La Hiper Bogotá

Si bien los países agrupan las ciudades y orientan temas esenciales para los territorios; se ha llegado a un relativo consenso entre urbanistas y expertos en torno a la relevancia de las ciudades y regiones, esto último se debe a muchas razones, entre las que se encuentran la capacidad de atención y solución de problemas locales, la generación de oportunidades y riqueza, la capacidad de reacción y adaptación a dificultades de manera más inmediata (frente a los países), la capacidad de conectarse y atender las nuevas tendencias de los sectores productivos, la ejecución de extraordinarios proyectos urbanos en diferente escala, la generación servicios especializados a partir de la conectividad e innovación, la búsqueda y concreción de mejores condiciones de vida para sus habitantes mediante el acceso a servicios públicos de calidad, salud, bienestar, transporte y educación entre muchos otros, todo esto, con una noción más consciente del desarrollo sostenible y la ineludible apropiación y participación de las personas.

El posicionamiento de la ciudad como instrumento de organización de las comunidades parece irreversible, de hecho, cada día más personas viven en ciudades, para el caso de Colombia, el DANE sostiene que solo el 22,9% de la población vive en sectores rurales; el caso de Bogotá es más drástico, pues menos del 1% de las personas viven en su ruralidad.

En términos de ciudades, Bogotá es relevante, es la ciudad 39 del mundo en términos de población y la numero 9 en términos de densidad poblacional, es decir, está dentro de las 10 ciudades más densamente pobladas del mundo, En Bogotá, el 99% de la población vive en el 26% de suelo urbano, mientras que el 0.09% vive en el 74% de suelo rural; en términos comparativos, Bogotá es poblacionalmente más densa que Tokio, Barcelona, Buenos Aires, más que Londres y Estambul, mucho más que Nueva York, más que Ciudad de México, que Sao Paulo, más que Lima y que casi todas las ciudades del mundo; en términos de densidad solo estamos por debajo de Mumbai, Kolkata y otras ciudades de Asía y África, y por supuesto, somos más densos que las ciudades de Europa que se reconocen como referentes en términos de calidad de vida.

Esa densidad presenta grandes oportunidades en términos de control de la expansión, eficiencia energética y concreción de centralidades, sin embargo, también se puede convertir en una pesadilla para sus habitantes en términos de desplazamientos, incremento del valor del suelo y las viviendas, aumento de la informalidad, tugurización de sectores y dificultades en la implementación de transformaciones urbanas eficientes.

En Bogotá se han ido acentuando esas dificultades, el transporte público agobia a sus usuarios, existe un déficit de vivienda digna, las personas han optado por salir de Bogotá buscando mejores y más accesibles condiciones de vida, pero una inmensa mayoría sigue trabajando en Bogotá agudizando las dificultades de movilidad, en una gran cantidad de sectores especialmente periféricos, se siguen densificando los asentamientos informales con deficientes condiciones de habitabilidad.

Lo preocupante es que no parece existir ninguna estrategia eficiente para transformar esas condiciones, según la Secretaria de Planeación, la demanda de viviendas para los próximos años está entre las 770 mil y 926 mil (2019 – 2031), y la estrategia actual para atender esa demanda consiste básicamente en densificar más la ciudad; repitiendo una y mil veces las ventajes de las ciudades densas, pero perdiendo de vista que Bogotá ya es una ciudad hiperdensa. De hecho, a pesar de las opiniones radicalmente distintas, La Ciudad se podría expandir sin poner en riesgo la sostenibilidad ambiental, protegiendo los suelos y las fuentes hídricas y sobre todo, pensando en primer lugar en el bienestar y calidad de vida de su población.

A pesar, y como consecuencia de lo anterior, Bogotá sigue teniendo unas cifras de crecimiento, desarrollo y recaudo sorprendentes; eso permite a los Gobiernos de turno, idear, formular, y financiar grandes proyectos, ojalá para este año electoral con una segunda vuelta a la Alcaldía casi asegurada, llegue un Gobierno que entienda las necesidades de la ciudad, que sea legitimado por una amplia mayoría y que logre deponer los egos, dando continuidad a lo que funciona y tomando las decisiones responsables frente a lo que no funciona.

 

Diego Ríos Barrero