Medellín ha sido un laboratorio de paz urbana para todo el país durante las últimas tres décadas, y por eso no puede ser esquiva al sueño de la paz total. La ciudad ha sido golpeada por varios ciclos de guerra urbana, un conflicto que se ha expresado con mayor fuerza en las comunas con la presencia de combos y estructuras sucesoras del paramilitarismo que ejercen control social y territorial.
El momento actual nos da la oportunidad de dialogar con las estructuras armadas y lograr que la juventud involucrada en el conflicto armado urbano tenga alternativas de vida digna en el territorio, con oportunidades educativas y laborales. También nos da la oportunidad de articular acciones interinstitucionales para gestionar la paz y la implementación de lo acordado de manera coordinada desde los diferentes niveles de gobierno (local, departamental y nacional).
350 bandas y 17 estructuras criminales (entre las que se encuentra La Oficina, Los Pachelly, Los Pesebreros, La Terraza, La Agonía, Los Triana, 12 de Octubre y Los Mesa), han manifestado la voluntad de sentarse a buscar una salida negociada al conflicto, lo que dejaría un aproximado de 12 mil personas desmovilizadas, en un proceso que involucra actores armados en municipios como La Estrella, Sabaneta, Envigado, Itagüí y Bello. Esta iniciativa comenzó cuando se aprobó la Ley 2272 o “Ley de paz total” que tiene como uno de sus pilares el sometimiento a la justicia de las estructuras criminales de alto impacto en el país.
Construir la paz urbana en la territorialidad de Medellín sería un hito histórico, ya que la ciudad concentra aproximadamente el 45 % de las estructuras armadas de crimen organizado en el país. Se necesitan programas que vayan más allá de la dejación de armas o de la firma de un acuerdo, para no repetir experiencias anteriores donde la ciudad ha tenido que asumir sola, en gran medida, los procesos de desmovilización y reinserción.
Desde nuestra curul lucharemos por hacer realidad el sueño de la paz total, con Medellín como un referente para sacar adelante procesos de diálogo y de salida negociada al conflicto urbano. Hay que aprovechar la experiencia acumulada en procesos anteriores como el de la desmovilización de las estructuras armadas agrupadas en las Milicias Populares de Medellín (MPM) en 1994, la del 2003 con el Cacique Nutibara y en el 2006 con el Bloque Héroes de Granada, estos dos últimos pertenecientes a las AUC.
Medellín actualmente vive una dinámica criminal mucho más grande y compleja, pues las estructuras criminales con presencia en el territorio tienen impacto y presencia en otras regiones e incluso por fuera del país, “debido a su permanencia en el tiempo, al tamaño de sus rentas ilegales y la experiencia acumulada en negocios ilícitos” (PARES, 2023). El desafío de la paz urbana en el marco de la política de paz total es un tema histórico que va a definir los cambios con los que ha soñado gran parte de la ciudadanía, especialmente la juventud que ha sido carne de cañón, víctima y victimaria en guerras recicladas.