medio Oriente es generalizada.
La pregunta obligada es: ¿Si estas personas no conocen la realidad del Medio Oriente – la mayoría ni siquiera ha visitado la región –, ¿qué hacen protestando? ¿Por qué nunca han protestado por las masacres en Siria, ni por aquellas en Somalia, o las más recientes en Sudán, ni a favor de los kurdos perseguidos por los turcos hace muchos años? ¿Por qué no protestan ni una sola vez por las atrocidades de Hamás el 7 de octubre, cuando durante horas, miles de terroristas entraron a un territorio pacífico, acuchillaron en el vientre a mujeres embarazadas luego de violarlas, mutilaron sus senos, amarraron niños para quemarlos vivos, mataron a más de 1200 jóvenes que bailaban y cantaban en un concierto, y secuestraron a 251, muchos ya fallecidos, incluyendo dos bebés?
Son rápidos para cantar “del río hasta el mar…” pero cuándo les preguntamos cuál mar y cuál río, se quedan mirando lejos. Cuando les preguntamos porqué los palestinos no aceptaron la partición de 1948, o les hablamos de las doce veces que Israel aceptó la paz propuesta por otros países, pero los palestinos las rechazaron, no tienen la más remota idea a lo que nos referimos. ¿Entonces, por qué protestan?
En realidad, el espíritu que les embarga a estos protestantes es el mismo que les embargó a quienes asesinaron a 12 mil judíos en Alemania en 1096 por no querer convertirse al cristianismo. El mismo espíritu que asesinó a 3000 judíos en Berlín en 1510 por rehusar ser bautizados.
Es el mismo espíritu del rey Eduardo que en 1290 expulsó a los judíos de Inglaterra y les confiscó todos los bienes. El mismo espíritu que los expulsó de Francia en 1394, de Hungría entre 1360, de Austria en 1421, de regiones de Alemania en los siglos XIV y XVI, de Lituania en 1495, de España en 1492, de Portugal en 1497, y de Bohemia y Moravia en 1744. Con ese espíritu, ucranianos liderados por Chmielnitzki en el año 1648 mataron a 100,000 judíos. Muchos fueron enterrados vivos. Se conocen historias de casos en que les sacaban los hijos a las mujeres embarazadas y los lanzaban al vació frente a sus ojos. Tal como hizo Hamás el 7 de octubre.
En el mismo espíritu de Adolf Hitler, cuyo régimen en la Segunda Guerra Mundial, mató a seis millones de judíos en campos de concentración.
No se engañen, las protestas de hoy, así como las masacres de hoy y de antes, no tienen nada que ver con palestina, ni con los derechos de nadie.
Estas obedecen a una sola cosa, al odio más antiguo del mundo: el odio a los judíos.

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