Ganó la mafia y el todo vale, perdió la decencia

El pasado domingo se llevaron a cabo nuevas elecciones en Colombia, en las cuales se eligieron gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, entre otros, para los próximos cuatro años.

Un análisis general de los resultados nos indica que el país retrocedió en sus esfuerzos por profundizar la democracia y que se consolidaron los poderes regionales anclados en la política tradicional y en los clanes políticos.

En el Atlántico continúa la hegemonía absoluta de los Char, en Boyacá y en Cundinamarca continúa el dominio absoluto de Amaya y Rey; en el Valle del Cauca llegó a gobernar la poderosa Dilian Francisca Toro.

En el Cesar sigue el poder indiscutible de los Gnecco, pues la gobernadora electa, acusada por la Fiscalía por hechos de corrupción, es subordinada de este clan familiar. En Sucre, el exrepresentante a la cámara Yahir Acuña se convirtió en el Alcalde de Sincelejo, aun cuando enfrenta varios procesos en la Corte Suprema por presuntos nexos con el paramilitarismo y corrupción.

En estas y otras regiones se impusieron aquellos que viven del todo vale, de los atajos, del abuso de poder y de su uso para el favorecimiento de intereses particulares. No importan las investigaciones, denuncias por corrupción o procesos penales que se les ha abierto a estos poderosos y sus familias, ni importa que sean conocidas sus prácticas para corromper los procesos electorales, al final se impuso su poder y ganaron las elecciones.   

Según la Fundación Pares[1] en estas elecciones fueron elegidas para Alcaldías, Gobernaciones, Asambleas y Concejos 18 personas asociadas con presuntos hechos de corrupción, 19 herederos de clanes políticos, 13 personas con investigaciones judiciales, 11 con investigaciones disciplinarias, 4 con presuntos nexos con grupos armados y 3 herederos de la parapolítica. El panorama es muy complicado.

En Bogotá perdieron las fuerzas progresistas y las apuestas políticas alternativas al establecimiento político en la ciudad. La Alcaldía de Bogotá la ganó de forma contundente Galán, que contará en el Concejo con el apoyo de todos los partidos tradicionales que se consolidaron en estas elecciones a fuerza de maquinaria política.

El Partido Alianza Verde no es ajeno a esta situación. Fuimos castigados aquellos que defendimos los principios y la coherencia dentro del Partido y que fuimos una voz crítica al mal gobierno de Claudia López. Y ganaron aquellos que se plegaron ciegamente al proyecto de Claudia López y que fueron apoyados por su maquinaria y la del también electo Carlos Amaya.

Con estos resultados en Bogotá las voces independientes y el control político al poder establecido en la ciudad quedarán debilitados. Esto es sin duda un golpe contundente a la democracia deliberativa en Bogotá.

Quedará apenas un pequeño reducto de concejales que se opondrán con argumentos e ideas a un modelo de ciudad posiblemente orientado a cuidar los intereses de los grandes capitales y a descuidar los recursos vitales y la vida.

El panorama en la ciudad y en el país es muy complejo. El Gobierno del Cambio y las fuerzas progresistas deben esforzarse por consolidar sus apuestas sociales para no dejar de legado el regreso de una derecha antidemocrática al poder.

Nosotros seguiremos en pie de lucha. Esta piedra no será el fin de nuestro camino. No desfalleceremos en nuestro esfuerzo por profundizar la democracia y construir una forma de hacer política de forma digna.

Diego Cancino


[1] 30 candidatos cuestionados fueron elegidos para cargos de elección popular: PARES (caracol.com.co)