El presidente Petro posteó en X: “Como decían en EE. UU.: ¡es el agua, estúpido!”, en defensa del proyecto de Resolución Ambiental para la Sabana de Bogotá promovida por la renunciada MinAmbiente y candidata Susana Muhamad, mediante la cual se adoptan parámetros ambientales y una serie de órdenes a las autoridades regionales iniciar la recuperación del agua, restaurar ecosistemas estratégicos y priorizar el reúso para contener la crisis hídrica que seguirá agravándose si no se toman medidas estructurales inmediatas, lo cual no es una opción, debe ser una obligación que dejó de cumplirse hace 30 años.
El conflicto entre el Gobierno de Gustavo Petro y la Alcaldía de Bogotá, liderada por Carlos Fernando Galán, se intensificó tras conocerse que dicha resolución pondría en riesgo proyectos estratégicos para la ciudad, como las líneas 1, 2 y Patiotaller del Metro, ALO, Calle 80, Aeropuerto el Dorado, Av. Suba-Cota, Cable a la Calera, Regiotram de Occidente, Troncal Calle 13, Corredor Cra. 7ª, petar Canoas, Autopista Norte, entre otras, incluyendo 600.000 personas quienes habitan 138 barrios que pasarían a ser humedales.
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Galán manifiesta que dicha norma fue impuesta, más no coordinada: “La ley no es una opción. La Constitución no es una opción. Esto representa un nuevo ataque del Gobierno Nacional a la autonomía local”, como lo establece la Ley y la jurisprudencia, en lo cual le asiste la razón, toda vez que la Corte Constitucional ha venido señalando para estos casos que debe adoptarse una hoja de ruta Nación–Territorio que materialice los principios constitucionales de coordinación y concurrencia para resolver conflictos de competencia entre el sector central y las entidades territoriales encargadas del ordenamiento del suelo.
El Presidente, por su parte, defendió la resolución y encausó el debata hacia la protección de fuentes hídricas y uso de aguas lluvias, descartando la propuesta del alcalde de construir un nuevo Chingaza. Petro elevó el tono de la discusión responsabilizando la minería, la deforestación en las cuencas de los ríos Bogotá y Neusa y, a renglón seguido, se lanzó contra Camacol increpándole que no puede seguir pavimentando la sabana de Bogotá porque dejaría sin agua a 9 millones de habitantes: “Por primera vez, deben entender que la Vida está primero que la codicia”, manifestó.
Por otro lado, Galán salió a defender su gestión sin demostrar que su administración tiene logros reales para garantizar la seguridad hídrica de la ciudad, como proyectos de aguas subterráneas, restauración de cuencas y la protección de fuentes. Pero se consuela con atribuirle la responsabilidad del racionamiento de agua en Bogotá a la gestión de Petro como alcalde, cuando este descartó el proyecto Chingaza 2 sin presentar alternativas.
Todo lo anterior nos vuelve a colocar en la controversia política de lo corrido de este siglo, la incansable pelea que estamos padeciendo entre la derecha desarrollista y la izquierda activista, es decir, entre el alcalde Galán Vs. Susana Muhamad quien le está madrugando a su futura candidatura por la alcaldía de Bogotá a nombre del Petrismo. El debate electoral está servido, en una ciudad que le dio el triunfo a Petro con 7 de cada 10 votos en las elecciones presidenciales de 2022, ondeando la bandera progresista ambiental, derrotando el desarrollismo de Peñalosa y la derecha del extinto ingeniero constructor Rodolfo Hernández.
Nos preguntamos si este capítulo controversial proviene del Proyecto de Resolución de Muhamad, o será que ¡es la campaña de Muhamad, estúpido!

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