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Etiqueta: contratación

Destruyendo lo construido: pliegos tipo en contratación pública

Por estos días Colombia Compra Eficiente -CCE-, la Agencia Nacional de Contratación Pública, está circulando su proyecto de reforma a los pliegos tipo, sector transporte, por el cual deben regirse las licitaciones siguiendo la Ley 80 de 1993, que pretende darle trasparecía a estas compras estatales.

Como sabemos, lo que no se licita por esta vía, que debería ser la oficial, se puede contratar con procesos desde entidades creadas para saltarse esta ley y poder incumplir los controles que exige (llamados contrataderos1), y en cambio, con régimen privado se contrata con dinero público sin someterse a los controles debidos, abriendo la puerta a una enorme corrupción (Fonseca, 2024).

 

Uno de esos controles son los pliegos tipo, que ayudan a evitar que las licitaciones se hagan con pliegos sastre, o a la medida de quien se la va a ganar en un proceso corrupto de punta a punta. Son tipo porque las condiciones que se deben incluir en la convocatoria a la licitación son estándar para el grupo (tipo) al que pertenece la licitación; si se saltan, y se hacen a la medida del que los funcionarios de la entidad que va a contratar quieren que se la gane, son sastre (a la medida de ese que se la va a ganar con trampa).

Su primera versión empezó a regir el 1 de abril de 2019, después de una dura campaña de la Cámara Colombiana de la Infraestructura -CCI- y de la Sociedad Colombiana de Ingenieros -SCI- llevada a cabo desde 2003 (¡16 años!). Se demostró una y otra vez la necesidad de los pliegos tipo con estudios sobre la prevalencia de únicos oferentes y pliegos sastre. La última versión, la 3, está vigente desde 1 enero desde 2021. La 4 entraría a regir este 15 de agosto.

Lamentablemente trae algunas “reformas” que deben ser corregidas: se pretenden reeditar problema superados de la versión 2, que fueron arreglados con gran dificultad y gastando energía por los gremios y funcionarios de CCE, que consisten en que se califiquen regalos que deben hacer los proponentes para ganarse las licitaciones. Esos regalos tienen que ver con encimar trabajos o acciones de sostenibilidad y de carácter social, que no se encuentran en el alcance de los pliegos. Es decir, que los contratistas deban atender por cuenta propia requerimientos que no están acotados en el documento, lo cual no tiene sentido puesto que se trata de desarrollar actividades que no tienen remuneración. Obviamente, los contratistas no pueden hacerlo porque se supone que su oferta se calcula con un presupuesto que se basa en actividades pagas. Pero como da puntos, obliga a los proponentes a otorgar regalos en contra del costo, lo que también abre una compuerta para que se pueda pactar ilícitamente con el que se quiere que gane, y que, en últimas, se vuelve más costo porque al final la entidad le pagará al contratista seleccionado con trampa a través de reclamaciones durante el contrato o mecanismos similares. Lo correcto sería incluir estas actividades en el alcance del proyecto y por ende, en el presupuesto oficial, no solo para no exigir a los contratistas algo indebido, sino para que no se abra esa compuerta a la corrupción.

Y no se aprovecha esta reforma para para corregir un error que viene desde la versión 1 que consiste en otorgar la posibilidad que el contratante establezca o no dar anticipo. En este punto hay una lógica inversa que no se ha querido comprender por parte del Estado (léase, los funcionarios de paso, incluyendo al vicepresidente Vargas Lleras).

Para sacar una licitación de obra pública, la entidad debe tener la disponibilidad presupuestal (Ley 80 de 1993, artículo 25 numeral 6, en virtud del principio de economía), o la plata en caja para entender fácil. Los contratistas de obra pública no deben ser, por lo tanto, financiadores del Estado en ningún sentido. Si se quisiera que el contratista financiara al Estado en un proyecto, la figura correcta sería la concesión (o la Asociación Pública Privada, que es también una concesión) y no la obra pública.

Esto, de paso, también echa por tierra la calificación de liquidez, capital de trabajo patrimonio y peor, cupos de crédito preaprobados, que deben acreditar los proponentes, porque no se requiere que el contratista sea un magnate para ganarse el contrato, sino que demuestre que sabe hacer bien el proyecto y que es bueno en gestionar recursos, y sobre todo tiene los conocimientos y la experiencia profesionales requeridos. El problema gravísimo detrás de esto es que con esas exigencias por fuera del ordenamiento legal que se deriva de la lógica de la disponibilidad presupuestal, es que se propicia que haya concentración de la contratación porque solo los poderosos (con finanzas poderosas) pueden ganar las licitaciones, y por ahí se abre nuevamente una enorme compuerta a la corrupción al exigir indicadores financieros altos que solo cumpla el previamente seleccionado con trampa, e incluso algo todavía más grave para el país, que es la posibilidad de lavado de dineros del narcotráfico, acompañado ahora con la participación de verdaderas mafias de la contratación combinando todos los males que nos afectan.

Volviendo al anticipo, la ley permite otorgar hasta el 50% del valor de la oferta y el % que determine la entidad debe estar debidamente argumentado en los estudios previos. Con base en el párrafo anterior, no habría ningún soporte válido para no dar anticipo.

La argumentación en contra provino desde 2010 de la tesis de que se estaban usando los anticipos para corrupción (Vargas, 2023), lo cual es simultáneamente cierto. En esto sucede una paradoja como la de «los efectos del oxígeno al cuerpo humano, se necesita para vivir, pero también es el responsable de la oxidación de las células, que las envejece y termina por agotar la vida«. Con los anticipos, los contratistas deberían cubrir los gastos iniciales para arrancar las obras y adquirir suministros iniciales (o lo que corresponda en el contrato), pero también se sabe que con esos recursos se pagan las mordidas o coimas que se les exigen (u ofrecen, o ambas) para ganarse el contrato; esto sucede fácilmente sí hay conjunción con las exigencias de indicadores financieros altos porque al asegurar que el proponente a seleccionar es poderoso económicamente, se descabezan a los demás, y con los precios al tope del presupuesto oficial* se cuadran ilícitamente las cuentas de todos (funcionarios y contratista) (*se supone que un sistema de competencia para seleccionar un contratista en un proceso licitatorio daría como resultado los menores costos para el Estado, o sea, montos por debajo del presupuesto oficial, lo cual es muy raro que suceda en nuestro país; esto significa que no sirve para nada el sistema de competencia en las licitaciones). Dadas estas realidades, lo indicado sería dar anticipos, por aquello que el contratista de ninguna manera debe financiar al Estado y que se necesitan contratistas que requieran anticipos para no concentrar la contratación pública y cerrar el paso a posible corrupción y lavado de dineros mal habidos, pero que fueran lo más pequeños posibles para que no estimularan los mecanismos de corrupción anotados. Ese % debe estar calculado para el proyecto específico, debería ir en los estudios previos, debería incluirse en los procedimiento de los pliegos tipo (CCE) y debería ser controlado por las entidades de control (PGR y CGR).

Un llamado a Colombia Compra Eficiente y a la entidad con la cual tiene su dependencia, Departamento Nacional de Planeación -DNP-, para que se tengan en cuenta estas otras aristas que tienen estos difíciles procesos en condiciones de corrupción generalizada, lo que exige considerar todos los detalles, algunos paradójicos y otros que no parecen influyentes, todos al mismo tiempo. No se puede simplificar. La lucha contra la corrupción es muy difícil, pero se puede, y una parte esencial es cerrar estas brechas anotadas. Y por supuesto, no destruir lo que con tanto esfuerzo ya se había construido.

Notas:
1 El término “contrataderos” lo acuñó el ingeniero Rodrigo Fernández quien es experto en contratación pública y conocido por sus trinos alertando por procesos amañados en los que seguramente hay corrupción.

Rafael Fonseca Zarate

Contraloría de Bogotá investiga la contratación en las 20 localidades

La Contraloría de Bogotá, luego de culminar una auditoría a los Fondos de Desarrollo Local, configuró un total hallazgos con presunta incidencia fiscal por un valor de $11.200 millones.

Estos hallazgos en las 20 localidades de Bogotá, tienen que ver con irregularidades en el manejo y ejecución de recursos públicos, incluyendo pagos excesivos, reconocimientos indebidos y sobrecostos en la contratación de bienes y servicios, además de deficiencias en la justificación técnica y financiera de adiciones presupuestales y reconocimientos de mayores valores pagados.

 

“fundamentalmente se están encontrando problemas en la planeación de obras de infraestructura, puede ser de malla vial, los andenes y las vías terciarias que están dentro de los barrios por donde caminamos todos los ciudadanos”. Y agregó que se observaron otros asuntos relacionados con los temas del adulto mayor, y con el acompañamiento o desarrollo de las minipymes», informó el director de la Oficina de Apoyo al Despacho del Contralor de Bogotá, Juan Carlos Gualdrón.

El ente de control de Bogotá anunció que las personas involucradas en estos hechos serán llamadas a versión libre en los próximos días.

Contraloría pone la lupa en vigilancia de contratos de la Universidad Distrital

La Contraloría de Bogotá le pidió subsanar retrasos en reporte de contratos para la plataforma de vigilancia fiscal SIVICOF a la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

El llamado de atención se dio tras un minucioso seguimiento de la Contraloría y se evidenciaron los retrasos en cuestión de conformidad con lo dispuesto en la Resolución Reglamentaria 002 del 11 de febrero de 2022.

 

“Es una situación que llama la atención de este organismo de control fiscal, y requiere ser subsanada cuanto antes. Por tal razón, hemos convocado esta mesa de trabajo, con el propósito de evidenciar las causas que originan tal situación y conminar al sujeto de control a implementar correctivos urgentes y efectivos”, afirmó Andrés Rojas, director del sector educación de la Contraloría de Bogotá.

La alternativa que propuso el ente de control fue la convocatoria de una mesa de seguimiento con el equipo directivo de la Universidad Distrital para identificar las causas que han generado esta problemática y sobre todo establecer los compromisos necesarios para corregir los asuntos señalados.

Por su parte, la Universidad Distrital presentó un plan de choque que contempla la expedición de circulares internas, el establecer medios de control adicionales, jornadas de capacitación para funcionarios y áreas responsables, así como la modificación del manual de contratación, para ponerse al día con el reporte de los contratos.

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*Foto: Facebook Contraloría de Bogotá

Veeduría advierte posibles afectaciones en el distrito por la variación en el precio del dólar

La Veedora Distrital, Viviana Berberena, hizo un llamado a la Administración Distrital para que se analice detalladamente y a profundidad la contratación que se hará en adelante y que esté relacionada con temas de infraestructura.

Lo anterior, según la directora del órgano de control, “por los riesgos que pueden presentarse por las variaciones de la Tasa Representativa del Mercado (TRM), un indicador que representa el valor promedio diario de la tasa de cambio entre dólar estadounidense y peso colombiano”.

 

Esta alerta se da tanto para los procesos de contratación y para los contratos suscritos, especialmente en aquellos procesos que requieren adquisición de insumos importados.

De acuerdo con los datos del SECOP I y SECOP II, a la fecha el Distrito tiene suscritos contratos de adquisición relacionados con suministro de materiales y maquinaria para obras por el orden de $144.071 millones de pesos y en otros sectores relacionados con adquisición y suministro de bienes y licencias de software, etc. Adicionalmente, tienen suscritos contratos por valor de $193.798 millones, siendo estos presupuestos, y además, los que eventualmente podrían tener una afectación en los términos ya expuestos. Señaló especialmente, contratos de infraestructura y movilidad que pueden verse impactados, tales como la Primera Línea del Metro de Bogotá y los TransMiCables Aéreos.

La Veedora hace un llamado para que se efectue un análisis del contexto económico para los procesos de compra y contratación cuando los precios de los mismos se vean afectados por el dólar, optimizar recursos y prever los riesgos económicos y financieros en los contratos en ejecución, entre otros.

 

Contratación y corrupción 'van de la mano'

Sin duda la infraestructura y la construcción en el país han presentado un incremento que durante un tiempo ha permitido la innovación de muchas de las ciudades colombianas. Sin embargo, este sector se ha visto opacado por algunas falencias presentadas dentro de procesos de esta índole como el llamado ‘carrusel de las contrataciones’, el cual fue descubierto hace algún tiempo y que hasta al momento sigue teniendo consecuencias no solo para los responsables sino también para el país y la ciudadanía. Actualmente más del 60 por ciento de las contrataciones en el país está concentrado en uno o dos oferentes.

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'Un acuerdo' sin firmas

Esto es información Confidencial. Después de 17 días de cese de actividades por parte de las madres comunitarias, finalmente el viernes pasado se llegó a un acuerdo con el Gobierno, en el que se estipulaba la contratación indefinida y el pago de salario con prestaciones. Simplemente faltaba la firma sobre el papel para que este pacto fuera completamente legítimo. Sin embargo, las madres aún se encuentran a la espera de la validación del pacto.

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“Confío en que la justicia nos dará la razón”

En medio de varias acusaciones y señalamientos por parte de miembros del Concejo, en especial del concejal Javier Palacio, quien ha sido señalado de manejar la contratación del Fondo de Vigilancia de Bogotá durante el Carrusel de la Contratación; contra la actual gerente de esa entidad, Natalia de la Vega, existe un proceso disciplinario iniciado por la Personería Distrital en contra de la funcionaria.

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Anónimos señalan la existencia de un "carrusel de la contratación" en Bogotá

La Procuraduría decidió iniciar una investigación preliminar en contra del Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro por las denuncias de un grupo de «ciudadanos anónimos» que señalan la existencia de un cartel de la contratación en la capital.

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