Conocer los rostros de quienes en las marchas estudiantiles en Colombia provocan desmanes, es algo que difícilmente se podrá lograr. Es posible que primero nos enteremos sobre cómo y quienes planearon los asesinatos de Jorge Eliecer Gaitán y Álvaro Gómez.
Pero suponiendo que algún día se logre identificar a las personas que fomentan desordenes en medio de las protestas, destruyendo lo que encuentran a su paso y enfrentándose a la policía, ¿soluciona esto las fallas en la educación superior en Colombia?
No entiendo cuál es el afán de parte de los medios de comunicación y del mismo Gobierno Nacional, de desviar la atención de la opinión pública, concentrando el hecho en los desórdenes que se generan tras la presencia de algunos desadaptados que con toda seguridad hacen parte del movimiento estudiantil, pero que por su manera de pensar y ver los problemas de la sociedad, desarrollaron una ideología fundamentalista y creen que la mejor manera de demostrar su inconformismo con el Estado, es destruir lo que encuentran a su paso.
Es cierto que el problema es delicado, no lo voy a negar, como tampoco puedo desconocer la presencia de grupos de adoctrinamiento en las universidades públicas de parte de las guerrillas. Esto es algo que desde décadas atrás ocurre en Colombia. Lo propio hicieron las AUC con las universidades del Atlántico en Barranquilla, la de Córdoba en Montería y la del Magdalena en Santa Marta, lo que quiere decir que este es un tema que no tiene ideología exclusiva, y además, de orden público, donde la inteligencia del Estado no ha servido para detectar y perseguir a quienes desde la ilegalidad infiltran los centros académicos de educación superior de carácter oficial.
Sin embargo, hay que reconocer que así se logre descubrir cuáles son los jóvenes que causan desmanes en las manifestaciones estudiantiles, las fallas en la educación superior van a continuar a la orden del día, y si no se le presta atención a tiempo, la inconformidad de los universitarios que deben cancelar matriculas costosísimas en una universidad privada, sumada a quienes desde las universidades públicas se quejan por la mala calidad de las instalaciones y la poca inversión que hace el Estado en la modernización de estas, más, los que no logran acceder por la falta de cupos, va a crecer al punto en que si el presidente de la república y su ministra de Educación no le prestan atención, no lo van a poder controlar.
Es por esto que es tan importante que el presidente de la república se reúna con los estudiantes, junto a su ministra de Educación, para que se pueda informar de cuerpo presente sobre las dudas e inconformidades de los estudiantes universitarios y discutan sobre las posibles soluciones, estableciendo plazos prudentes para que estas se puedan cumplir.
No por el hecho de que se presenten desmanes en las marchas por unos cuantos desadaptados, se puede descalificar las justas peticiones de los miles de estudiantes, que desesperados gritan para que se aborde el problema de las fallas en la educación superior, con la seriedad que se requiere.
Twitter: @sevillanoscar