México sorprendió en las elecciones llevadas a cabo el pasado 3 de junio. Por primera vez en la historia del país, una mujer ocupará la presidencia. Se trata de Claudia Sheinbaum, una líder progresista que representa la continuidad de las políticas implementadas por Andrés Manuel López Obrador. Este último ganó la presidencia seis años atrás con un proyecto de izquierda denominado la “Cuarta Transformación” el cual logró importantes avances que hoy sitúan a su pupila como mandataria en el país.
Para entender la victoria del progresismo en México se hace necesario revisar tres aspectos claves del proyecto político iniciado por AMLO y que ahora estará en cabeza de Sheinbaum: la conexión, la comunicación y la proyección.
La conexión con el pueblo: AMLO se esmeró en su larga trayectoria política por aprovechar cada oportunidad para generar cercanía con el pueblo, en los años 70 como director del centro indigenista, un trabajo constante con las comunidades históricamente relegadas y pobres, encabezando numerosos movimientos de protesta junto a campesinos, indígenas, trabajadores y militantes. AMLO se destacó en su gobierno por tener eventos en los territorios, por hacer acciones concretas, por mostrarse siempre como un gobernante puesto a escuchar a su gente.
La Comunicación: en México, así como en Colombia, el aparato comunicacional ha estado siempre en contra del proyecto político. Pero AMLO sobresalió por ser ante todo un gran comunicador, durante su gobierno llevó a cabo un espacio de conferencias denominado “Marañas” enfocado en dejar claras sus ideas, denunciando todo tipo de campañas en su nombre, medio en el que siempre hizo parte al pueblo, escuchó las necesidades y posturas sociales, siendo su referente político el famoso Benito Juárez.
La proyección: la idea de la “Cuarta Transformación” está muy ligada a la historia sociopolítica de México, donde siempre se ha hablado de tres transformaciones o momentos de inflexión. La primera con la independencia, la segunda con la presidencia de Benito Juárez y la tercera, hacia inicios de siglo XX, con el Porfiriato. AMLO supo comunicar de forma efectiva que su proyecto político consistía en la “Cuarta Transformación”, dando siempre a entender que no se podía finalizar con la transformación en su mandato, dejando tareas a personas como Claudia Sheinbaum, proyectándolas como quienes se debían encargar de culminar con los pendientes que quedaran después de su presidencia.
Durante seis años, el proyecto liderado por Obrador mostró un progreso notable para México, con mejoras significativas en la economía de sus ciudadanos. Después de décadas de estancamiento, finalmente se logró un aumento en el poder adquisitivo real, marcando un hito importante en el desarrollo económico del país. La disminución de la pobreza fue un logro evidente, atribuido en gran medida a las mejoras en los salarios y los cambios en las políticas laborales implementadas. A esto se le suma un despliegue efectivo de diferentes programas sociales, los cuáles Sheinbaum ha prometido continuar, que tienen a AMLO finalizando su presidencia con un 60% de aprobación.
Esta gestión se presenta como un modelo a seguir para Colombia, tanto para el gobierno actual como para los futuros. Es imperativo fortalecer la conexión con la población, que el país reconozca la necesidad urgente de reformas en áreas como la salud, el trabajo y el sistema de pensiones. Estas reformas no son un capricho del gobierno sino transiciones necesarias que responden a las necesidades del pueblo, que hacen parte de un proyecto político coherente al cual hemos denominado “El Cambio”.
Ahora es necesario comunicar de forma efectiva lo que el cambio representa, que sea una idea de fácil reconocimiento por la gente y, sobre todo, que se puedan desmentir las interpretaciones erradas y desinformación promovidas por los medios de comunicación tradicionales. Esto sólo se logra si las acciones se sienten en los territorios y si la gente ve que el gobierno hace presencia. No hay que olvidar que la alta aprobación de AMLO se debe en haber logrado ejecutar.
Así mismo, dejar claro que el cambio no se termina de consolidar en los cuatro años de gobierno de Gustavo Petro. Desde ya se debe empezar a proyectar quiénes serán esas figuras claves que asuman las tareas pendientes que van a quedar cuando se acabe el actual período y, sobre todo, dejar claro que si se quiere materializar el cambio se debe asegurar que el próximo gobierno continué con las transformaciones iniciadas en el actual.