La Ley Estatutaria de Educación fue una de las iniciativas más trascendentales que se discutió en la Cámara de Representantes. Una Ley de suma necesidad para el país que garantice a todos los colombianos, especialmente a aquellos más vulnerables, el goce de la educación en todas las etapas de la vida en su calidad de derecho fundamental.
Pero mientras que en la Cámara los 187 congresistas que la componemos logramos llegar a consensos, poniendo siempre como prioridad la noción de que la educación como derecho fundamental significa que no puede estar puesta al beneficio de unos pocos, en la Comisión Primera de Senado un grupo reducido de senadores de oposición tergiversaron el texto que habíamos aprobado en Plenaria de Cámara, pasando por encima de la deliberación democrática que se había realizado en la Cámara de Representantes, donde se dio un ejemplo de debate entre Congreso, Gobierno y sociedad civil.
Fue tal la manera de trastocar lo acordado que se vio el magisterio obligado a convocar un paro rechazando de forma tajante el Proyecto de Ley Estatutaria si quedaba aprobado como lo proponía la oposición en el Senado. Y los motivos para un rechazo tan férreo son claros, porque se pasó de una ley donde se dejaba claro el carácter de la educación como derecho garantizado por el Estado a uno donde se cumplía el sueño que siempre ha tenido el Centro Democrático de que esta sea, ante todo, un negocio.
A esto se suma el irrespeto que se estaba teniendo con el SENA, agrupándolo bajo la figura de “educación terciaria” con instituciones que no están ni cerca de tener la trayectoria e importancia que ha tenido esta institución para el país, desconociendo además su naturaleza al ser una entidad que no está ni siquiera adscrita al Ministerio de Educación sino al Ministerio de Trabajo.
Por estas y muchas razones más FECODE organizó a los maestros del país, de todos los territorios, para dejar claro a los senadores que con la educación de las y los colombianos no se juega. Una vez quedó clara la efectividad que tiene la movilización popular para ejercer presión, los congresistas del Centro Democrático y la oposición creyeron que podían hacer sus jugaditas en puerta cerrada sin contar con que hay una ciudadanía y unas organizaciones sindicales siempre atentas y puestas para defender sus derechos.
Es momento de generar nuevos consensos, de que en conjunto con FECODE y con el Gobierno Nacional repitamos ese trabajo abiertamente democrático que se realizó en la Cámara de Representantes y así cumplir con la deuda histórica que se tiene con la educación en Colombia.