A un año y medio del primer contagio de COVID que se dio en el país ya se notan los avances del Plan Nacional de Vacunación, que, aunque llegaron de manera tardía, hoy tienen a la mayoría de la población con al menos una dosis de los biológicos.
Pese al número de personas que ya han recibido alguna de las vacunas contra el virus, muchas actividades comerciales y educativas aun funcionan con alternancia o completamente a distancia. ¿Qué hace falta para retomar el 100% de las actividades sin poner en riesgo la vida?
La respuesta a esta pregunta parece simple y está basada en la misma premisa que fue el norte desde el primer día de inmunización: entre más personas sean inmunizadas menos es el riesgo de contraer el virus. No obstante, no podemos dejar de lado que expertos epidemiólogos han señalado que no habrá un escenario que equivalga a la erradicación del virus.
Por lo anterior la mejor manera de garantizar que las actividades puedan retomarse cuanto antes es fortalecer y ampliar la ventana de inmunidad. El análisis invita a tener en cuenta principalmente a dos sectores específicos de la población: Los mayores de 70 años quienes corren mayores riesgos al contraer el virus, y los niños, que apenas están empezando a ser vacunados.
Por tales motivos, el departamento de promoción y prevención del Ministerio de Salud dio inicio a la ventana de aplicación de la tercera dosis para los mayores de 70 años. Para el caso de los niños el Ministerio de Salud ha dicho que aún hace falta esperar los resultados de los estudios clínicos de varias de las vacunas que en este momento se aplican en el país, aun cuando en varios países de la región como Argentina, Chile y Ecuador la inmunización de los más pequeños ya está en marcha.
La presencialidad, tanto para la instrucción como para medir la efectividad de las diferentes estrategias pedagógicas que emplean las maestras y maestros del país sin duda es determinante y en ese sentido garantizarla debería ser uno de los principales objetivos de las carteras de salud y educación.
Es claro que la distancia que nos forzó el coronavirus trajo consigo el aprendizaje del teletrabajo y la cooperación a distancia de manera transversal a las actividades económicas formales del país. Seguramente muchas tareas que inicialmente funcionaban de manera presencial hoy son perfectamente un mail, una llamada telefónica o pueden ejecutarse de manera remota a través de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones.
Para el caso de las actividades informales, que son las que mantienen activa buena parte de la economía en Colombia minimizar el riesgo debe seguir siendo una prioridad y por ello la necesidad de una tercera dosis en el corto y mediano plazo.
Así pues, la pelota se mantiene en campo de las EPS. Hay que reconocer que muchas han depurado su protocolo para acelerar el avance del PNV y asimismo deberán entonces mantener el rastreo activo de la población con mayor probabilidad de contraer enfermedad grave a causa del SarsCoV-2 para ampliar su ventana de inmunidad.
Y mientras el flujo de biológicos y aplicaciones se mantiene andando, a usted que me lee le recomiendo mantener los protocolos de cuidado personal como el lavado de manos y el uso de mascarilla en espacios cerrados y sin ventilación. El panorama de a poco es cada vez más esperanzador.
Aun queda mucho por hacer.