Petro y los empresarios

Es evidente la desconfianza que existe entre el Gobierno del presidente Gustavo Petro y el sector empresarial, como también es evidente que el primer mandatario ha contribuido bastante para que la distancia entre las dos partes aumente.

Por el bien del país y del mismo Gobierno ha llegado la hora de que el presidente cambie de actitud, porque de continuar así, será muy difícil que se apruebe una reforma laboral que debe ser acordada con todos los sectores y no únicamente con los sindicatos.

Para esto, lo primero que debe hacer el Gobierno Nacional es invitar al sector empresarial a un diálogo respetuoso y amable, y con esto no se pretende que Gustavo Petro se convierta en el nuevo mejor amigo del sector privado, pero sí de que se inicie una conversación que permita reducir las prevenciones que con justa razón existen de parte de este sector hacia el primer mandatario.

Las cifras del DANE revelaron que el Producto Interno Bruto colombiano avanzó únicamente un 0,3% anual en el segundo trimestre de este año, una reducción notoria frente al 3% del primer período, lo que debería indicar al Gobierno Nacional que algo anda mal y que debe corregirse a tiempo.

Es aquí donde es necesario escuchar al sector privado sí en realidad se quiere generar un aumento considerable en la tasa de empleo; que se reduzca la informalidad y por que no, mejorar también las condiciones laborales de miles de personas, una petición más que justa para los trabajadores de los estratos 1 y 2 especialmente.

En esta discusión el sector empresarial tiene mucho que aportar, pero se requiere que desde el Gobierno Nacional se muestre disposición para un acuerdo que quede plasmado en el papel, evitando que esos diálogos terminen por convertirse en una conversación de sordos, tal como sucedió en las reuniones que se citaron para redactar el texto de la reforma a la salud.

No se si será posible que en el corto plazo el primer mandatario entienda que en la economía de un país la empresa privada juega un papel fundamental; que por tanto no se le puede ignorar ni tratarla como si fuese un invitado al que se sienta en la mesa del rincón en medio de una gran fiesta.

Pero de lo que sí puedo estar seguro es que sí el Gobierno no hace lo necesario por crear escenarios donde exista un mínimo de confianza, quienes pagarán los platos rotos son los colombianos de los estratos 1,2 y 3 que pueden perder sus empleos por una posible recesión económica que puedo evitarse.

@sevillanoscar

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