La mayoría de las personas vive en una monogamia sucesiva, un estilo de relación que va acompañada en ocasiones de infidelidades, pero hay una minoría que entiende el vínculo amoroso de otra forma y que está abierta a mantener más de una relación sentimental duradera de forma simultánea y consensuada.
Esa minoría disfruta con lo que los expertos del querer denominan “poliamor”, la posibilidad de amar a dos, tres … a varias personas a la vez, sin estar loco, como diría Antonio Machín y como coinciden psicólogos y sexólogos consultados por Efe al tratar estas relaciones, que son distintas al amor libre o a una infidelidad.
El “poliamor” se basa más en el amor que en el sexo y sus partidarios consideran que este sentimiento no tiene que estar restringido porque si quieres a alguien deseas lo mejor para esa persona, y eso incluye permitirle ampliar su vida amorosa y sentimental.
Así se refiere al “poliamor” María Pérez Conchillo, directora del Instituto de Psicología y Sexología Espill y presidenta de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual (AESyMeS).
“Son unas relaciones consensuadas abiertas, en las que se entiende que se pueden querer y mantener relaciones emocionales, íntimas o sexuales de forma duradera con más de una persona y no tienen por qué ser necesariamente sexuales”, profundiza Conchillo.
Es un amor, por decirlo de alguna forma, más socializado: “Todo esto es aceptado por la pareja, no hay engaño -prosigue-. Hay unos contratos muy claros de integrar a la otra persona y compartir, y de hacerlo con consentimiento y sinceridad”.
Esto no ocurre en el intercambio de parejas o en el sexo abierto, en los que en algún caso uno de sus miembros da el paso a estas prácticas por el otro.
En el “poliamor” lo importante es tener la capacidad de elegir otra forma de vivir las relaciones afectivas en general.
Pero vivir el amor de esta forma tiene sus complicaciones porque se trata de un estilo menos aceptado socialmente que el enamoramiento en exclusiva.
Es difícil vivirlo porque es poco frecuente, tal y como señala a Efe el director del máster en Sexología de la Universidad Camilo Jose Cela, Carlos de la Cruz, pero eso no significa que no sea posible y deje de ser “normal”.
“El reino de las relaciones es el reino de las peculiaridades y que algo sea poco frecuente no significa que se deba catalogar de no ‘normal’. El ‘no me gustaría, no sería capaz’, no significa que no pueda haber eso”, incide el psicólogo y sexólogo.
Un ejemplo aún más visual para entender este mundo de peculiaridades: “Yo tampoco sé hacer malabares -apunta Cruz- y no me parece extraño que haya gente que sepa hacerlos y esté feliz haciéndolos”.
Posiblemente a estos malabaristas les puede parecer sencillo esta forma de amar, pero si, como dice De la Cruz, en vez de dos, se habla de tres “es más probable que haya más cambios y que no siempre todos los cambios sean compatibles con mantener la situación ‘de hoy en un futuro’”.
Muchas personas al escuchar simplemente la palabra “poliamor” se habrán preguntado ¿por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo?, una pregunta que este experto contesta con otra: “¿por qué a veces se le llama sexo cuando se le debería llamar amor?”
Algunos autores hacen una clara raya entre amor y enamoramiento: “El amor es más profundo que el enamoramiento, pero también menos trepidante”, según Pilar Varela, profesora de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y autora de “Público amor puro y duro”.
“Se puede querer a dos personas a la vez, pero no se puede estar enamorado de dos personas a la vez. El enamoramiento, esa fuerza arrebatadora que modifica el orden vital, es absolutamente exclusivo, solo cabe estar enamorado de uno”, comenta Varela.
El amor es vulnerable y conviene cuidarlo, según la psicóloga, a quien le parece “una tontería peligrosa” eso de ‘ve donde el corazón te lleve’”.
Una opinión a la que posiblemente se sume Paloma Carrasco, psicóloga del Hospital Quirón de Sevilla, quien considera conveniente diferenciar “el amor de verdad de los sentimientos”.
Para Carrasco se puede sentir atracción por varias personas a la vez, pero no se debe confundir con el amor. “Generalmente, detrás de una situación amorosa de este tipo (que en la mayoría de los casos se experimentará como crisis personal y provocará sufrimiento) se esconderá una importante inmadurez afectiva“.
Un amor “completo y sano”, a su juicio, pide por sí mismo exclusividad y fidelidad” porque el “amor no es matemático, no se puede dividir en partes iguales; antes o después tendrá la necesidad de elegir, decantándose por la persona que más la valore y enriquezca”.
El amor tiene multitud de ingredientes: complicidad, intimidad, pasión, sexo … y cada uno defiende que su forma de amar es la más plena y completa.
Machín se anticipó hace muchos años a una de ellas, cuando cantaba en su “Corazón Loco” cómo se pueden querer a dos mujeres a la vez y no estar loco”.
Con EFE Salud