Petro se merece el Nobel de Paz

No entiendo porque les extraña o les sorprende que a alguien se le haya ocurrido nominar a Gustavo Petro a Nobel de Paz, si este galardón o reconocimiento se hace a las personas que tienen anhelo y voluntad de buscar la reconciliación que ofrece el entendimiento entre las partes en conflicto para de esta manera lograr un mundo mejor.

Sin importar la difícil personalidad que caracteriza a Petro y su afán por hacer imposible los procesos, no se puede negar que no solo es un hombre que viene de la paz, sino que desde hace mucho la tomó como una motivación en su lucha política, y es claro que seguirá siendo su ideal aún después de que termine su período como presidente de Colombia, no importa si los resultados de su gestión como primer mandatario gustaron o no a una mayoría.

A quienes les pareció un mal chiste su nominación, alguien debería enseñarles que la búsqueda de la paz es un camino que implica despojarse de las ganas de obtener aplausos porque este es el camino más impopular para cualquier líder político, porque al primer tras pies que se presente, no pararán en lloverle críticas de los sectores opuestos quienes no dudarán en aprovechar el momento para hostigar y tratar de desbaratar lo poco que le quede de buena imagen.

Toda persona que busque la paz será objeto de burlas, y es normal que esto ocurra, mucho más si se trata de un país como Colombia, que, aun padeciendo los horrores de la guerra, se atrevió a decirle No a la paz, y que de ñapa eligió a un presidente que representaba el ideal político contrario a lo que significa este deseo.

No me extraña que Gustavo Petro sea visto con buenos ojos por una buena parte de la comunidad internacional, al fin de cuentas es el único líder político que supo entender que de nada sirve desarmar a un eslabón de la cadena de violencia cuando el resto de grupos armados van a seguir actuando en la ilegalidad haciendo males. Es por eso que el concepto de Paz Total es lo ideal, seguramente estaremos en desacuerdo en el cómo, y es ahí donde creo que el primer mandatario se equivoca porque no es dándole el estatus de beligerancia a las disidencias la mejor manera de lograrlo. En este caso es claro que se requiere un sometimiento a la justicia y lo mismo en el caso del Clan del Golfo.

Si Petro llegase a obtener el Nobel de Paz, personalmente estaré de acuerdo porque repito, este reconocimiento no es para aquel que convierta el infierno en un paraíso, el único que logra este fin es Dios. Este premio es para aquel que entiende lo que significa trabajar por la reconciliación, se despoja de su idea de buscar aplausos y alabanzas y persiste en su propósito, aun con toda la lluvia de críticas que le pueden llover.

Podré estar en desacuerdo con muchas de las formas en que Gustavo Petro gobierna; podré criticarlo por su capacidad para convertir en imposible un proceso sencillo, pero le reconozco su lucha por buscar la paz de un país influenciado por las pasiones desenfrenadas de una élite política perversa y malsana, heredera de una clase pudiente que recibió con aplausos a Bolívar cuando entró triunfante a la Bogotá de aquellos tiempos, la misma clase pudiente que meses atrás había felicitado a Pablo Murillo por haber retomado el control de la Nueva Granada con base en masacres y asesinatos.

Si Gustavo Petro se convierte en el segundo colombiano en obtener un Nobel de Paz, estaré en total acuerdo, porque se lo merece.

@sevillanojarami

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