No se puede decir tácitamente a quien le fue mal o a quien le fue bien en el pasado 27 de octubre, por la sencilla razón de que en la jornada electoral, Colombia hizo cinco elecciones (alcaldes, gobernadores, concejales, asambleas departamentales y juntas administradoras locales).
Se puede decir que el Centro Democrático perdió la alcaldía de Medellín, pero no que le fue mal en Medellín, porque obtiene la mayoría de concejales. Puede ser que la Colombia Humana, movimiento de Gustavo Petro haya perdido en Bogotá con Hollman Morris, pero creció en número de cabildantes en la capital del país.
Así mismo ocurrió con el resto de movimientos y partidos políticos en el país, por un lado pierden es cierto, pero por otro ganan, lo que hace muy difícil asegurar que a determinado grupo le fue bien o mal, cuando no estamos calificando las elecciones teniendo el mismo común denominador.
Lo que si es cierto y comparto, es que en la pasada cita electoral, los colombianos enviaron un mensaje a los políticos colombianos, especialmente a los del Centro Democrático y a los seguidores de Gustavo Petro, de no querer más polarización y que se saque al país de esa pelea entre dos extremos.
No en vano la votación de Carlos Fernando Galán en Bogotá y el triunfo de Claudia López, quien a tiempo entendió el mensaje y dejó la peleadera y el tono agresivo que venía utilizando para referirse a sus competidores.
Es cierto que en algunos casos se esperaba más, como con el Centro Democrático por ejemplo, quien por ser partido de Gobierno, pudo lograr mayores resultados, sin embargo no fue así, y esto sucedió por las peleas internas que existen entre sus miembros, que difícilmente se ponen de acuerdo y requieren la orden tajante de su jefe (Álvaro Uribe), para disciplinarse.
Perdiendo o ganando, solo queda una sola misión para alcaldes y gobernadores y es gobernar y para los concejales, diputados y ediles, hacer un buen control político. En ambos casos se deben demostrar resultados palpables que les permitan a los colombianos superar la desconfianza hacia las instituciones públicas.