Vicky y Hassan, no entierren más el periodismo

Por: Marcial Muñoz


Confidencial Colombia. No me resisto a referirme al bochornoso episodio entre los periodistas Vicky Dávila y Hassan Nassar, de esta semana, que no hace sino echar un poco más de tierra a una profesión y a unos medios ya de por sí desprestigiados y en riesgo de muerte.
Reconozco que es la primera vez en más de 20 años de carrera periodística que me lanzo a escribir unas líneas referidas a colegas de profesión. El periodista nunca debe ser el protagonista, “es un mero contador de lo que sucede y que le interesa a la gente”, como nos decían en la universidad.

No se trata de buscar un culpable y una víctima. Vista la escena varias veces, creo que los dos tienen razón en el fondo de sus argumentos… pero los dos se comportaron de una manera vergonzante, pues se enfangaron de una manera innecesaria. Como si estuvieran en una barra de bar, se dijeron verdades incómodas que les dejaban desnudos ante los espectadores, y perdieron los papeles… No era el sitio ni el lugar de reproches y odios personales antiguos. Y mucho menos cuando se representa a un Gobierno.

Querida Vicky, llamar a un invitado a un programa “fracasado, trepador, cobarde, inepto, tipejo peludo, cosa, Tarzán, bárbaro o patán”, entre otras lindezas, está mal. Muy mal. Salirse de sus casillas en directo solo trae cosas negativas, para ti y para tu medio.

Airear episodios del pasado, queriendo dar a entender que un periodista se vende al mejor postor, querido Hassan, tampoco es lo más estratégico cuando representas a un presidente que, por cierto, te ha elegido hace pocas semanas para reconducir la imagen de un gobierno de perfil no bajo, sino subterráneo. Un gobierno que ve que su imagen no despega en 18 meses de ejercicio, entre otras cosas, porque no ha sabido ganarse la simpatía de la mayoría de los medios.



Lo peor de todo es la sensación que le queda al espectador de tan lamentable show. “todo esto es un circo en el que los medios son los aliados del poder, que los usan o compran directamente con dinero público en función de intereses propios, a veces de medios, a veces personales del periodista”.

En esa misma barra de bar en la que Vicky y Hassan deberían haberse dicho las cosas a la cara, seguro habrá más de un periodista deprimido en este momento. Soportando un vaso de whisky doble y preguntándose con tono melancólico “el porqué del desprestigio de la profesión y la pérdida de influencia de los medios en la sociedad frente a las redes sociales”. Pues claro, nosotros mismos pisoteamos los principios básicos de la verdad y traspasamos las líneas rojas de la ética profesional al no separar los intereses personales del ejercicio libre de la profesión… y encima retransmitido en vivo y en directo para bochorno de todos.

Marcial Muñoz es periodista y director de Confidencial Colombia


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