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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Almudena González

Un fiasco de aniversario

Tal vez no les comenté en su día que el as que Pedro se guardaba en la manga para este año 2025, era nada menos que la celebración de la muerte de Francisco Franco, dictador español, que murió plácidamente en su cama después de ganar una guerra civil, poner orden en el caos, ser terriblemente malo para unos y ser magníficamente bueno para otros. Cien actos organizados por un comité especial, cien actos de los que tal vez por vivir al norte del norte de los Pirineos, no he oído tanto hablar. Hace cuatro días se cumplía la efeméride, 50 años de una muerte. Dicen que inicio de la democracia, pero lo cierto es que hasta tres años después no se pudo votar la Constitución del 78, único motivo de alegría para los demócratas.

No soy tan mayor como para haber vivido un segundo de dictadura y en mi casa no se guarda rencor por aquello, pues ya se sabe que el camino para la paz es la mala memoria. Memoria que el rojerío moderno, el de este siglo XXI, el que vino de la mano del expresidente español Zapatero; sí, el mismo que colabora y ejerce de lobista para el régimen de Maduro, el mismo al que el actual gobierno de Estados Unidos está pensando retirarle la visa por sus vínculos con el nada democrático y muy ligado al narcotráfico régimen venezolano, quiso avivar desde sus primeros años de gobierno, moviendo los rescoldos de una guerra que dejó marcada España. Si algo tienen los españoles es además de mala memoria poco sentido crítico de los hechos históricos, si a esto le sumamos que la izquierda atiza el fuego desde el victimismo del perdedor entonces tenemos como resultado la conmemoración de la muerte de un señor al que ya pocos conocimos. Lo más triste es que creen que avivando el odio ganarán una última batalla.

 

La última batalla ya se ganó, y tanto levantar al muerto de su cama, y tanto desgobernar para los vivos lo único que están logrando es que cientos de jóvenes se identifiquen en las antípodas del socialcomunismo que gobierna hoy España; VOX. 

Siempre le doy un voto de confianza a los jóvenes, ellos tienen su ideal de mundo, de España, llevan dentro una energía que los adultos tal vez hayamos ya gastado y no les falta motivación para emprender sus causas. Tal vez quieran cambiar lo que el socialcomunismo de Sánchez les ofrece: una prosperidad precaria, el hombre como violador, la ecología como religión, un futuro laboral gris, una patente falta de ideales y exigencia, un exceso de carga impositiva, una diferencia social en aumento y una brecha que crece entre comunidades, una familia desprotegida, la inmigración desatendida, la delincuencia en aumento… Y sospecho que además perciben el deterioro institucional: ese gobierno que ejerce a base de reales decretos- imponiendo-, una cámara baja amordaza, un senado sin fuerza que no puede cambiar o paliar el rumbo de las cosas, una sociedad que no puede votar a pesar de que no se han presentado ni aprobado ni presupuestos. Vean, con un panorama democrático así cualquiera se cambiaría de bando.

Lo mejor de todo el año ha sido precisamente el 20 N. No porque muriera Franco, sino porque en esos procesos que tiene el destino, la mala idea que tiene el karma, el azar o el Poder Judicial, bastante vilipendiado por la pandilla de políticos progresistas que tenemos, en una jugada pensada o sin pensar, ha querido zanjar uno de los asuntos judiciales que más le agobiaban a Sánchez.

“ ¿Quién le va a pedir perdón al fiscal general?”, recogía el titular la semana pasada. Nadie. Mejor dicho, usted, señor Sánchez.

No son pocos procesos judiciales que atañen al círculo más cercano de Sánchez; su mujer, su hermano, su querido y buen amigo Santos Cerdán- secretario de organización del partido socialista español-, su mano derecha, ahora calcinada, José Luis Ábalos, ex secretario de organización del partido y dos veces ministros del gobierno en Fomento y Transporte, su fiscal general del estado, Álvaro García Ortiz, éste último proceso judicial tal vez sea el más relevante para medir la salud garantista de España.

Un año y ocho meses ha tardado Sánchez en pasar a los libros de Historia del Derecho. Tiempo que ha tardado la justicia en resolver el caso contra el Fiscal General del Estado por revelar secretos. El primer caso en la historia. No es para estar orgullosos, no, pero en parte sí, porque a pesar de que García Ortiz fuera pieza fundamental del sistema judicial, a pesar de depender del Gobierno, a pesar de estar Sánchez apoyándolo, podemos decir que en España aún hay garantías y que tarde o temprano la Justicia habla. Imagino que a los miembros del gobierno que la Justicia empañara la celebración de una muerte anunciada nos les hizo ni pajolera gracia.

Almudena González

¿Ecumenismo?

He leído el último documento publicado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Mater Populi Fidelis, con asombro y ganas de aprender, llego a la conclusión de que ni entiendo la necesidad, ni la conveniencia de este documento.

María en la tradición católica siempre se ha considerado corredentora y mediadora de gracias, sin ser ninguno de esos títulos dogmas. Ambos, bien entendidos no implican igualar el papel de la Madre al papel de su Hijo en la historia de la Redención. María siempre fiel, permanece en subordinación al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo.

 

Ahora bien, me preocuparía más si es ese ecumenismo que proponen unos en lugar de unir a todos los cristianos, acaben polarizando para dar gusto y quedar bien con quienes se han separado de la Iglesia Católica argumentando principios contrarios a nuestra Fe y nuestra Doctrina.

Entiendo que este escrito del Dicasterio es fruto de un trabajo teológico y espero que nazca de un verdadero sentir católico- desconozco la conveniencia y oportunidad de aclarar dichos atributos de Nuestra Señora- así como confío en que no se haga para contentar a quienes no entienden el papel salvífico de Nuestra Madre, principalmente protestantes, pues son ellos los que confunden a María con una diosa, nos acusan de Mariolatría y buscan la igualdad jerárquica en sus iglesias porque no entienden el papel de Nuestra Madre en la salvación, ni en la Iglesia, y por eso ordenan sacerdotisas, obispas y todo lo miden y ordenan en una igualdad innecesaria.

Si Fiducia Supplicans, aquel otro documento del mismo Dicasterio para la doctrina de la Fe, causó una brecha con la Iglesia Ortodoxa, por contradecir la doctrina en relación con la bendición pastoral de las parejas del mismo sexo, ¿quién con sana conciencia no sintió la misma incomprensión? Este nuevo escrito ha escandalizado a católicos de todos los rincones y sólo ha sido aplaudido por aquellos cristianos -no católicos ni ortodoxos- que no tienen una formación en doctrina, y me atrevería a decir que tampoco en semántica, en su mayoría protestantes.

Tristeza me da que le quiten cualidades a Nuestra Madre, que nos limiten los piropos a los hijos, pues quienes no entienden la corredención o la mediación de María – por ese igualitarismo tan pagano, tan protestante, tan artificial- la arrinconarán o la olvidarán y terminarán sin confianza para acudir al Padre, o al Hijo o al Espíritu Santo porque llegará un momento en que no sabrán reconocerlo. De hecho, ya ocurre.

En la Europa protestante, próspera y ordenada, profundamente bella y fructífera, atractiva como la madrastra de Disney, se ha dejado la dulzura, la disculpa y el perdón en un cajón de calcetines viejos y desparejados que ya nadie mira y en el que nadie rebusca, y ahora muchos aplauden que ahí vayan a parar las advocaciones de corredentora y mediadora de gracias, porque en el buenismo protestaste no cabe una mujer tan valiosa y poderosa. El protestantismo es triste precisamente por eso, porque carece de Madre, ¡con lo que alivia una madre! Y es que no acuden a ella porque no entienden su papel, ni conciben la libertad como esa acción que te acerca a Dios. Han prescindido del perdón, el alivio, la disculpa y no entienden en absoluto la corredención. El protestante vive necesitando una igualdad perfecta – innecesaria e inexistente- en todos los órdenes de la vida. A ellos les basta con la Fe en Cristo y la Fe únicamente no es suficiente, si no se cultiva- formación- y se trabaja- oración-, puede perderse o corromperse.

En las iglesias católicas de estos países, en concreto en Alemania, se perciben grandes diferencias con las iglesias católicas más marianas. Si por convivir con protestantes, por querer abrir diálogos ecuménicos y acercar caminos de fe, se renuncia a la verdad católica de la doctrina y la tradición, se descuidan los sacramentos y se arrincona a nuestra Madre, tenemos una iglesia ecuménica, mundana, que no es ni católica ni protestante, sino pagana.  

En cambio, en la Europa católica, en la ortodoxa, la Madre es comprendida en su dimensión divina y humana de la misma manera y coincide curiosamente con esa franja mundial que yo llamo el mundo del alma mediterránea, esa franja recorre el mundo en paralelo desde Tierra Santa hasta los Andes. Ahí las madres ordenan el mundo doméstico y lo doméstico lo inunda todo, o lo inundaba, porque el modernismo y el progresismo quieren acabar con lo doméstico. Son esas madres que chiquean con los hijos, que manejan al padre con ternura y consiguen hacer de un grano de trigo un manjar infinito, que abren su casa al de fuera, que preparan un festín con restos de una noche. Esa alma nos iguala y nos une más que la ley, la política y la prosperidad económica. Esa alma, esa forma de estar en el mundo – oriental y occidental- es católica, universal, maternal, eclesial, es abierta, es alma de Madre y no busca la perfección, sino el bien de los suyos, y ésta diferencia es la clave.

Almudena González

Planeta

Amigo es aquel que a pesar de desear lo que tienes decide elegirte por encima de su deseo. Cuando uno encuentra un amigo de estos; de los que se alegran, celebran, vociferan tu éxito y se tragan esa envidia, y son capaces de despegársela del pecho y de la garganta, entonces tiene un tesoro mayor que cualquier premio millonario.

No sé si mis amigos de Colombia conocerán a Juan del Val, o sabrán si quiera qué supone o qué implica ganar el Premio Planeta, uno de los premios literarios con mayor dotación del mundo, por encima del Nobel de Literatura. En su palmarés hay escritores que forman ya parte de la Literatura española e hispanoamericana. Camilo José Cela y Mario Vargas Llosa tal vez sean los más reconocidos por haber ganado ambos. El suculento premio Planeta lleva nombres asociados como Ana María Matute, Mercedes Salisachs, Fernando Schwartz, Fernando Savater, Sánchez Dragó, los tres autores detrás del polémico Carmen Mola… y tantos otros. Este año lo ha ganado Juan del Val.

 

Juan del Val es escritor y muchas cosas más- como todos nosotros- conocido por ser un activo tertuliano en el programa el Hormiguero y por ser marido de Nuria Roca, “la chica mona de la tele”. No tiene ni la presencia de Cela ni la de Vargas Llosa, parece más un George Clooney de Nespresso, a mí me cansan esos hombres a medio afeitar y de aire chulesco y canalla, pero tiene su público. Reconozco que no he leído nada de él, pero en mi favor diré que no leo nada ni de mis amigas y eso sí me duele, y que últimamente leo reglamentos europeos y los trabajo con esmero y pasión. Pero también les digo tiene mucho mérito sentarse a escribir y desdoblarse en personajes que a veces sí a veces no te pueden llegar a amargar la vida, como esos amigos envidiosos. Y no contento con eso, enviar el manuscrito a un editor, esperar a que lo lea, presentarlo a un concurso… “no sé Jack, me huele a muchas agallas”. Así que bravo por el premio a mi “desconocido” Juan del Val.

Cada año es una sorpresa el nombre del ganador para el pueblo llano y tal vez no tanto para los escritores, editores y directores del grupo Planeta… pues para ellos, como buena empresa privada, el premio es la acción de marketing del año y siempre hay esa voz dimetuquetedigoyo que recorre los pasillos, las redacciones y las editoriales…

Sabemos que el mundo de la literatura vive una crisis bastante profunda pues ni se lee tanto como se presume, ni se valora el trabajo creativo como se merece; se copia, se plagia, se distribuye con medios digitales y las bibliotecas secretas bajan libros con un clic. Se escribe mucho, muy bien. Se tocan temas de todo tipo, mucho drama, mucho amor, mucha historia, mucho crimen… Pero también hay que comer y por eso proliferan libros de autoayuda, de limpieza y orden, de salud y forma física, de relleno del vacío existencial… que publican sellos de la mano de los influencers del momento. ¿Está mal? No, gracias a esos libros y esas ventas se pueden publicar cosas más interesantes y tal vez tan complicadas de entender, que compraremos para regalar, y tal vez algún día los desempolvemos y nos sorprendan. En el mercado ha de haber de todo, o a ver si ahora sólo van a poder ganar premios los escritores que tocan temas que al gobierno, al stablisment y a ese mundo de la cultura “cultureta” les molan.

Así que imagino que los señores de Planeta, que de libros, escritores y rentabilidad comercial saben mucho, han considerado que es mejor premiar a aquel que aúne prosa y notoriedad, pues hay que fomentar la lectura y un autor mediático venderá más que uno que no lo sea tanto y los costes de publicidad se verán reducidos en varios cientos de miles. Yo habría hecho lo mismo, el prestigio no se pierde por no premiar a quien los demás desean, se pierde cuando ya tus valores no coinciden con tu trabajo, y de momento Planeta no parece perdida.

España, que es un país de envidiosos ha vuelto a levantarse con un tema de actualidad distinto a la política y la red social X ha resonado estos últimos días con ecos de la envidia supina de muchos que no estaban en ninguna quiniela y dan ganas de decirles jod*o*, por envidiosos.

Almudena González

Ruido político, el comodín del aborto

Tal vez sí haya algo de Pedro Sánchez que haya que meritarle; su capacidad estratégica y manejo de la agenda política. Nadie como él, y su equipo de asesores -cuenta con 477, el más grande de la historia reciente- para enfurecer a la derecha, volver loco a los medios y redirigir a la opinión pública con el mítico “un burro volando”, para que todos se pongan a hablar del burro, buscar al burro y dejen de lado la falta de sentido democrático, desprecio a las instituciones, corrupción política sistémica, la ausencia total de ética y moral del gobierno, de sus socios y por su puesto del propio presidente de España.

Les hago un repaso de esta semana; nos despertábamos con la confirmación de que el hermano de Sánchez irá a juicio por prevaricación tal y como anunció la Audiencia de Badajoz, mas tarde la noticia era que la doctrina del Supremo abocaba a Begoña Gómez a sentarse ante un jurado si va a juicio por las cinco causas que tiene abiertas; tráfico de influencias, corrupción en el sector privado, apropiación indebida e intrusismo. Después, ya no recuerdo si fue martes o miércoles, saltaba por los aires la honestidad de María Chivite, presidenta del Gobierno de Navarra, por un supuesto fraude en la adjudicación de contratos públicos. Chivite, mano derecha que fue de Santos Cerdán, ex secretario de organización del PSOE y mano derecha, derechísima, de Pedro Sánchez y por el que muchos ministros han puesto la mano en el fuego y le han repudiado segundos después, que sigue en prisión por el caso Koldo… Simultáneamente a todo esto en el panorama internacional los buenistas de la izquierda más ñoña, con Greta a la cabeza, se hicieron a la mar para llevar ayuda humanitaria a Gaza. Acto loable, pero que no les ha servido de nada salvo para añadir un punto de tensión más a la zona en conflicto pues han acabado detenidos. ¿Dónde pensarían atracar los veleritos si Gaza no tiene ya puerto? Nada como vivir creándose necesidades y alejados de la realidad inmediata para salir al mar e hizar unas velas hacia el conflicto internacional. Pardillos.

 

Todo esta confusión y ruido sólo sive para que Sánchez y su ejército de asesores exploten globos sonda informativos y distraigan la atención del pueblo llano con nuevas polémicas informativas. La última: querer blindar el aborto en la Constitución española. ¿Tan desesperados están en Moncloa como para recurrir el viejo debate del aborto? Si, o eso parece. Este tema viene de lujo cuando no hay soluciones, propuestas y políticas, cuando no hay acuerdos, presupuestos y voluntad real de gobernar, sino de mantenerse a salvo en un barco que deriva en la supervivencia de aguas políticas turbulentas.

Blindar el aborto en la Constitución española, con lo difícil que es hacer cualquier cambio en la Constitución… y la derecha entera entra al trapo  y con razón. No hay debate social. La despenalización es cada vez mayor. Las cifras hablan solas. Ademas, elevar a derecho el aborto  colisiona ética y legalmente con el  derecho a la vida y la objeción  de conciencia de la profesión médica. Un médico que negara un derecho de enfrentaría a un juicio. ¡Menuda bomba distractoria!

Y nadie exige al gobierno, infestado y atufado de corrupción, de mentira, de falsedad, dimisiones. Nadie sale a pedir un mínimo de ética política, de saber estar, de coherencia, de señorío, de hidalguía. Nos hemos acostumbrado a la mediocridad y nos sentimos bien en ella o no tan mal, lo cual no sé si es peor. ¡Qué horror!

Reconozco que , por mi condición de fiel defensora de la vida, no voy a escapar de este globo sonda que es el informae sobre el aborto del ministerio de sanidad español, dirigido por MiMeMa (ministra, médico y madre) Mónica García, cuyos datos son espeluznantes sobre la tendencia abortiva en España. Les resumo:

En 2024 se registraron 106.173 abortos, unos 3.000 más que en 2023. En términos relativos, es una tasa de 12,36 por 1.000 mujeres entre 15 y 44 años, rozando el récord histórico (12,47), de 2011. La tendencia al alza es sostenida desde hace más de una década, y solo bajó durante el primer año de la pandemia (2020).

La mayoría de las mujeres que deciden interrumpir sus embarazos por motivos no médicos suponen un 94,6% del total. El informe muestra que una de cada dos mujeres que se sometieron a un aborto no usaba ningún método anticonceptivo. Algunas abortan con la misma agilidad que yo me tomo un ibuprofeno en cada jaqueca.

El aborto se ha convertido en el método anticonceptivo, lo han logrado y no me extraña. ¿Quién necesita un condón, si el aborto es gratis y se ha banalizado tanto ese acto tan atroz que ya se toma como la extracción de un molar ? ¿Quién va a asumir las consecuencias de un pasión desbocada cuando el discurso social, gubernamental y elitista es eminentemente que los hijos pesan, son cansinos, cuestan dinero y nos acortan la vida laboral -sobre todo a las mujeres- porque nos castran las alas del éxito, además ya somos muchos en el planeta y es mejor proteger al topo (rata, lobo, jabalie) de las laderas que al hijo que se desarrolla dentro de su madre? ¿Quién será la valiente que asuma una vida ajena sin “medios materiales básicos” para darle el confort que parece necesario para vivir en una sociedad, la nuestra, que sólo ayuda a matar y no ayuda a salir adelante? Si abortar es gratis y un hijo en este mundo es una carga mental, económica y social.

Un debate, el de la vida humana, superado por la ciencia, hay consenso científico en afirmar que la vida humana comienza en el momento de la fecundación, cuando el espermatozoide fecunda al óvulo, formando una nueva célula llamada cigoto, que posee una dotación genética completa, única, propia, y que es la unidad básica de una nueva vida humana. Todo lo que interrumpa y acabe con esa vida que late y se desarrolla en el seno de su madre, si no es natural, es provocar la muerte a un ser vivo humano en estado de indefensión absoluta.

Nota recomendada: El aborto que duele y los abortos que liberan 

Matar a un hijo aun no nacido,  no entra dentro de las estadísticas de violencia domestica. Tampoco si ese hijo viene con algún síndrome o condición física, que haga la vida de los padres algo más complicada que uno sano, se cuenta como parte de ese genocidio silencioso que denunciaba la semana pasada.

La realidad se falsea, se cuenta como al político le conviene y a nuestra MiMeMa, Mónica, le conviene decir que el aborto no tiene consecuencias para la mujer. Tal vez no esté descrito científicamente el “síndrome post aborto”, pero que algo no esté aún definido no significa que no exista. Internet y las redes sociales están llenas de testimonios de mujeres que han abortado queriendo y viven enganchando relaciones destructivas, adicciones a sustancias, alcoholismo, van de depresión en depresión, sufren dolor físico y espiritual, viven ataques de ansiedad  y tienen lo que se llama  síndrome de estrés post traumático tras practicarse un aborto.

Negar esta realidad es falsear, ningunear y ejercer un tipo de violencia sobre la mujer que aborta, es mirar esta realidad desde el pensamiento único de una ideología que niega la biología. La mujer es la otra víctima de la política abortista. El menosprecio a los efectos post aborto es también una forma de violencia contra la ella. Lo que hace Mónica Gracía es un Mansplaining de libro, un modo condescendiente de ningunear el drama y el trauma del aborto que sufre la mujer. Un reflejo más de la violencia y maldad que se esconde tras este tipo de políticas que lejos de apostar por la libertad de la mujer, apuestan por la destrucción de mujeres a las que victimizan y ningunean de por vida, hundiéndolas en la práctica más dañina de todas: el asesinato del hijo, la negación de la culpa y el propio trauma.

Almudena González

Siempre hay una palabra de esperanza

A mi buzón de mensajería instantánea llegan mensajes de todas las partes del mundo, ¿no les sorprende la inmediatez de nuestros días? A mí es de esas cosas que a veces me vuelan la cabeza: una amiga que me pone al día de los avances de sus hijos, desde Colombia; otra desde España me cuenta su último renacer después de haber atravesado el desierto humano que es el divorcio y otra me manda una nota de voz preguntándome por el inicio de curso, desde Estados Unidos; otra me cuenta que ha conseguido una subvención enorme para un proyecto de desarrollo en Kenya, lo hace desde Londres…

Lo medito. La inmediatez de la comunicación, la cuasi instantaneidad de la comunicación, de las palabras que expresan ideas, las oraciones que forman nuestros pensamientos… Grandioso.

 

Como grandiosa es la capacidad misma de comunicarnos, de expresarnos a través de la palabra. Somos únicos en esto y me atrevería a decir que es lo que como especie nos diferencia del resto y nos coloca en la cúspide; esa capacidad propia de poner en común, de compartir ideas, sentimientos, informaciones…

Al hilo de las ideas, las palabras, la comunicación…estos días andaban muchos en España pendientes de si Su Majestad el Rey Felipe VI ante el auditorio de Naciones Unidas pronunciaba la palabra genocidio para referirse a la barbarie inhumana que están sufriendo cientos de niños, mujeres y hombres inocentes en la franja de Gaza. Esa palabra, que significa e identifica al parecer el peor de los delitos que un pueblo ejerce sobre otro, se han apropiado para describir el infierno humano de esa parte del mundo. Muchos olvidan que los pobres palestinos sufren el doble, porque no sólo Israel los acribilla, sino que sus propios dirigentes, líderes y defensores los usan de escudos ante los judíos y el propio mundo. Doblemente vilipendiados y nadie exige a Hamas que pare esta barbarie en pro de su propia gente, que deponga las armas, que libere a los rehenes que llevan casi dos años enterrados en vida, bajo los túneles que recorren la franja de extremo a extremo, de lado a lado. Si con la misma vehemencia se denunciaran otros genocidios… Cada vez que oigo o leo la palabra en cuestión lanzo plegarias por los cientos de cristianos que casi cada semana mueren acribillados en Nigeria, y por los miles de niños que no nacen porque son diagnosticados con síndrome de Down, eso sí es un genocidio, un exterminio ante el que el mundo guarda un silencio cómplice, porque a muchos les parece bien que esas vidas no nazcan, no merecen la vida. Y las plegarias son instantáneas, llegan de inmediato, aunque parezca que no hay respuesta.

Para el mundo unos muertos valen más que otros, según las ideas o intereses que haya detrás de ellos.

¿Les cuento un secreto? No hemos nacido para este mundo, hemos nacido en él, y toda vida vale lo mismo, así que toda muerte también. Tal vez nos afecte más o menos, pero el valor de las personas no cambia porque nuestros sentimientos sean más o menos intensos. Me tatuaría esta frase…

Entre esas comunicaciones cuasi inmediatas que recibo de mis amigas me ha llegado el discurso de la viuda de Charlie Kirk, Erika Kirk. Ella, ante un auditorio increíblemente abarrotado dejó clara esta misma idea: nadie vale más que nadie. Y tras minutos deshaciéndose en amor por un marido muerto, al que honró con increíbles recuerdos personales, al que siguió como guía de su proyecto de vida y sostuvo como raíz de la familia que ambos habían formado, perdonó de corazón al asesino de su marido, porque ella, y su marido, saben mejor que nadie que el odio no se combate con más odio y son de los que viven lo que saben. ¡Qué mujer más increíble! Y lo dijo ante un Trump que desprende ramalazos de odio ante todo el que se le enfrenta.

Mensajes así de esperanzadores, que me llegan de todas las partes del mundo, me reafirman en mis convicciones humanas de que la palabra, la comunicación, cuando sirve a la verdad, es la mejor de las armas para derribar la locura de mundo que nos estamos dando.

Almudena González

Violencia extrema

Hubo un tiempo en que el algoritmo me enseñaba videos de aparatos que servían para explotar granos asquerosos o limpiar el poro negro que crece sin medida cuando uno descuida la piel, era asqueroso y aunque inofensivo, tenía un punto adictivo y obsesivo en el que empecé a escudriñar cada milímetro de mi piel. Educar al algoritmo para que me mostrara de nuevo imágenes bellas fue tan fácil como hacer una nueva búsqueda de ellas. Fin del problema.

Sin embargo, educar a la sociedad no es tan fácil.

 

Llevamos años de progresismo, con una izquierda gritona, faltona, impudorosa en sus palabras, que se han saltado la palabra dada, que han preferido pactar con lo peor del panorama político y social y el resultado es el que por desgracia tenemos.

Nos hemos acostumbrado y usamos de un modo despectivo términos como; casta, para señalar a la élite política y económica desconectada socialmente, fascistas, fachas, como  todo el mal condensado en el contrario, trama; como esa red de poder, corrupción e intereses ocultos, régimen del 78;  como desprecio al consenso social que España se dio después de años de dictadura militar, oligarquía; para referirse a los poderes económicos y financieros con influencia, puertas giratorias; expolíticos que acaban en consejos de administración de grandes empresas, neoliberales;  asociado a recortes y desigualdad, feminismo; como la imposición de la mujer por encima del hombre, malversación pública; como dinero público gastado sin justificación en asuntos partidistas, libertad de expresión; asociada al discurso del progreso, porque las ideas contrarias son una provocación constante, como la que usan los pseudomedios, dicho de aquellos medios que preguntan más allá de lo que al gobierno le gustaría, genocidio; para nombrar y justificar toda lucha en contra de una élite que no les gusta, violencia extrema; para señalar el discurso contrario, inmigración ilegal; para señalar un problema general cuando en realidad el problema es más profundo y no se hace nada para solucionarlo, es una patata caliente … Y muchos se han tragado todo ese cambio de relato, de semántica, de ideas.

El progresismo que gobierna España está lejos de edificar una sociedad en la fraternidad y el trabajo común, a las pruebas de sus discursos plagados de vocabulario pseudosocial me remito.

Llevamos un año de escándalos protagonizados por ex diputados del partido socialista, el del gobierno plural, el hermano del presidente está siendo investigado, su mujer, Begoña, la contable de los puticlubs familiares, tiene cinco causas abiertas por prevaricación, tráfico de influencias … El fiscal general del Estado, idem  y al propio Sánchez haciendo guerra dialéctica contra los jueces a los que acusa de hacer política. España es hoy por hoy un estado enfermo por la corrupción, por el discurso, por la manipulación de las ideas y el discurso, por el uso torticero de la semántica, por la violación constante del legado histórico.

He visto poco a Sánchez esta semana, pero su imagen en vaqueros desgastados me ha dejado la retina dañada y lo que es peor, porque al cateto poco se le puede pedir, su aparición fue al lado del director de cine Alejandro Amenábar, qué pena. Pena de director y de talento desperdiciado y de dinero malgastado en una película cuya trama, dicen, versa sobre la homosexualidad de Cervantes. Pobre gran maestro, literato y héroe de guerra, que su vida hoy se amolda al discurso del tarado de turno, faltando a la verdad, a la historia y al propio protagonista. Pena, aunque es el ejemplo perfecto de todo el discurso progresista; invento y tergiverso para que algo se adapte a mis ideas, proclamas y discurso.

Ayer domingo, desde Andalucía, Sánchez alentaba al pueblo español a defender causas justas, dijo estar orgulloso de ello. Se refería a los altercados que los propalestinos, distribuidos por la península a golpe de bocadillo, han ido formando en cada etapa de La Vuelta, todo porque al parecer hay un equipo; el Israel Premier Tech, que no cuenta con la bendición de ese pueblo español que llena de orgullo a Sánchez, porque a pesar de su nombre y pese a tener todos los permisos y conservar todos sus derechos de participación en competiciones internacionales, los propalestinos han decidido que en España, no y Sánchez los enciende con la gasolina de sus palabras desde su púlpito para que arda Madrid, lugar donde hubiera tenido lugar el fin de la Vuelta, lugar donde una muchedumbre envalentonada, sucia, gritona y violenta, muy violenta,  ha parado la tradicional final de uno de los eventos deportivos más seguidos en nuestro país y fuera de él. Qué vergüenza, qué bochorno. Dos detenidos y veintidós policías heridos, a veces pienso que necesitamos un Bukele.

Siempre he pensado que lo que no ayuda entorpece. Pues en esto de la vuelta, no sólo no ha servido de ayuda a Palestina, sino que ha entorpecido. Una vez más España queda como si fuera un meme. Como sigamos así, luchando y entorpeciendo, España acabará siendo como ese furúnculo piloso que dan granas de explotar, como los que me enseñaba hace años el algoritmo.

Cambiar la sociedad dependerá de lo que rebose el corazón de los españoles que en gran medida dependerá de ese cambio cultural y semántico que es el que conforma las ideas.

Almudena González

La garrapata

Sufro un bloqueo. Dicen que a veces pasa. Nada de lo que leo me sorprende y casi todo me apena. El verano pudiera apaciguar las cosas, sin embargo, ocurre todo lo contrario. El monte arde al norte, al oeste, al sur, también al norte de los Pirineos hay incendios. ¿Quién es el desalmado que quema el jardín de su casa? Porque el monte, la montaña, es de todos y a todos nos corresponde su cuidado y protección. Más a los de cerca, pero sobre todo a los políticos. Los locales, los autonómicos y los estatales.

¿No están cansados ya de pagar tanto gobierno inútil y que nunca nadie asuma su responsabilidad en las catástrofes que nos suceden?

 

Ojalá el fuego se llevara por delante tanto asiento ocupado y sin beneficio. Tal vez así se aligerará la carga de cargos que tenemos que mantener a costa de los impuestos, que en lugar de destinarse a cuidar del campo, los ríos, los mayores, los desempleados, los cuidadores, las infraestructuras, los transportes públicos… se esfuman en mantener a mucho vago y mucho amigo bien colocado que han encontrado en la política su modo de vida, y se agarran a ella como aquella garrapata que se pegó a mi pierna.

Lo mío se solucionó con veinte días de antibiótico, pero a estas garrapatas políticas no nos las quitamos ni con aguarrás, ni con elecciones, pues ellas mismas han creado un sistema tan perfecto y tan corrupto del que se alimentan sin pudor y con descaro.

Pronto en mi pueblito alemán nos enfrentaremos a nuevas elecciones. No conozco a ninguno de los políticos que se presentan. Todos prometen una mejor gestión de lo público y yo desconfío de ellos, pues desde que vivo aquí, hace ya seis años, no sólo no arreglan el puente que me une a la ciudad, sino que han cerrado otro que me unía al pueblo vecino, donde tengo varias amigas.

Lo peor no es eso, lo peor es que prometen y no cumplen. Entiendo que se han instalado en una vida en la que ellos chupan del bote y reparten, a costa de deuda, la ayuda social – una falsa solidaridad a costa de los que sí trabajan- convirtiendo así en dependientes y vagos a todos aquellos poco cualificados que han acabado, gracias a estas políticas sociales, recibiendo algo de dinero.  

A veces pareciera que sus políticas sociales no son más que el lavado de sus propias conciencias, empobrecidas por el poder y la corrupción de la codicia, y compran así el apoyo de muchos.

Se les llena la boca con políticas que hagan feliz a los trabajadores, como trabajar menos, y yo pienso; al trabajador lo que le gusta es trabajar y ganar su dinero para prosperar y gastarlo en lo que le dé la gana, ¿pero qué empleo van a crear unos políticos que jamás han tenido que buscarse el porvenir más allá del amiguismo de un partido? Uno no puede crear, ni mejorar, ni siquiera imaginar un mundo mejor, cuando no ha salido del sistema, del círculo o de su barrio y está tan infectado de ideología o directrices que ya no sabe mirar más allá.

Yo haría como hice con mi garrapata, arrancarlos de raíz, sin miramientos, al menos habría algo de alivio y ligereza en las estructuras del Estado.

Almudena González

La sencillez por bandera

En estos tiempos que vuelan al ritmo de un “todo vale” me arriesgo a que me caigan críticas al enarbolar la bandera de la sencillez como parte de la vida, de la fiesta y de las celebraciones, lo cierto, amigos, es que me importa un bledo.

Hace tiempo que no voy a bodas, pero veo en mis redes sociales, en esa ventanita artificial del mundo, que se han salido de madre. Lo mismo ocurre con las comuniones, que han adoptado precios y estética de boda, lo que pasa es que la novia es soltera y el novio viste de marinerito o almirante. Cuando comencé a tener hijos empezaron los cumpleaños a dejar el sándwich de nocilla a un lado y lo cambiaron por una sesión de manicura kidsfrendly para niñitas de 8 años. ¿Había necesidad? Tengo amigas que han montado a sus hijos de 9 años en aviones privados rumbo a Río de Janeiro para pasar una tarde haciendo no sé qué. Otro nivel.

 

El colmo de la estupidez humana viene de la mano del anuncio a la familia y amigos del sexo del bebé en el llamado Baby Shower. Humo azul si es chico, humo rosa si es chica, globos, confeti, música, baile y cóctel para una legión de parientes (familiares y amigos) que tal vez nunca lleguen a ver al bebé en cuestión y probablemente olviden su nombre.

No habiendo necesidad ninguna de derroche sospecho que ahora todo se piensa, se organiza y se celebra para sacar no solo un rédito económico- toca rentabilizar el gasto y se esperan regalos que lo compensen-, sino también digital, todo ha de quedar precioso en redes sociales, que parezca a que uno se sorprende, se lo pasa genial y todo es perfecto alrededor de su vida. Que nadie pueda sospechar que uno es normal, del montón.

El lujo, el estilo y la clase nada tiene que ver con el derroche, la abundancia y el exceso. Y parecer rico lo único que manifiesta es un complejo inmenso que además le hace a uno ser hortera.

La apariencia importa más de lo que creemos y la vanidad se disfraza de mega celebración, y tras los logotipos falsos de las firmas de lujo, y así la gente acaba celebrando al estilo Giorgina, por todo lo alto; cerrando un parque de atracciones para el cumpleaños de uno de sus hijos, cuando en el fondo la ocasión no desmerece si brilla un poco menos.

Claro que hay que celebrar, brindar, reír, bailar alrededor de dos personas que se aman, dos que esperan una nueva hija o incluso el que un hijo haga su primera Comunión, o su Confirmación – en caso de los protestantes- o su Bar -Bat Mitzvá de los niños y niñas judíos… ¡Por supuesto! Pero volver a celebrar con sencillez, cabeza y mesura no está reñido con la importancia de la fiesta, pues la fiesta es en honor a las personas y a veces parece que eso se perdiera entre tanto detalle, amenity o atracción.

Creo que después de este verano de fiestas, bombas rosas anunciando criaturas y dorados por todos lados voy a mandar imprimir unas camisetas blancas que digan “Make simplicity great again” o “Return to the power of the simple”. ¿No creen?

Almudena González

Cambio de viento

Cambia el viento y de poniente hemos pasado a un levante matador. Este viento lo levanta todo y le añade al ambiente ese calor insufrible propio del infierno. En mi cabeza el levante suena como las notas más graves en un amplificador, truena. Me marea, me agita, me susurra calamidades y me zarandea en la poca cordura que dentro de mi queda, esa que resiste amarrada a la raíz de mi alma. Gracias al amarre no estoy loca, al menos no del todo.

 Leo que las encuestas de intención de voto y prevén una hecatombe, unos conservan 99 escaños y los otros 8. Tanto gobierno plural, feminista, progresista para acabar sacrificando más bueyes de los necesarios, si hubieran gobernado para todos desde el primer día…

 

El levante me hace imaginar a Sánchez, ya de vacaciones, aprovechando los últimos coletazos de poder; fiestas, brindis, bailes alrededor de una piscina, él, su familia, su banda de amigos… todos vestidos de blanco y brillos, a pecho abierto, dejando al descubierto sus ordinarios ademanes de hombrecillo ibérico. Barra libre para todos y un ágape de medianoche. Un DJ pincha lo último y más latino que hay, tan de la cultura de hoy, esa que manosea y babea al chunda chunda de un falso regeaton. Ya no hay ritmo, ni siquiera hay un son latino. Lo que lo peta es ese macarreo entre cantado y rapeado, que describe a la perfección las noches de verano de un Sánchez que resiste al cambio de viento.

Despierto de ese sueño inducido por el viento y vuelvo a ver los datos de la encuesta de intención de voto. La oposición suma. Pero… ¿suman? ¿Se dan valor el uno al otro? El PP, un centro derecha con querencia a la izquierda moderada del socialismo primigenio, que vota en Europa lo mismo que votan los socialistas españoles, tiene que hacer un gran esfuerzo de imagen, de hermanamiento y sobre todo de enmienda para corregir el rumbo que social, legal, económica y políticamente ha quebrado a España. VOX no es el infierno, ni siquiera el extremo más rancio del panorama político español- aunque ahí haya de todo. ¿Están preparados ambos para reformar y liderar el cambio que de verdad necesita España? No solo se debe tratar y corregir el aspecto económico, el laboral y el asistencial. Es la imagen de la propia España, dentro y fuera de nuestras fronteras y sobre todo allí donde quieren dejar de pertenecer a esta tierra. Es también el limpiar sus partidos de amiguismo, titulitis, corrupción interna y demás pecados políticos que importan tan poco y dicen mucho del barro pegajoso en el que se ha convertido la política. Ojalá haya elecciones y traigan un cambio de gobierno, pero sobretodo traigan un buen remedio para tanto iluso con cargo, porque cambiar de siglas sin cambiar de vicios es como ventilar una pocilga con incienso.

Uno de mis hijos me saca de ese estado somnoliento en el que me deja este viento del este, del estrecho, y me despierta, antes quería ser youtuber, ahora pregunta que qué hay que hacer para ser político. Me sale una respuesta inmediata: querer servir, aunque la mayoría de los que ves solo buscan querer servirse.

Sale dubitativo y se despide diciendo: entonces prefiero ser político a youtuber. Tal vez si sirvo sea bueno. El no sabe que “servir” está en desuso. Como decía Ortega y Gasset: “la política es una actividad que no se puede tomar en serio, pero tampoco en broma”. Pues eso.

Almudena González

El vínculo que salva al mundo

Podría decirles que es una barbaridad que en Reino Unido hayan legalizado el aborto hasta rozar el infanticidio o que en Francia lo hayan elevado a derecho es de una calamidad supina, pero este es el tema eterno: la vida no tiene el mismo valor para unos que para otros y así desde la vieja Esparta, donde eran deshechados por feos, imperfectos o pequeños, hasta nuestros días la historia del hombre- y de la mujer- está manchada con la muerte de cientos de inocentes que encontraron su fin nada más nacer o al poco tiempo de ser concebidos.

La discusión sobre el aborto no es nueva. La modernidad y la contemporaneidad lo único que ha hecho es convertirla y disfrazarla de empoderamiento, de libertad, de compasión. Y acompañarlo de derechos humanos, feminismo, igualitarismo y progresismo. Palabras rimbombantes pero vacías de su fuerza original. Es más, cuando alguien se acerca al aborto, lo mira con compasión y analiza, se encuentra en la mayoría de las veces con mujeres rotas, débiles y dañadas que acaban siendo esclavas de lo que hicieron y caen en grandes tristezas porque son incapaces de escapar de la única verdad que encierra el aborto: ahí había una vida, latía un corazón distinto al propio.

 

Los que lo defienden ignoran la biología del ser humano, que no solos somos parte de la evolución, sino que somos seres que evolucionamos; del embrión al feto, del feto al bebé, del bebé al niño, del niño al adolescente… hasta llegar al culmen de la madurez del individuo en la vejez, y en cada una de estas etapas, edades, mantenemos la misma información genética, y nos vamos completando a medida que crecemos, adquirimos autonomía y sobre todo, somos amados y valorados por los que nos rodean y ahí, en ese amor, está la diferencia.

Los hijos amados nacen. Tal vez alguno se malogre y se produzca un aborto espontáneo. Y ahí la madre se rompe, pero se recupera física y emocionalmente, porque encuentra el apoyo que necesita.

Los hijos inesperados, no todos.

Hay quien frivoliza con la técnica y acude al aborto sin la más mínima conciencia de la vida o de la responsabilidad, y así lo usa como método de salud sexual reproductiva, el progresismo ha querido que se vea así y en España entre 700 y800 abortos al año corresponden a mujeres que ya habían abortado al menos seis veces. (Datos de 2018)

Otras, acuden a el por miedo al futuro, a lo inesperado, al qué dirán. Muchas de ellas cuando acceden a conocer la vida que late dentro de sus vientres se lo piensan y ahí se llenan de arrojo, de empaque y de fuerza y cambian de opinión y esperan sus nueve meses y les cambia la vida y ninguna se arrepiente. En torno al 40 por ciento de mujeres que van abortar se arrepintieron al escuchar el latido en Estados Unidos, en los estados de Texas y Carolina del sur, gracias a las “leyes del latido”.

Otras, viven rotas y simplemente evitan conocer lo que crece en sus entrañas.

 Hoy nadie puede decir que su cuerpo es suyo y lo que crece en él no es otra vida, la evidencia científica es clara. Su cuerpo es medio para dar vida y a estas mujeres no se las puede engañar diciendo que el aborto es empoderamiento, o salud sexual, el aborto, se pongan como se pongan, siempre es interrumpir una vida, es decir, matar.

A estas mujeres hay que empoderarlas con la verdad. Su cuerpo es medio para dar vida, una vida que tiene una dignidad propia y que viene a dar sentido a su mundo.

Es el vínculo entre esa madre y ese hijo lo que da esperanza a la humanidad. Cada sí pronunciado al filo del aborto es un sí a la humanidad, un sí lleno de generosidad pues ahí se condensa la salvación de ese hijo y de esa madre, un sí que trae esperanza al mundo y futuro.

Dicen que la unidad mínima de humanidad podría ser un hombre solo, como Robinson Crusoe. Yo creo que la unidad mínima de humanidad es una mujer embarazada que dice sí a ese hijo que espera, pues en su vínculo, su cuerpo, su generosidad, se guarda todo lo que el hombre necesita para seguir creciendo.

Ella tiene el verdadero poder de traer vida, esperanza y futuro y eso es el mayor de los valores, ese es el verdadero poder de lo femenino.

Hacer creer a la mujer que los hijos son una carga y una esclavitud, que abortar es ganar libertad, es no haber entendido el valor de lo femenino, ni el feminismo y predicar un falso feminismo de cuarta ola. Lo que la mujer necesita para seguir adelante con la vida de su hijo es conocerlo y tener apoyo: emocional, social y económico, para afrontar el cambio con la mayor de las ilusiones, aunque estas sean inesperadas.

Almudena González

Los 10 mandamientos progresistas

Amarás los avances sociales, esos que van vestidos de cierto progreso y envueltos en un lazo brillante de libertad.

Dios no existe y agarrarte a él es la peor de las bajezas intelectuales. En su lugar ponemos el feminismo, el calentamiento global…

 

Santificarás las fiestas que renombramos como la bienvenida a la comunidad, el matrimonio civil homosexual, o la unión con uno mismo, eso sí, guardarás esa estética de blanco inmaculado para que a tu abuela no le choque que el chico es chique o chico u otra chica como tú.

Honrarás a tus padres hasta que una larga y tediosa enfermedad les llegue y los quieras sedar porque pobrecitos, y pobrecito tu que estás tan cansado de lidiar con esta vida la tuya y la de ellos.

No matarás. Ni a las mujeres ni a los animales; pobre de ti si atropellas un gato o una rata. Pero ¡ay si es un hombre o un niño!, El hombre era en potencia un violador o un tipo que no quería pagar un impuesto a una banda terrorista, en ese caso… el asesino es un héroe de paz, sentado hoy en Parlamentos, decidiendo tu futuro y el de tu heredad. ¿Y qué pasa con el niño? El niño es un estorbo, a la vida alegre y salvaje, a la libertad de elegir qué hago con mi vida, ese minúscula e insignificante que creo que es única e importante, y a la carrera profesional, y es un sentirme juzgada por el que dirán, un agobio eterno económica y social y es la consecuencia biológica de ir de cama en cama sin pensar muy bien donde quiero estar. O tal vez venga mal, y ¡puf, ¡qué mal!

No consentirás pensamientos ni deseos impuros, a no ser que… seas un magnate del porno, un joven incel, una Charo con gato y satisfyer o un presentador de cadena pública, que tiene total libertad para reírse de ti. Presume, presume y reta al mundo con tus apetitos y deseos profundos.

No robarás. Hacienda somos todos, pero tu miserable contribuyente lo eres más. El político, el aprovechado, ese, ese puede robar, malversar, prevaricar y hacer lo que sea con el dinero de todos, que para eso manda y además puede legislar para evitar dar cuentas de cómo gasta tu dinero.

No mentirás, salvo que estés narrando las cosas desde otra perspectiva de la vida y tus sesgos te impidan universalizar el concepto y llegar a la verdad. ¿Te has perdido? Vives en la Pos verdad, asume que no hay verdad universal que valga.

No cometerás actos impuros. Ni putas, ni gígolos, ni abusos, ni piropos, ni nada de mirar a jovencitas, tampoco a jovencitos ¿eh, señora? Y mucho menos alardear de tener un charm de 18 años, como aquellos magnates españoles de los 80.  Que eso es tan feo como meterse el dedo en la nariz y que te vea el de al lado.

No codiciar los bienes ajenos. Eso si. Eso todo lo que quieras, ración doble. Porque codiciar, envidiar y desear lo del vecino eso aún no está penado por ley. Pero… pobre de ti como te de por codiciar y no seas político para robar, pues nunca llegarás a ser aforado.

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Y por último y más importante, todo pensamiento, cultura y estar en el mundo es igual de válido y constructivo como lo tuyo. No quieras ser más por haber nacido en occidente y recuerda los pecados de la historia. Renuncia con contundencia a tus fundamentos morales, filosóficos y jurídicos. Evita decidir y juzgar entre el bien y el mal, porque parecerás arrogante, fanático, tirano, facha, nazi…  busca el consenso, porque en la mayoría, en el borreguismo y en la democracia está la verdad. Esa es la lucha, defender la democracia y que no vengan los otros a señalar qué es justo, qué es orden, qué es lo moral y dónde está y qué es la dignidad.

Almudena González

Tragaderas

Visto lo visto e intuyendo lo que se viene en el panorama político español, me pregunto hasta cuándo vamos a estar como ciudadanos civilizados tragando y tragando.

Entiendo que en algún momento de nuestra existencia cívica hemos olvidado, o claudicado de exigir, altura moral, preparación académica, profesionalidad a nuestros dirigentes. Tal vez nos creímos de verdad que todos somos iguales y estamos capacitados para dirigir gobiernos. Permítanme decirles que entre un portero de discoteca, un camionero, un maestro de escuela adicto a las prostitutas, un galán de la noche madrileña que ha plagiado su tesis, amañado primarias, miente por defecto, pasa la sobremesa de los domingos en clubs y saunas de su suegro, y yo, la que más capacitada esté sea servidora. 

 

Soy la única consciente de que ; por muy bien que administre mi familia, gestione emociones de adolescentes y escriba dos o tres cositas por semana, interesantes o no, eso lo juzgan ustedes, haya trabajado años al servicio de medios de comunicación y de empresas,  montado un emprendimiento de antigüedades con logística europea y emprendido varias veces en distintos continentes, en distintos idiomas y lo haya hecho con éxito, estableciendo, además, redes profesionales y de amistad, que me ayudarían en caso de necesitarlo al primer llamado y haber autopublicado dos libros… Todo esto, que me hace sentir muy orgullosa, no me capacita para llevar ministerios, carteras y dirigir gobiernos. A nuestros políticos, sus inexistentes carreras profesionales fuera de la política y en la política, tampoco. Y a tenor de lo que conocemos, mi altura moral- y la de ustedes- es mucho más elevada.

Uno no es más por tener más, ganar más, dirigir más o mandar más, sino por servir mejor a los suyos, siendo estos su familia, sus empleados, sus compañeros, sus amigos, sus vecinos, sus ciudadanos. Mientras uno no tiene los círculos cercanos bien servidos será incapaz de servir bien a los lejanos. Y esto lo olvidamos con frecuencia porque recibir y servir es más fácil con el de fuera, que uno sabe que tarde o temprano se marchará, y el vivir y convivir permanentemente con los mismos se hace tedioso y hasta incómodo porque ya se sabe que siempre es lo mismo. Por eso al de fuera le exigimos poco, nada. Somos capaces de perdonarle todo y no guardarle rencor si cortamos amistad con él, y a los cercanos… con ellos vamos a degüello.

Y tal vez algo parecido, pero a la inversa, nos pase con la política: a los nuestros les perdonamos todo: robos, desfalcos, corrupciones, amaños…y a los otros a degüello, cuando el pecado es el mismo y aún debería dolernos más. Cada lado del hemiciclo se siente bien servido cuando gobiernan los suyos y tal vez por eso perdonamos a partes iguales, cuando en el fondo nos abandonan de la misma manera en necesidades principales y nos crean obligaciones fiscales que antaño no teníamos. Y así en los últimos años los de la izquierda han tragado con amnistía a golpistas, con la ley de malversación que sólo beneficia a quien maneja cuentas públicas, la desigualdad fiscal entre españoles, han visto sentados a terroristas y afines en el hemiciclo apoyando la gobernabilidad de España de los suyos, han aplaudido la desigualdad de penas entre hombres y mujeres, callan ante la tala de olivos centenarios y la instalación en su lugar de parques solares en pro de una mejora del clima y el calentamiento o cambio global, el delirio trans y su proselitismo entre niños y jóvenes, el arrinconamiento del español en las comunidades donde hay dos lenguas oficiales, la reescritura de la Historia reciente y la que nos hizo grandes, las directivas europeas que asfixian… Tragan con todo, con un presidente que no asume responsabilidades, ni convoca elecciones porque sabe que las perdería… Y no perdonan el que el ex ministro de transportes y el secretario general de su partido se vayan de putas y se las cambien y repartan como los niños los cromos. ¡Puritanos de tragaderas infinitas!

Y esa es nuestra altura moral. Las putas harán el cambio de gobierno, serán las salvadoras de España y provocarán la alternancia del gobierno que vino a limpiar cloacas, a dejarlas trasparentes y a ser el gobierno feminista del siglo XXI. Para después prohibir la prostitución con permiso del político putero que dejó a la vista de la UCO toda evidencia.

Almudena González

Mi casa

No se si llegaron a ver esa película deliciosa de Frank Capra, You can’t take it with you, que traducido al español es Vive como quieras. Este largometraje está lleno de grandes momentos, pero lo que más me llama la atención es que en esa casa conviven locos y cuerdos en una armonía perfecta. Como en toda casa de bien.

En casa de mis padres, una casa grande y luminosa, es decir, numerosa y alegre, éramos tantas hermanas, todas de distinto carácter, que mi pobre hermano- que vivía en minoría- debía pensar que su futuro estaba abocado irremediablemente a la locura. Les adelanto que mi cuñada está tan loca como todas, tan cuerda como el resto, y entre los dos han formado una familia estupenda, numerosa y alegre.

 

Y es que mi casa, así como la de mis padres, la de cualquiera de mis hermanos y de muchos de mis amigos, es el lugar más libre del mundo. Uno llega y abre la puerta y salen los perros a saludar entusiasmados, coloca sus cosas y se acerca a la cocina- curioso porque allí siempre hay alguien- y se ponen al día del trabajo, de los estudios… llega alguien más y enseña un chiste de TikTok y otra muestra la última camisa que se ha comprado, de pronto todos escuchan el estruendo golpe a una puerta, hay un baño ocupado “busca otro” y hay truenos y relámpagos de voces, hasta que un adulto manda paz a esa tormenta de voces. Hay locura- de amor-, cordura – por el orden-.

El amor todo lo salva y lo supera, hasta el propio egoísmo, pero eso solo lo sabe el que ha tenido que renunciar incluso a sí mismo. A la luz del algoritmo veo que hay pocas familias que manejen bien la locura. Ésta siempre viene cargada de sentimientos y en esta sociedad de los sentidos, de manifestación exagerada de sentimientos, la locura está sobredimensionada. Lo arrasa todo y lo peor, lo rompe y destroza.

 Así veo a madres jóvenes que no dejan de quejarse de lo duro que es criar, a padres obsesionados con el descanso o peor, con que sus mujeres son otras desde que nacieron sus hijos. Y así, entre las jóvenes familias se extiende ese vicio de la queja, de que su renuncia no ha sido lo que esperaban y veo a muchos tristes a los que me encantaría invitar a mi familia. Y es que, sin orden, la locura es destructiva.

El orden pone paz, y armonía, y alivia ese momento de susto, de última hora, cuando toca entregar un documento en el banco, un trabajo en la escuela, pero sobre todo el orden pone en su lugar los sentimientos, para que no crezcan por encima de la razón, para que no magnifiquen los detalles que molestan evitando así que se acumulen en una bomba explosiva, iniciando de nuevo un caos. El orden, pone en relación los acontecimientos, relativizando lo que nos pasa, porque nada es para tanto, aunque tanto sea demasiado y, sobre todo, ha de convivir con la locura para que la rutina y el deber hacer no acaben con la sana armonía de la casa. Nadie quiere llegar del mundo a un hogar sin corazón.

A todos nos agrada llegar a una casa en la que nos esperan, cada uno haciendo lo suyo, pero capaces de dejar de hacer cuando oyen la llave en la puerta

Por eso siento que es triste este tiempo que vivimos, porque queriendo todos más o menos lo mismo, se menosprecia la locura, el orden y sobre todo el hogar y todo lo que ahí dentro se edifica: niños que serán adultos mentalmente sanos, que formarán y edificarán una sociedad justa, equilibrada, sana, con su ración de locura, con su ración de orden, una sociedad que será hogar y en la que querremos quedarnos.

Utopía, tal vez, pero realizable, seguro. Yo siempre quiero volver a casa de mis padres o viajar para estar con algunos de mis amigos. Son esas pequeñas sociedades que, si funcionan a pequeña escala, ¿por qué no a una más grande?

¿Y si no hay niños? Los niños son un fruto del matrimonio, el natural, pero no es el único, y eso les toca a cada dos, o a cada uno- en caso de los solteros-, encontrar y trabajar su propósito, mientras haya equilibrio de locura, orden y darse uno mismo. Qué tal vez cuando no hay hijos, esto sea el punto decisivo.

Almudena González

Encontrar el propósito

A veces pasa que no consigo poner en orden las ideas, voy de un tema a otro y no concreto nada. Me cuesta. Me cuesta dar con la clave de lo que pasa sin recaer de nuevo en ese declive que sufre Occidente. En esa podredumbre que avanza, como el apagón de España, aunque en algunos lugares la oscuridad tarde más en levantar.

Después pienso que no debo ser tan dura, ni pesimista, ni protestona, que el declive de la sociedad se debe sobre todo por al declive del corazón humano y que humanos somos muchos, y realmente Occidente comenzó su cambio con doce líderes incultos, pero con una sabiduría extrema en su alma.

 

 Y así, me lleno de un poco de esperanza y recabo en que tenemos un nuevo Papa, León XIV, y que me gusta como viste y calza, y que, aunque ya le hayan criticado esta semana por decir algo tan obvio como que la familia es semilla de la sociedad, la unión natural y estable de hombre y mujer y que toca protegerla y reforzarla, lo seguirán haciendo, aunque  diga:  el pasto es verde saldrían a criticarlo y a decirle que en verano es amarillo, en invierno es parduzco, en primavera tiene otro brillo… y lo dirían quienes no tienen pasto.

Reviso los digitales y parecen más el guión de un drama pornográfico que diarios generales de información política nacional: mises, prostitutas, porteros de discoteca convertidos en potentes hombres del gobierno, hermanos juzgados por no saber ni por donde sopla el viento, drogas, paradores, ministros que insultan en redes a ciudadanos normales, políticos que dan un puntapié a sus compañeros y se aforan para evitar un juicio, cambio de las normas del juego en la elección de nuestros fiscales … y nadie dimite.  

Parece que no hay en la izquierda gubernamental, nadie con el más mínimo sentido de la honestidad, responsabilidad, compromiso con la verdad, sentido del deber, amor a su país, respeto a la ley, capacidad de sacrificio por el bien común, amor a la libertad bien entendida…

Ni una virtud cívica, esas de las que hablaban Platón o San Agustín o Santo Tomás o tantos otros pensadores, brilla en el gobierno español de hoy. Esas virtudes que se hacen imprescindibles en los líderes que han de ser ejemplo para sus pueblos para mantener sociedades justas y prósperas y vuelve mi pesimismo, porque caigo en la cuenta de que en este siglo XXI parece que todo se ha vuelto del revés y se han cambiado esas virtudes por defectos o vicios a base de mentira, culpa, manipulación legal, sacrificar el bien común, amor a uno mismo y sobre todo al poder.

Pienso que podría ser un problema de educación, de formación básica, y concluyo que hemos perdido los básicos, que cuando dejamos de profundizar en la virtud, en el pensamiento, en la historia… el hombre acaba embrutecido, presa de pasiones e intentando justificar una orgía como acto de gobierno por el bien común y así acaba perdiendo propósito y norte y olvida sus orígenes y hasta quién es, y por eso es capaz de criticar lo más obvio, que el pasto es verde.

Pero hoy me levanto con los resúmenes y los vídeos del homenaje a Rafa Nadal en Paris, en la apertura de Roland Garros, su casa tenística. Y se me agua el ojo y me vuelve la esperanza, porque Rafa – y muchos otros- encarnan las virtudes que a nuestros políticos les faltan. Así que pienso que tal vez solo sea cuestión de encontrar a 11 más para liderar un gran cambio social que dé esperanza, para caminar hacia un verdadero progreso y sobre todo encontrar el propósito que España ha perdido.

Seguro que en Colombia también pasa, le avanzo que en Alemania es más de lo mismo, aunque tal vez no tan pornográfico.

Almudena González

Un Papa paraliza el mundo

Por fin, tras poco menos de un mes en sede vacante, la Iglesia y sus fieles, Roma y su pueblo, gozamos de nuevo de un Santo Padre, un buen pastor.

¡Qué inmensa alegría ha supuesto conocerlo! Cientos de romanos y peregrinos acudieron a la plaza de San Pedro, miles lo vimos desde nuestros televisores. Primero el humo blanco que precedía a esa buena noticia que tanto esperábamos los fieles y el mundo entero: habemus Papam , que recorrió el orbe en mensaje de texto, en tuit de X, en post de Instagram… en cuestión de segundos.

 

Después de una hora de espera, de ansiedad y nervios, de especulación y oración.

Durante ese tiempo la Iglesia madre era como esos padres primerizos que están a punto de dar a conocer a su bebé a la familia, y lo limpian, y lo visten con esa primera puesta tan pensada y con tanto mimo escogida…pues la Iglesia pueblo espera, como lo hace la familia que ama al hijo por anticipado e incondicionalmente. Y así tras un rato el mundo pudo conocer a su nuevo Papa,  y los corazones de las gentes de Roma y de los que mirábamos desde casa saltaron de alegría sin importarnos si es guapo o feo o si se parece a alguno de los anteriores o los errores que cometa.

La iglesia tendrá sus luchas de poder, pero al católico de a pie, al común, al ajeno de las intrigas le importan un bledo. Él reza por el Papa, desde que muere uno y se alumbra otro tras el cónclave. Reza durante el cónclave y más intensamente viéndole en el balcón, mientras pronuncia su primer saludo, porque sabe que esa alegría es también un gran peso de Cruz -un marrón-, y no deja de rezar por él nunca. ¿Y si no le gusta el Papa? Pues con más razón rezará por él, porque ya sabemos que el mayor acto de amor es rezar por el bien de nuestros enemigos, de los que nos disgustan, o de los que no comprendemos.

Un mundo entero pendiente de un balcón y el enemigo expectante. El mal no descansa, pero como bien dijo nuestro recién estrenado León XIV, “el mal no prevalecerá, estamos en las manos de Dios”.

El mundo espera

Los oportunistas, los comentaristas convertidos desde el paganismo en expertos vaticanistas, querrán ver en él al Papa social, al disruptivo, al reformista que traiga por fin un cambio mundano a la Iglesia católica,  uno que se amolde al pensar y sentir del mundo, uno del que por fin puedan dar un titular acorde a los tiempos, que valide las aberraciones morales del hombre moderno. Volverán las preguntas sobre el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, la transexualidad, la propiedad privada, la apertura de fronteras, el inmigrante… volverán porque no saben que la Iglesia no cambia con cada Papa, que siempre es la misma a pesar del hombre al frente.

Tal vez algún periodista, con algo más de luz, pregunte por las implicaciones morales de la inteligencia artificial, por el límite de los algoritmos, por la esclavitud moderna del placer cortoplacista, por la dignidad del trabajo en un mundo cada vez más desempleado, por la manipulación de las voluntades infantiles a manos de grandes empresas , por la injerencia de los estados en la vida de las familias, sobre todo aquellos que arrancan hijos de sus padres cuando éstos no quieren que reciban una educación determinada y se muestran en rebeldía, o pregunta a Su Santidad cómo y hasta cuando hay que soportar una carga fiscal excesiva, o el destrozo de la vida natural en pro de un clima mejor…

Alguno, más observador,  le preguntará por la vuelta a la tradición, esa que se refleja en su vestimenta, en la cruz de su pecho con reliquias de santos, hombres de su tiempo que supieron amar hasta el último aliento y vivir la fe de sus mayores, por el uso del latín, por el amor al ritual, ese que deja ver toda la belleza que encierra el misterio de la fe, y dirá que los mayores lo hacían bien, pues ellos nos trajeron hasta aquí y la fe sigue viva.

 Tal vez por fin el mundo entienda que el Papa no es de derechas, ni de izquierdas, que el Papa incomoda e incomodará siempre porque está y estará en la Verdad, esa que según desde donde se mire alumbra a unos y oscurece a otros. Pero es que a la Verdad hay que mirarla de frente, abrazarla y seguirla con humildad hasta identificarse con ella y fundirse en una única aleación de amor. León XIV es el elegido para pastorearnos en este camino. Sigamos rezando por él y ¡viva el Papa!

Almudena González