El «click» y su responsabilidad electoral
En menos de 30 días, la izquierda y la derecha tendrán definido su candidato oficial que seguirá disputando la carrera por la presidencia 2026-2030. Para tal fin, las directrices del Pacto Histórico y el Centro Democrático optaron por realizar consultas internas, actividades de participación ciudadana caracterizadas por su publicidad mediática tradicional y el activismo electoral desde las redes sociales con sus interacciones para empoderar, sin escrúpulos éticos, a determinados aspirantes por sus polémicas narrativas en el sistema digital.
Los resultados de la consulta interna del partido de gobierno dio como ganador y candidato oficial de la izquierda pura a Iván Cepeda. A la par, este contexto electoral también brindó la oportunidad democrática a decenas de aspirantes para ser parte de la lista de aspirantes a Senado y a Cámara de Representantes por el Pacto Histórico en las Elecciones Legislativas el 8 de Marzo de 2026. Este último proceso despertó un polémico interés noticioso porque varios creadores de contenido, influencers o youtubers obtuvieron sendas votaciones que les permitieron incluso superar a las campañas y políticos tradicionales de su partido de gobierno.
Guste o disguste a determinado sector de la opinión pública, los nuevos liderazgos políticos desde las redes sociales son y serán de ahora en adelante una realidad latente, teniendo presente la masiva concurrencia de los ciudadanos, votantes o nichos específicos hacia el sistema digital como canal de interacción con determinada figura, tema o gusto. Frente a este poderoso panorama debemos categorizar a las plataformas, a las redes sociales y a sus posicionadas personalidades como nuevos lenguajes; así como ha sido el lenguaje de la televisión, el de la radio y el de la prensa escrita. Todos comunican a su manera.
No obstante, queda ese «manto negro» sobre la calidad y la cantidad de narrativas vulgares y mentirosos que mueven a diestra y siniestra los medios digitales, o será como dice, Diego Santos, consultor y estratega digital: (…) los creadores de contenido se han ganado una reputación sumamente negativa. Cualquier mención de estos tiene una connotación de degradación y podredumbre. Los ven como mercenarios de la mentira y la difamación, personajes sin escrúpulos, sin decencia y sin dignidad (…)». En este sentido, es válido preguntar sobre la responsabilidad electoral a la hora de hacer un click para generar ‘likes’, seguidores y reproducciones, en beneficio de volver tendencia cualquier barbaridad que en segundos propagara una tendencia y cientos de seguidores.
Quiero resaltar este fenómeno electoral, que aunque relativamente suena a novedoso, en las votaciones coge más fuerza de la mano de los llamados generadores de contenido o influenciadores, que han encaminado sus estrategias discursivas a sus más fieles seguidores o alineándose con los ideales de un partido, movimiento o activismo político. “La narrativa política ha cambiado y cada vez se hace más sólida en las plataformas digitales. Los influenciadores están conquistando espacios por encima de los políticos tradicionales porque entienden las nuevas narrativas y logran viralizar mensajes, generar tendencias e incluso poner agenda”, sentencia el el analista internacional y consultor político Juan Falkonerth.
Amigo lector de nada servirá redactar una crítica destructiva hacia los candidatos que por cuenta de un «click» en sus poderosas redes sociales gana cientos de votos y seguramente una curul en el Senado o la Cámara. Lo que debemos empezar a exigir a los «digitales padres de la patria» es verdad, respeto, ética en sus narrativas y cuidado de su reputación pública, entendiendo su responsabilidad en la calidad de sus agendas programáticas y viabilidad en sus proyectos de ley desde el legislativo, que en esencia son la base para medir el compromiso con sus electores y una forma de calificarlos para sostenerlos en el poder político. Les llegará la hora de demostrar a Colombia y los colombianos que de la realidad virtual pasarán a la realidad propositiva de carne y hueso en el parlamento legislativo, que es donde en verdad se nota quién es quién.
En menos de 30 días, la consulta del Centro Democrático seleccionará a su candidato a las elecciones presidenciales del 2026 por medio de una encuesta realizada por una firma internacional de forma virtual. Los cinco aspirantes de la tradicional política criolla deberán esperar si les votan por los «likes» en sus redes sociales o sus divulgadas y rígidas agendas programáticas. Basta esperar para analizar. La democracia sigue más viva que nunca.

