Sin resultados la “Potencia de la Vida”

Por: Hugo Acero Velásquez

Las cifras de muertes violentas y lesionados reportadas por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entre enero y septiembre de este año, comparadas con el mismo periodo del año anterior, muestran que las muertes violentas en Colombia siguen creciendo. Los homicidios han aumentado en un 5,3%, 517 casos más, se pasó de 9.844 homicidios entre enero y septiembre 2022 a 10.361 en el mismo periodo de este año. Las muertes en siniestros viales aumentaron en un 2,8%, los suicidios en un 10% y las muertes accidentales en un 4,9%, como se puede ver en el siguiente cuadro:

Pero no son solo las muertes violentas las que han aumentado, también las lesiones. Salvo los delitos sexuales, la violencia entre personal, la violencia intrafamiliar, las lesiones en siniestros viales y las lesiones accidentales han crecido en Colombia, entre enero y septiembre de este año.

De continuar con estas cifras, difícilmente el gobierno de Gustavo Petro podrá cumplir con las metas que se fijó en su Plan de Desarrollo y Colombia no será la “Potencia de la Vida” que pretende convertirla.

Con relación a los demás delitos, el Ministerio de Defensa reporta que entre enero y septiembre se pasó de 99 secuestros extorsivos en 2021 a 141 en 2022 y este año, hasta septiembre, ya iban 167 casos.  Algunos otros delitos también han aumentado, como es el caso de los hurtos a personas 18%, vehículos en 3%, motocicletas 5%, residencias 3% y la extorsión aumentó en un 18%. En general las cifras no son favorables y los ciudadanos se sienten cada vez más inseguros.

Frente a esta situación de incremento de la violencia y la delincuencia, uno de los temas más importantes que el presidente Gustavo Petro y los ministros del interior, Defensa y Justicia deben trabajar con los nuevos alcaldes y gobernadores en la seguridad de los ciudadanos y de los territorios, que está siendo afectada de manera grave por las distintas estructuras criminales que operan en las regiones y ciudades del país.

En este campo, no basta con una reunión con los nuevos mandatarios locales en la Presidencia de la República o un “cónclave” para discutir qué se va a hacer, es necesario definir una estrategia de trabajo coordinado y permanente de los ministros del Interior, Defensa, Justicia y Planeación Nacional con los mandatarios locales, trabajo coordinado que debe contar con la participación de la Fiscalía General de la Nación, la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de la Nación, dado que este es el problema más grave de Estado que hoy tiene el país.

Seguramente, no será posible trabajar con todos los alcaldes y gobernadores, pero dadas las características de los problemas de violencia y delincuencia, los esfuerzos se pueden focalizar en aquellas regiones y ciudades donde se concentran los principales problemas. Por ejemplo, cerca del 55% de los homicidios se concentran en 50 municipios del país y las ciudades con mayor número de casos, algo más del 30%, son Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Barranquilla, Cúcuta, Santa Marta, San Andrés de Tumaco, Soledad y Quibdó.

En el caso de los departamentos se puede trabajar por regiones donde se concentra el accionar delictivo de las organizaciones delincuenciales que se disputan las distintas rentas criminales del narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando, la trata de personas, el comercio de armas ilegales, la extorsión, entre otras. Se pueden concentrar los esfuerzos en los departamentos de las fronteras con Ecuador, Perú, Venezuela y Panamá, entre Meta y Guaviare, en el Nordeste y Bajo Cauca Antioqueño, en el Catatumbo y otras regiones suficientemente conocidas por las autoridades.

Si el presidente Gustavo Petro no asume este tema, como corresponde, y bajo su liderazgo no promueve y sostiene el trabajo permanente y en equipo con todas las autoridades estatales de seguridad y justicia, incluidos los alcaldes, gobernadores, la Fiscalía, la Defensoría y la Procuraduría, difícilmente se va a recuperar la seguridad de los ciudadanos en todos los territorios y ciudades y Colombia no será la “Potencia de la Vida” que pretende lograr con su plan de desarrollo.       

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