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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Edgar Martínez

¿Una estrategia sin conectividad?

Los colombianos desde ahora debemos acostumbrarnos a ver y escuchar en vivo y en directo por la televisión nacional al presidente, Gustavo Petro y a sus revoltosos ministros, creería, como parte de una estrategia comunicacional para tratar de recuperar la baja imagen de liderazgo, desempeño y gestión que tiene su gobierno. Colombia y los colombianos merecen más acciones y menos publicidad mediática.
Seguramente cuando publiquen esta redacción, la segunda parte del consejo de ministros se debió emitir por la “pantalla chica”, ojalá con previa preparación de los asistentes para evitar la engorrosa situación del primer capítulo que aún es motivo de burla por parte de gran parte de la opinión pública adepta a los gruesos temas políticos del país y a las severas críticas de la oposición. Prevenir antes que curar, dice el adagio popular.

Uno entiende que la comunicación de gobierno es parte fundamental para presentar resultados a los ciudadanos. No obstante, cualquier acción comunicacional de gobernanza amerita un plan, una organización, unos objetivos claros de la comunicación, un diseño de mensajes y la selección de un canal o medio para transmitir la información. Pareciera el primer intento fue improvisación solo improvisación y un desorden a estilo salón de escuela pública. Todo fue de conocimiento público.

Nota recomendada: ¡Violentos!

Usar la televisión en horarios “prime time” y las redes sociales a todo furor por su fuerte cantidad de seguidores sugiere por parte de sus asesores una responsabilidad monumental si se trata de entregar sendos resultados. Lo contrario, es arriesgar a seguir perdiendo credibilidad, ceder terreno electoral de cara a las elecciones del 2026 y un ‘papayaso’ para la oposición aprovechando esos mismos medios para la crítica en su esplendor.

Debiera entender, Gustavo Petro que su labor como absoluto mandatario de los colombianos es comunicar sobre temas de seguridad, bienestar social, confianza económica, presencia institucional en todo el territorio, empleo, vivienda, seguridad servicios públicos, confianza política y proyecciones para mejorar la calidad de vida de millones de personas en pobreza y extrema pobreza. “La estrategia de comunicaciones no se trata de ‘hablar más’, sino de hablar de manera clara, auténtica y efectiva para conectar con las personas que importan”, dice .Adriana Bernal, fundadora y presidente del Premio Xilópalo, Kasa Agencia y KienyKe.

“Duele que le salgan tan mal las cosas al Gobierno, porque es mal para todos”, describe con exactitud, Luis Noé Ochoa en su última columna de El Tiempo. El tema es que pareciera la gobernanza del primer gobierno de izquierda mantiene fracturas en todas sus cabezas institucionales originando crisis evidenciadas en sus procesos de comunicar. Esos mismos procesos comunicativos deben servir para tratar mejorar la divulgación de todas las acciones durante el tiempo que le queda al gobierno y de paso aumentar su credibilidad entre la gente. Más acciones y más conectividad.

Edgar Martínez Méndez

¡Violentos!

Estoy conmocionado con los excesos de violencia. Me conmociona la violencia producida en las poderosas redes sociales por parte de nuestras personalidades públicas. Me conmociona la violencia verbal y física en manos de letrados e iletrados en la prensa tradicional. Y me conmociona sentir las décadas de violencia por las que hemos pasado con el cruel resultado de un desvalorizado precio a la sagrada vida y millones de muertos rememorados en los archivos de nuestra historia.
Ser violentos se convirtió en una estrategia de los más connotados líderes en aras de generar amenaza, miedo y zozobra, intuyo, con el ánimo de buscar protagonismo digital, periodístico y populista. Me explico.

Por un lado, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Fabio Arias, amenazó con liderar un nuevo ‘estallido social’ si “los empresarios no pierden algo o, de lo contrario, deben someterse a otro fenómeno parecido al que literalmente quemó al país en 2021”. Esa revuelta, le costó al país “el abuso de la fuerza, violaciones a los DD. HH. y enfrentamientos violentos entre policías y manifestantes marcaron las protestas que dejaron miles de heridos, decenas de desaparecidos, más de 70 muertos y otros daños colaterales”*. Aun con estos resultados, se le echa gasolina al fuego. Que miedo.

El tono perverso, característico de los sindicalistas, es ciertamente exagerado en el sentido de atacar sin ‘pelos en la lengua’ a millones de empresarios, inversionistas e incluso emprendedores arriesgados a formalizar empresas, aportar su capital humano y financiero, y siendo honestos generar empleos formales para millones de colombianos, sin tener presente la fuerte carga tributaria y parafiscal para sostener y funcionar como negocio o empresa legal en nuestra revolucionada nación. Insisten los analistas en temas laborales en la necesidad de abordar temas puntuales para mejorar las condiciones de la mano de obra criolla, pero es en el Congreso donde se debaten con altura, argumentos, datos y cifras esos menesteres. Será qué a punta de mensajes violentos logramos nuestros requerimientos? No creo.

Por otro lado, los extremos políticos nos generan violencias verbales en las redes sociales que atentan contra los derechos fundamentales. La pelea Petro vs Trump en (@Twitter) ahora X con mensajes nacionalistas, izquierdistas y autoritarios dejaron en evidencia como se constriñe en su ser a cada colombiano que busca en la tierra del ‘sueño americano’ un mejor futuro y una mejor calidad de vida entendiendo que en su nación, el presidente o gobierno de turno es incapaz de cubrir con serias políticas públicas sus necesidades y un sólido bienestar social. Ese mismo compatriota se arriesga a ser ciudadano ilegal, luego señalado de bandido y ahora deportado como el peor delincuente. Las historias de vida de los deportados son violentas.

Las posturas de Petro vs Trump dieron pie a una feroz reacción de ambos bandos en las poderosas redes sociales y sus millones de seguidores, sin medir las consecuencias para miles de empresas, empresarios y emprendedores atentos por estos días a poner a disposición sus productos y servicios colombianos en los capitalistas eventos como son el Super Bowl y el Día de San Valentín, en donde el café, el aguacate, los bananos y las flores, entre otros, dejan grandes dividendos a la tierra del ‘Papá Trump’ y la del ‘Aureliano del siglo XXI’. Por Dios! “Superado el torbellino, conviene extraer lecciones. La primera es evidente: algo de tanta importancia y que involucra la estabilidad de millones de personas como lo son las relaciones internacionales de un país necesita de sensatez y sentido de responsabilidad en función de proteger el bienestar de la mayoría”, dice un editorial de El Tiempo.

De los mensajes violentos en la red, el ‘pueblo´, o mejor, los hinchas de cualquier equipo del fútbol colombiano lanzan sus odios o sus violencias verbales y físicas contra los jugadores o el equipo visitante como sucedió recientemente en Santa Marta, en donde Millonarios fue recibido a punta de ‘madrazos y pedradas’ dejando como resultado a un jugador del equipo capitalino seriamente herido y el aplazamiento del partido. Una violencia sin límites en una de las pocas actividades de entretención masiva con cierto amago de amistad dentro y fuera de las canchas para los que encontramos en esta actividad deportiva una forma de entretenimiento y una salida a este estrés mediático de las violencias. La película es rebobinada con frecuencia con saldos de heridos, muertos y enfrentamientos caóticos.

Más violentos para donde. Los hechos del Catatumbo, una guerra territorial sin tregua para controlar el negocio transnacional del cultivo y comercialización de la coca, según la Defensoría del Pueblo es: “la matanza en esta zona del país que podría ser considerada la más grande de la década (pueden ser más de 80 muertos) y desató el desplazamiento de por lo menos más de 50.000 personas, el más grande registrado en 30 años en Colombia”. Lo más lamentable es que 1.800 niños y niñas también son afectados en sus derechos a la niñez y el impacto devastador del conflicto armado en sus vidas. Las violencias poco perdonan edad, sexo, raza o región. Vamos mal…

Tan mal que, de acuerdo con estudios, en Colombia se cometen al menos 36 asesinatos al día con el antecedente de ser violentos, es decir, sin medir los medios y las formas para acabar sin asco con la vida de cualquier ciudadano. “La confrontación, el insulto, el golpe bajo, y la puñalada trapera son recursos aceptados por quienes saben que en ese lodazal todo está permitido”, dice Frenando Carrillo en su libro Sin miedo. Yo me arriesgo a tratar de concluir, como dije a un programa de televisión internacional deportivo: “el Fútbol Colombiano y en general nuestra Colombia es el reflejo de una sociedad carcomida por nuestra histórica violencia, Y hoy, alentada por nuestros líderes políticos que incitan a solucionar por medio de vías de hecho”

Edgar Martínez Méndez

Seguimos advertidos

La democracia volvió a ser pateada. Ni la comprobación del robo de las elecciones, ni gran parte del rechazo político internacional, ni las protestas de sus ciudadanos alrededor del mundo, ni sus denunciados rasgos de dictador, ni la sistemática violación de derechos humanos y civiles contra sus opositores sirvieron para frenar la auto juramentación presidencial, por otros seis años del opresor Nicolás Maduro, lo que aumenta con el paso de los días la incertidumbre y la represión contra Venezuela y los venezolanos. Colombia debe seguir en alerta máxima.

La antidemocrática posesión sirvió para ratificar, según los analistas políticos, el autoritarismo sin precedentes por parte del tirano de Caracas, para seguir en el poder por encima de las exigencias de una gran mayoría de sus ciudadanos, quienes en esencia ponen o quitan a sus gobernantes con su sagrado voto en una verdadera, seria y respetada democracia. Infiero que durante los siguientes días, el pícaro con su sequito de alfiles seguirán mofándose de sus contrarios, la exigencia diplomática mundial y su más fuerte rival, la valiente mujer, María Corina Machado y su presidente electo, Edmundo González. Amanecerá y seguiremos viendo.

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No cabe duda que los hechos políticos sucedidos en el vecindario afectan directa e indirectamente a Colombia y los colombianos. Por un lado, analistas proyectan que la frontera entre las dos naciones volverá a ser escenario masivo de la entrada de miles sino de millones de venezolanos habidos de necesidades básicas como: empleo, vivienda, salud, comida y calidad de vida. Exigencia suplidas, seguramente por el Estado colombiano, es decir, con nuestros impuestos. Por el otro lado, se respira un ambiente tóxico entre gran parte del país por cómo el gobierno dictatorial puede influir para que el proyecto político del presidente, Gustavo Petro, siga el ejemplo buscando su reelección con una “triquiñuela” Constitucional. Debemos estar pilas!

Yo me temo lo peor en este último sentido porque el primer mandatario colombiano desde su campaña presidencial lanzó sendos mensajes a la prensa aclarando que, palabras más palabras menos, su programa de gobierno merecía por lo menos de cuatro mandatos presidenciales, es decir, unos 20 años, sin tener presente sus aires de atornillarse eternamente -como su camarada Maduro-, perfilando a uno de sus más cercanos familiares o en últimas poniendo a disposición del pueblo a la más arraigada o arraigado a su doctrina política. Este espinoso tema se matiza en los mensajes de Petro invitando tácitamente a un “movimiento constituyente popular, referendo u otro escenario revolucionario”, sentencia Fernando Carillo Flores en su reciente libro: Sin miedo.

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Precisamente esa sintomatología revolucionaria a la brava nos exige desde la categoría de ciudadanos ser observadores rigurosos de los mensajes y acciones de este y cualquier gobierno de turno con la mínima intención de cambiar las reglas constitucionales para llegar a la Casa de Nariño, lo que significaría empezar, como estamos observando en el vecino país, un largo y espinoso camino a ser encasillados en la barbarie del tal progresismo, izquierdismo, comunismo, socialismo o populismo enmascarado en entregar a diestra y siniestra grandes beneficios sociales y económicos para los más débiles de nuestra sociedad criolla. Mentira! Los colombianos somos testigos directos de los resultados gobiernistas de los dictadores.
Resumiendo, en nuestras conciencias electorales esta convertirnos en el régimen autoritario número 94, -según The Economist hoy hay 93 contra 73 democráticos en todo el mundo-, si es que hacemos caso omiso a las atrocidades humanitarias y de irrespeto contra los derechos fundamentales de los pueblos de Venezuela, Nicaragua y Cuba por citar los modelos “progres” más recientes en la región y, además, si seguimos comiendo cuento que la Democracia es un gusto particular de las altas esferas sociales y capitalistas. En esencia, el debilitamiento de las democracias en América Latina se debe a: “la mala política, los malos políticos y las malas política públicas originadas por los dos primeros”, describe Carrillo Flores en su libro. Verdades totales!

La clase política, en el caso colombiano, viniendo de cualquier extremo, partido o movimiento demuestra históricamente que sus decisiones están cercanas a sus intereses clientelistas, burocráticos, corruptos y populistas en aras de mantenerse en el poder de generación en generación, sin acaudalar planes y acciones concretas para sanear las necesidades sociales y económicas de sus electores y en general de los más de 50 millones de colombianos. Esto último debe ser el punto de partida para aquellos interesados en ser los próximos candidatos a senadores o presidentes, en el sentido de escuchar las exigencias de jóvenes, trabajadores de todos los sectores, empresarios, académicos, generadores de opinión, medios de comunicación para consolidar una verdadera democracia participativa.

Ni hombres de pueblo, ni salvadores de las clases obreras, ni caudillos, ni dictadores. “Sabemos que nadie se adueña del poder con la intención de cederlo”, dice, George Orwel.

Estamos advertidos…

Edgar Martínez Méndez

¿Puede el periodismo ser una profesión sin peligro?

Espinoso interrogante, pero me arriesgo a decir que sí. Debo aclarar que para hacer efectiva la respuesta en este momento se necesita con urgencia que el presidente, Gustavo Petro, abandere un sincero “diálogo de paz” con algunos de los distinguidos periodistas y  los medios tradicionales que representan, y a la vez, que esos mismos comunicadores se arriesguen a bajarle el “tono” a sus contenidos editoriales que buscan obtener liderazgos de oposición, raiting, likes y tendencias en redes sociales. El gobierno, la prensa, la opinión y la democracia ganarían.

La pregunta-respuesta tiene su origen en una reciente investigación de la organización sin ánimo de lucro de origen francés, Reporteros Sin Fronteras (RSF), en la que ubica a Colombia en la segunda posición de los más peligrosos en América del Sur* para ejercer el oficio del periodismo, teniendo presente, según este estudio que, además, la situación para Latinoamérica no es favorable. Según la clasificación que se publica de forma anual desde 1995, más de la mitad de los países de la región experimentan un deterioro en la defensa de la libertad de prensa a causa, principalmente, de la caída del indicador político*.

Y es que el contexto político, una de las líneas analizados en el documento se convirtió en una “bomba de tiempo” para los periodistas cuando se trata de cubrir o hacer seguimiento a las acciones o agendas gubernamentales y a las decisiones de los presidentes. La prensa colombiana “tradicional” y sus profesionales no escapan a este negativo efecto sufriendo a diario ataques verbales de alto calibre replicados en las poderosas redes sociales del presidente Petro. Las respuestas de los medios, periodistas y organizaciones respaldando la libertad de prensa también están a la orden del día generando una mezcla extrema de polarización gobierno-periodismo. El tema es constante.

Por una parte, es apremiante dejar de editorializar sobre si el gobierno tiene la razón en exigir respeto por su línea doctrinal o reclamar aplausos masivos en materia de resultados. Por otro lado, si la prensa cumple con su labor ética y moral de criticar las actuaciones, decisiones y responsabilidades de Petro. Cada uno tiene su responsabilidad social. Entonces, vale la pena, creo, se debe frenar de tajo con mensajes gubernamentales cargados odio, furia y resentimiento contra la prensa y sus profesionales. Con ello, infiero, se cuida al ser humano-periodista, su vida, su rol ciudadano y el fortalecimiento de una democracia basada el respeto por la libertad de prensa.

No me cabe duda que unos periodistas más letrados que otros, más ganadores de premios que otros, más experimentados que otros, más ideologizados que otros incluso más famosos que otros,  cazan constantes peleas desde su medios tradicionales y digitales para alentar a sus seguidores y conseguir relevancia entre sus públicos olvidando el compromiso de informar con responsabilidad para un país políticamente caliente en términos de violencia. “El mayor reto que tienen hoy los medios es despojarse de un cierto grado de soberbia, arrogancia y superioridad moral que les ha impedido entender el nuevo mundo de cómo se consume la información”*.

De este brutal enfrentamiento, dice la investigación de Reporteros Sin Fronteras (RSF), el resultado es que ejercer el periodismo se convirtió en nuestra región en una tarea riesgosa y siempre cercana a una “profesión peligro”, dato históricamente  lamentable para un oficio destacado por la comunidad internacional entendiendo las fuertes transiciones noticiosas en Colombia que en los últimos tiempos van desde el negocio del narcotráfico, pasando por las guerras internas y terminando incluso con campañas políticas alimentadas con dineros de los carteles de la droga; hechos en los que la prensa ha jugado un papel importante y dejado sin vida a cientos de colegas.

Dicho todo lo anterior, el 2025 debe ser un espacio conciliador entre gobierno, medios y periodistas entendiendo que los ciudadanos son los únicos jueces de sus responsabilidades, encuadradas en una gobernabilidad con hechos, canales de información serios y periodistas más éticamente humanos. El Periodismo,

Edgar Martínez

Presidenciales, sin extremos, sin “delfines políticos”

Las figuras masculinas de la vida pública criolla empezaron a salir al ruedo. No se quieren quedar rezagados ante la arremetida de varias valientes, poderosas y destacadas mujeres de la “cosa política” dispuestas a pelear una presidencia. Infiero, por esto último, que nuestros varones electorales se arriesgaron a exponer sus posicionados nombres y tradicionales apellidos como alternativas para competir en las elecciones pese a que faltan alrededor de dos años, si se respeta la Constitución y sus leyes, para los promocionados, competitivos y polémicos presidenciales del 2026.

La anticipada contienda electoral se puso tan caliente que las firmas encuestadoras Guarumo y EcoAnalítica se aventuraron realizando un sondeo para medir las iniciales preferencias de los colombianos hacia las y los precandidatos. Si bien la elección está lejos llama la atención en esta encuesta los nombres de seis mujeres en el sonajero (Vicky Dávila, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, María José Pizarro, Claudia López, Francia Márquez). Entre ellas existen unas con una vasta experiencia en la vida política, con cada vez más visibilidad entre la opinión pública y los medios masivos. Unas de derecha y otras de izquierda. Reitero que las mujeres están de moda en el menester del liderazgo público.

Los políticos tradicionales con sus nombres y apellidos también pululan en este sonajero. Por ejemplo, Germán Vargas Lleras, Sergio Fajardo, Roy Barreras, Gustavo Bolívar, Iván Cepeda, Francisco Barbosa, Alejandro Gaviria, entre otros menos distinguidos en la arena gubernamental, pero que se destacan últimamente por cazar fuertes peleas con funcionarios del gobierno en las redes sociales, defendiendo su línea ideológica o los accionares del actual Presidente. El tono en los mensajes de los citados, según los analistas, les hace calificarlos de extremos (derecha e izquierda), situación que tiene bastante dividido a los colombianos. Yo me temo lo peor y es que posiblemente cada uno desde su trinchera seguirá jugando un papel estratégico en el 2026.

Sigamos tratando de visibilizar a esos posibles líderes políticos referenciados en la encuesta. Me llama mucho la atención nombres como: Juan Manuel Galán, Simón Gaviria y Miguel Uribe Turbay, políticos relativamente jóvenes, sin embargo, siempre conectados con partidos tradicionales y ejerciendo cargos en altos puestos gubernamentales. A ellos, a la par, les bendice venir de familias con apellidos de ex presidentes de la República. Dicho lo anterior, nada indica que vayan a ganar de entrada su candidatura oficial, pero si un buen indicio de quienes a la fija les apadrinan, pero también de quienes les señalan ser delfines políticos (en el argot político, delfín es el familiar de un mandatario o político que sigue la misma trayectoria).

Siendo realistas la carrera por ocupar el sitio presidencial es un hecho. Los varones y legendarios varones electorales empezaron a promover sus nombres y vienen ejerciendo presión al primer gobierno de izquierda en Colombia por sus constantes flaquezas que van desde corrupción, pasando por burocracia y terminan con un enfrentamiento sin precedentes entre extremos, pero con ello, generando en esencia incertidumbre en todos los sectores de nuestra sociedad. Esto último debe hacerlos recapacitar con el fin de salir de la confrontación verbal y digital para buscar un proyecto político serio y ajustado a las necesidades de Colombia y los colombianos.

No me cabe duda de que los denominados “delfines políticos”, con todas las críticas a sus espaldas, pero seguros de su oficial intensión presidencial, como arrancó recientemente, Miguel Uribe Turbay, ajustarán sus estrategias para pelear sus candidaturas oficiales con sus partidos para luego amalgamar una agenda programática que les permita venderse ante el electorado. Será que estos jóvenes candidatos cuentan con el conocimiento, la experiencia y la sabiduría para sacar al país de los graves problemas económicos, sociales y políticos en los que se encuentra? Los colombianos se arriesgarán a elegir a uno de estas figuras con legendarios apellidos políticos?. Lo dudo mucho porque si algo se buscó con el Presidente Gustavo Petro fue un cambio sacando a los líderes tradicionales.

Ojalá las elecciones presidenciales del 2026 estén alejadas de extremos y “delfines políticos. Urgimos de candidatos entregados a sacar el país adelante.

Edgar Martínez Méndez

A los colombianos: ¡Ahora es Colombia!

Una dudosa elección presidencial y protestas en todo el mundo por parte de los venezolanos me han inspirado el título de esta columna. En efecto, los colombianos somos testigos de cómo los comicios del vecino país tienen serios indicios de ilegitimidad direccionados por la dictadura de Nicolás Maduro. Por ello, tenemos el sentido de hermandad y empatía acompañándolos desde las principales ciudades capitales atiborrándolas con multitudes de compatriotas y criollos en los plantones convocados por la valiente líder, María Corina Machado. La estrategia hace eco en los cinco continentes.

No me cabe duda que las marchas, protestas o plantones convocados por cualquier ciudadano o movimiento tienen el respaldo de millones y las garantías constitucionales en un país Democrático. Agarrarse de ese derecho para exigir, con respeto y cero violencias, garantías frente a las determinaciones de nuestros gobernantes es una tarea ciudadana principalmente cuando sentimos fuertes “vientos de cambio” que atentan contra nuestra calidad de vida, el futuro de nuestras familias, la estabilidad económica y falta de honestas políticas públicas para generar certeros cambios. Debemos estar alerta.

En todo caso, los colombianos somos “campeones mundiales” en promover esta clase de movilizaciones para apoyar a propios y extraños. Precisamente este antecedente matizado con el fervor de exigir con gritos y arengas mejoras en varios frentes de nuestra tropezada vida social nos deben alentar, más temprano que tarde, a reclamar pacifica y masivamente por temas puntuales como: respetar el derecho a un servicio de salud digno, una reforma pensional sin vicios de trámite en el Congreso, una transformación en el código laboral alejada del interés politiquero, una estrategia seria para disminuir el desempleo y bajar la informalidad, incentivar la inversión interna y externa, entre otros temas trascendentales. Ahora es Colombia y los colombianos.

Dice el presidente de la Corte Constitucional José Fernando Reyes Cuartas, palabras más palabras menos que: “los ciudadanos puedan ir a la plaza pública es lo que justifica que seamos una democracia. Mientras haya opinión pública, mientras haya marchas, eso demuestra que hay una democracia palpitante. Eso sí, sin violencia, sin negar los derechos ajenos”. Y es que en nuestra golpeada patria la vulneración tacita de nuestros derechos por parte de cada gobierno de turno se convirtió en una constante que se suaviza con mensajes progresistas pero con graves consecuencias a futuro para las comunidades, no solamente del ámbito rural sino urbano. Debemos hacer palpitar con euforia nuestros derechos.

Un ejemplo cotidiano y palpable es la inseguridad en todos sus fondos y formas por parte de grupos terroristas y bandas criminales con las cuales se abren espacios de treguas y acuerdos sin cumplir. Los resultados: más secuestros, más ataques contra nuestra fuerza pública, más masacres, más vulneraciones contra los derechos humanos, más hambre, más pobreza, más miseria y más incertidumbre. Ante ello, la ciudadanía debe reaccionar con una marcha justificada contra los marcados atropellos y sus descarnados autores. Para otra muestra, el botón de la odisea para el reclamo y entrega de medicamentos, situación de la cual fui testigo presencial cuando me atreví a madrugar a realizar una larga fila para obtener unas medicinas a eso de las 4:00 am y en la que me llamó la atención abuelitos realizando este ritual sin compasión alguna del clima, la incomodidad y la falta de humanismo por parte de quienes prestan servicio. Esto último, se debe rechazar en la plaza pública.

Debemos ir a la plaza pública a protestar por la compra de congresistas para pasar por debajo de la mesa leyes cuestionables para el ciudadano de a pie, por el ataque constante a medios de comunicación, periodistas y la libre expresión, por el incumplimiento de los grupos al margen de la ley de aturdir a la población civil, por generar incertidumbre entre los empresarios colombianos, por los elevados precios en la canasta familiar, por los contantes escándalos de corrupción del gobierno y sus más cercanos familiares y por las inexpertas determinaciones de varios funcionarios de primer nivel del tan recalcado “gobierno del cambio”. Dicho todo lo anterior, la evidencia muestra la necesidad de prepararnos para seguir en la tónica de seguir exigiendo cambios serios y responsables desde las plazas públicas de todo el país sin importar nuestra línea ideológica.

Ahora es Colombia!, insisto. Porque olfateo como el mejor de los sabuesos -un labrador pura sangre- las oscuras intenciones del Gobierno Gustavo Petro de seguir en el poder, sea con una jugada Constitucional o promoviendo a otra u otro para ser él la sombra en el poder y seguir con su tal proyecto político. De tal manera, el titular debe emocionarnos por nuestras patria, su gente y su futuro, para lo cual es urgente estar atentos y si es necesario salir a protestar por cualquier intento de irrespetar la Constitución y las leyes, lo cual finalmente nos pondría en el mismo escenario de la actual Venezuela y su acertijo de sacar del poder al señor dictador, Nicolás Maduro. Ojalá este herrado…

Edgar Martínez Méndez

Detrás de un futuro presidente hay…

Es en exceso valiente. Desde que se convirtió en la figura política femenina para hacer contrapeso al régimen gubernamental de su nación me causó una sensación empática. Sus fuertes discursos y mensajes de liderazgo, sus palabras alentadoras y optimistas de cambió, incluso su humilde apariencia para hacer política y unir a todas las vertientes opositoras para derrocar a su actual gobierno -25 años en el poder-, me invitan a respetarla, pero con letras en mayúscula y si es necesario en subrayado. Toda una dama de hierro versión latina.

Sus respuestas en una reciente entrevista ofrecida en medio del agite de su masiva y esperanzadora campaña electoral a la cadena radial colombiana (@BluRadioCo) me hacen presagiar fuertes vientos de cambio en manos de una “mujer todo terreno” siempre dispuesta a promover la libertad por el bien de su pueblo. No en vano, desde hace 23 años está vinculada a la escena política enfrentando verbo a verbo y cara a cara a dos presidentes enquistados en el poder, pero cuestionados por sus doctrinas ideológicas y programas gubernamentales.

Ha puesto su rostro y su “pellejo” en las correrías por varias regiones de su amado país en la angustia y el afán por conquistar seguidores. De hecho, recibió y recibe ataques físicos, verbales y violencia de género por parte de los aferrados “barras bravas” oficialistas. De uno de los tantos barbaros hechos contra la líder opositora, el periódico español, El Mundo, describe: (…) cuando fue abordada por sujetos que la atacaron a golpes y empujones, y que usaron objetos contundentes contra ella y el equipo que la acompaña en sus actividades por el interior del país”. Ataques como este, la han empoderado para seguir adelante.

Energía y perseverancia han marcado su intención de ser presidenta. No obstante, la inhabilitación para ejercer cargos públicos por 15 años mermó ese gran propósito de catapultarse como la mujer con mayor influencia política en la historia de su nación. Esto último, infiero, la indujo a seguir en el juego estratégico de las próximas elecciones presidenciales promoviendo a Edmundo González Urrutia, pero convertida “en el motor de la campaña de la oposición y un fenómeno imparable para el régimen chavista”, como titula el Diario La Nación de Argentina. Una vocera de impacto y encarnación de un futuro presidente.

Se trata de María Corina Machado. La mujer de 56 años de edad, divorciada, madre de tres hijos, ingeniera industrial, especializada en finanzas por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y egresada del programa de líderes mundiales en políticas públicas de la Universidad de Yale, en Estados Unidos. Seguramente sus fuertes y marcados rasgos de liderazgo, adquiridos en la academia estadounidense, le han servido para ser la estrella de los últimos tiempos en la política latinoamericana y la resistente esperanza de millones en una Venezuela carcomida por una fuerte crisis económica, la alta inflación, la escasez de alimentos, la inseguridad, las fallas de los servicios públicos, entre otros problemas…

Machado, con sus postulados radicales, a pocos días de las elecciones -24 de julio- realiza una campaña sin precedentes, teniendo presente la ausencia total de una estrategia de medios de comunicación y cero inversiones económicas para impactantes campañas de publicidad. Prueba de ello, los ataques continuos por parte del oficialismo emprendiendo acciones como evitar que sea entrevistada en medios masivos durante los últimos diez años o la apatía de determinados sectores radicales del oficialismo ante su presencia en regiones bien apartadas con la presencia masiva de sus desinteresados seguidores.

Por esto último, Mauricio Vargas en su más reciente columna de (@ELTIEMPO) resume las cercanas elecciones así: “(…) el candidato Edmundo González Urrutia ganará las elecciones presidenciales en Venezuela. Le propinará una paliza a Nicolás Maduro: el promedio de encuestas lo sitúa en más del 60 % de los votos, y a Maduro en un 25 %. Mientras González y la líder opositora María Corina Machado –inhabilitada por el régimen– encabezan enormes manifestaciones, Maduro no llena las plazas (…)”. Según estos datos, los informes especializados en medios y las propias palabras de la líder opositora a la radio colombiana, el cambio sería un hecho. Amanecerá y veremos.

María Corina hace su tarea día a día invitando a seguidores y detractores a depositar su confianza con el voto incluso en la frontera colombo-venezolana. Seguir describiendo la vida y obra de esta “dama de hierro” para alcanzar un cambio político, económico y social en su patria llevaría muchas letras. Colombia debe ser solidaria en este proceso exigiendo “juego limpio” en los cruciales comicios o como dijo recientemente un editorial de ‘The Washington Post’, “los líderes democráticos del mundo deben “pronunciarse a favor de una votación libre y justa (…). Esta podría ser la última y mejor oportunidad de Venezuela”.

“Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer y detrás de ella, está un posible Presidente”.

Parzival: ¿Cuál Será La Gran Mujer Detrás Del Presidente, Gustavo Petro.

Edgar Martínez

Me quito el sombrero

Nunca me quitaré el sombrero para enaltecer a un personaje con un pasado violento y asesino con su ‘pueblo’. Les juro escrito en tablas de mármol -como hacen los mismísimos políticos en campaña- quitarme ese icónico accesorio ante la presencia desde el más humilde como María Segunda Fonseca, famosa por sus 60 años alimentando comensales de toda estirpe a punta de ‘pelanga’ hasta Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura, con su apoteósica obra, Cien Años de Soledad, traducida en 48 idiomas y que excita el interés a millones por la lectura a través del ‘realismo mágico’. Ellos son patrimonio y símbolo de Colombia.

Símbolos como nuestra Bandera, Escudo e Himno Nacional por los siglos de los siglos son y serán los merecedores de todos nuestros honores. De Hecho, que nos sigan haciendo erizar la piel cuando los vemos y oímos con todos los menesteres en galas, premiaciones o eventos internacionales, en los que para envidia de muchos, los autores de esos sentimientos patrios vienen del esfuerzo corporal y sudor de la frente de cientos de atletas ungidos por las mieles de la gloria, casi siempre paridos en las condiciones de extrema pobreza y desatendidos por cada gobierno de turno hasta nuestros días. Siempre me les quitaré el sombrero.

Patrimonio cultural de mis tiempos deben ser declarados los maestros Jorge Veloza, que con sus carrangueros boyacos ‘levantaron la bata’ de criollos y gringos convirtiéndose en nuestro primer ‘made in Colombia’ en presentarse en nada más y nada menos, en su momento, en el mítico Madison Square Garden, escenario de las grandes figuras de la orbe de entretenimiento. ¡Se les había olvidado! A mi no! Porque desde ese momento muchos se dieron cuenta de nuestra fortuna musical muchas veces escondido por aquellas pendejadas de nuestra historia conquistada por extraños ibéricos. Esas ondas musicales y tropicales desencadenaron una oferta brutal de los Grupo Niche, Joe Arroyo, Carlos Vives, Shakira, Juanes, Entre otros grandes y me quedo corto en el recorderis…me les quito el sombrero

Este espinoso tema del sombrero me lleva a pensar que somos consecuencia de muchos símbolos y patrimonios culturales en exceso de relevancia interna, pero manchados por un legendario cumulo de errores siempre cercanos a la disputa verbal sin altura, luego a la personal y finalmente, siendo sinceros, a la escena del crimen sin dolientes familiares o estatales. Precisamente por eso debemos coronar nuestras cabezas con los sombreros: Aguadeño, Vueltiao, Suaceño, Wayuu, Topochero, Misak, Sandoná, en su gran mayoría tejidos a mano por nuestros coterráneos, siempre olvidados por la gran mayoría de una sociedad sin dolientes e interesada por un bienestar personal, económico y en esto caóticos momentos POLÍTICO. Por esto último, nunca me quitaré el sombrero.

Quiero retroceder el tiempo para ‘quitarme el sombrero’ ante mi fallecida madre porque es símbolo y patrimonio de ejemplo para todas esas cientos de mujeres cabeza de familia que por cosas de este cruel destino les toco afrontar los avatares de la vida. Ellas nunca atentaron contra la vida de un semejante por obra y gracia; por el contrario escribieron en su mármol familiar con puño y letra que la vida se enfrenta trabajando, estudiando y respetando.

“No es un símbolo nacional. Para mí, termina siendo un fetiche dada la situación económica y social muy delicada que vivimos en el país. No tiene por qué estar en la Casa de Nariño, allá está la espada de Simón Bolívar y es lo que corresponde por historia, es el símbolo de la libertad de la patria. No es respetuoso con el país, con la historia, la memoria de los colombianos que haya otro tipo de símbolos distintos a los que acogimos como nación”, Dice Everth Bustamante, exsecretario de relaciones internacionales del M-19.

Edgar Martínez Méndez

Colombia es pasión deportiva

Felices estuvieron los colombianos con su selección viéndola ganando, gustando y goleando en el partido de fútbol amistoso con Estados Unidos. Una hora después, la emotiva fiesta de los seguidores del Atlético Bucaramanga disputando el primero de dos partidos para conocer el nuevo campeón del balompié criollo. Con estos dos acontecimientos, me queda claro que el juego y sus atletas alegran a millones de compatriotas ante la horrible cotidianidad, alejándolos por unas horas de las denuncias sobre corrupción, narcotráfico, delincuencia, inseguridad y otro sin número de noticias desagradables. Deportistas, ¡suban ustedes el ánimo!

Mi descripción es centrada en el fútbol, actividad movilizadora de grandes masas y fuertes pasiones. De hecho, la fiebre por la tricolor será ‘pan nuestro de cada día’ durante el siguiente mes porque en dos semanas comienza la legendaria y apetecida Copa América, torneo en el que, según especialistas, los ‘cafeteros’ llegan con grandes opciones para conseguir la gloria y de paso sumar la segunda Copa en su palmarés. En suma, haremos -a los que nos gusta esta actividad, la selección y nuestro equipo de corazón- seguimiento invadidos de esperanza, pasión y alegría en cada partido de los nuestros durante la edición 48 de este torneo. Ojalá esta sea la vencida y no otro fracaso desalentador…

Lectores, les recuerdo que anfitriones serán ahora los santafereños de la eufórica final del Fútbol Profesional. Ellos se encargarán de engalanar la fiesta en las gradas del Nemesio Camacho ‘El Campín’ para alentar a sus jugadores en busca de la estrella número diez en su escudo. Esa tarea, dicen los probos en balompié es compleja porque ‘los búcaros’ vienen de ganar su partido de ida por diferencia de un gol. Los hinchas sin pudor por el fútbol y los habitantes de las dos ciudades protagonistas, estoy seguro, serán actores de un reparto nutrido de algarabía sin precedentes teniendo en cuenta que no habrá un tercer partido sino un campeón. Triunfe quien triunfe, la celebración será de alegría, solo alegría…

Amigos, la pasión por el fútbol, el amor por el color de una camiseta y la disputa por un torneo local, regional o mundial genera un sin número de emociones reflejadas especialmente con la comunicación corporal -gestos, gritos, llantos, risas, bailes, canticos, entre otros-. Por eso, alinear el triunfo de un atleta en determinada actividad deportiva con un positivo estado de ‘ánimo social’ vale la pena ser reconocido especialmente tratándose de un país como Colombia en donde la insatisfacción por la situación económica, social y política colapsan la calidad de vida de sus ciudadanos. En esta línea, es pertinente ratificar lo expresado por el periodista deportivo, Antonio Cásale: “no hay nada más edificante en la escala de valores para una sociedad que el deporte”.

Pero más pasión por el deporte colombiano tendremos con los Juegos Olímpicos de Paris 2024 en el mes de julio. Ante semejante responsabilidad atlética orbital, el Director Deportivo del Comité Olímpico Colombiano (COC), Pablo Villar, estima que 90 atletas, en las disciplinas de Atletismo, Breaking, Boxeo, Canotaje de Velocidad, Ciclismo MTB, Ciclismo BMX FREESTYLE, Ciclismo BMX, Ciclismo Ruta, Ciclismo, Pista, Ecuestre, Esgrima, Gimnasia Artística, Gimnasia Trampolín, Golf, Levantamiento de Pesas, Judo, Lucha, Natación Clavados, Natación Carreras, Tenis, Tiro con Arco, Triatlón, Skateboarding, Fútbol Femenino y Vela tendrán la oportunidad de hacernos vibrar y erizar nuestras pieles cuando de repente alguno suba al pódium a recibir una medalla u obtener un Diploma Olímpico. Que Dios nos brinde más de esas emociones.

Felices estaremos cuando de repente los políticos y gobernantes respalden con todos los honores financieros, logísticos y humanos a todos los atletas que por horas calculadas nos hacen ser apasionados por cualquier logro deportivo, en cualquier parte de Colombia o en cualquier parte del mundo. Algún día será. Eso espero…

Edgar Martínez Méndez

Cachacos bien

Ala! Que satisfacción profesional y personal haber estado entre una de esas 220.000 personas asistentes a la programación académica y cultural de la Feria Internacional del Libro -Filbo2024-. Fue tan rápido todo que con una clausura atiborrada de aplausos promovieron de inmediato a la ‘madre patria’ -España-, como el próximo país invitado de honor en el 2025. Mi labor en ese inmenso y gratificante mar de escritores, libros y letras fue con humidad periodística destacar y resaltar el trabajo de algunos bogotanos o ‘cachacos’ autores de historias convertidas en cientos de páginas. En honor a las letras, todos mis respetos.

Creo, como buen capitalino, nos falta reconocer o darle crédito a los coterráneos y colegas de profesión arriesgados a entrar en el selecto mundo de convertir un género periodístico rigurosamente investigado en una obra literaria, teniendo presente la escasa audiencia en el apasionante mundo de la lectura sea cual sea el tema. No obstante, las últimas noticias en ese sentido son alentadoras porque, según la Cámara Colombiana del Libro, el 72% de la población colombiana lee y el otro 28% no lo hace. Quienes afirmaron leer lo hacen 75% en libros. Una súper noticia para los literatos y las finanzas de la industria editorial.

Destacar a Mario Mendoza -su más reciente obra, Los Vagabundos de Dios, vendió más de 5.500 ejemplares-, bogotano siempre protagonista de las más recientes versiones de la Filbo se volvió una gratificante costumbre y un punto de partida para abordar a otros menos alardeados. De hecho, esta última fue mi principal disculpa para buscar autores poco publicitados o tenidos en cuenta por los grandes medios. Entonces, hablar con Juan Pablo Barrientos, autor de “Dejad que los niños vengan a mí” y “Este es el cordero de dios” despertó mi interés porque en esta oportunidad apareció en la programación con su más reciente obra: “El archivo secreto”.

El libro fue concebido a cuatro manos, es decir, con la obra y gracia de dos periodistas tesos para investigar este espinoso tema, que en palabras de su coautor, Miguel Ángel Estupiñan: “Archivo Secreto se refiera a un lugar dentro de los Archivos Eclesiásticos de todas las curias y de todas las congregaciones religiosas de sacerdotes. Ahí se guardan testimonios sobre delitos de curas que han sido procesados por la iglesia y que no necesariamente esos casos han llegado a conocimiento de la Justicia Civil colombiana”. En síntesis, entender un fenómeno tan grave como es el encubrimiento de abusos sexuales en la Iglesia Católica Colombiana. Que dios nos ampare y favorezca…

¡Pilas! Tocó seguir recorriendo los atiborrados pabellones de Corferias. Entre esa locura encontré el stand del reconocido reportero de noticias y periodista de televisión, Mario Villalobos, otro ‘rolo’ que acumula 35 años de trayectoria en medios, con impactantes trabajos que le otorgaron tres premios de periodismo Simón Bolívar y un cúmulo de acercamientos a historias como la de su primer libro: “Las confesiones de una bruja -Magia negra y poder”-. La bruja, según su autor, prestó sus servicios de hechicería a personalidades poderosas, criminales y famosas: narcotraficantes, paramilitares, fiscales, militares, cantantes, actores, actrices, jueces de la república, prepagos, sicarios, apartamentitos, un etcétera macabro. “Es un trabajo con 20 años de investigación. Cada momento relatado en este libro es fruto del condicionamiento de ser testigo presencial de los ‘trabajos o rituales’ de La bruja”, dijo Mario Villalobos.

Para este redactor referenciar a todos los escritores ‘cachacos’ consultados para descubrir cómo concibieron sus libros en siete u ocho párrafos de opinión es complejo. Se trata más bien de hacer un llamado de atención para entender que ese mismo bogotano, rolo o capitalino hace un esfuerzo humano, intelectual y social para evidenciar un sin número de historias o temas que nos impactan directa o indirectamente. Al final de cuentas es por medio de la lectura y las letras que descubrimos lugares, hechos, situaciones o datos, que tal vez nunca podremos palpar en primera persona. “…el buen lector es un viajero y un ciudadano del tiempo”, diría el escritor, Germán Espinosa.

Finalmente, ¿Por qué cachacos bien? Porque a diferencia del señor presidente, Gustavo Petro, descachándose con señalar recientemente a los bogotanos de “rateros” -lo dijo en plural- tras los recientes y constantes escándalos de corrupción en su gobierno, creo somos más los capitalinos honestos y honrados que los nombrados en su gobierno para acabar con la poca dignidad que le queda a los colombianos.

#Parzival: ¿Sera Qué El Presidente Gustavo Petro (@petrogustavo) Regionalizando El Robo A Las Arcas del Estado Va A Culminar Con El Cáncer De La #Corrupción Criolla?

Edgar Martínez Méndez

De marcha en marcha

Marchamos el 21 de abril y el 1° de mayo. Y seguiremos hasta el final de nuestras vidas, estoy seguro, en ese maratónico y masivo ejercicio exigiendo a todos los gobiernos de turno por certeras y reales leyes para mejorar nuestra calidad de vida. Esa será una constante mientras exista el descontento social. No obstante, los colombianos, siento, realizamos ese ritual ciudadano desde el momento en que despertamos y abrimos los ojos para luego vivir largas y conglomeradas caminatas en nuestras complejas vidas cotidianas.

Empecemos por esa divina oportunidad de sentirnos vivos cuando intempestivamente abrimos la visión hacia los techos de nuestros hogares con los lejanos ruidos de las tranquilas madrugadas. Las milésimas de segundos nos presionan la lista de tareas para enfrentar los extensos y pesados jornales en aras de cumplir a todo el mundo. Es decir, una marcha sin o con tropiezos para ganar el primer turno en el baño, otra para levantar a cada integrante de la familia a cumplir con su plan y la personal para salir a las carreras a trabajar formal o informalmente. ¡A marchar se dijo! Nos vemos en la noche, familia…

Marcha, circula, transita desde que pone un pie en la calle, el colombiano trabajador, me refiero a ese que va con afanes a conseguir el alimentador que le lleve a uno de los tantos portales atiborrados de miles, quienes acelerados, incluso malgeniados, llegan dispuestos a subirse a  las a ‘malas’ en una ruta cercana a su oficina, empresa, universidad o destino de diligencia personal o familiar. Me refiero, igualmente, al parroquiano dispuesto a coger una de los miles de rutas más apetecidas para su destino, pero encasillado en el paso del tiempo y en los sendos trancones, que le hacen sudar hasta al más desprevenido. Es una verdadera maratón para llegar a sus trabajos formales o tal vez a un punto de encuentro…

¿Y, el informal?  Pior! Un ejemplo, los cientos de vendedores ambulantes y estáticos del tintico, bebida sagrada en el paladar del ‘criollo’ respetable, pero todo un loable trabajo de carpintería para estar a la orden del día. Sus ofertantes deben desde bien madrugados poner a hervir sus cuantos litros de agua para luego ser mezclados con variadas hierbas, incluida la canela, para aumentar el placer de algunos comensales. En sus marcas… a vender tinto se dijo desde las 3:00a.m, según mis cálculos. Otra fuente callejera me afirmó: “a esa hora ya he vendido tres termos”, panita. Como esta historia sin salario fijo y prestaciones sociales se encuentra la del dueño del ‘líchigo’, la del taxista, la del albañil y la de un largo etcétera por la que en honor a la realidad debemos protestar. De verdad, somos marchantes crasos, pero del trabajo.

De esta somera descripción me queda claro que cada trabajador de su compleja historia -somos millones por aquello de la desigualdad. Según, el DANE, el 72,9% de los hogares colombianos vive en pobreza o gana ingresos bajos e inestables- NO tendrá una eminente figura presidencial para promover y publicitar en medios tradicionales y digitales sus batallas para salir a pelear contra viento y  marea la consecución de los recursos para sostenerse en un mercado con carestías en los precios de la canasta familiar, inestabilidad laboral, inseguridad, desempleo, hambre, extremos politiqueros, insatisfacción y nuevamente otro largo etcétera de gruesos problemas, que sin marchas quincenales o mensuales han resuelto, a así sea con pañitos de agua tibia, este cruel panorama nacional.

Una marcha fue de la derecha extrema u oposición, según el Gobierno. A los 11 días, la del Gobierno de Izquierda, según la derecha u oposición. ¡Dos marchas extremistas que esencia dejan en la mitad a quienes mueven este país a punta de marchas…en serio! Somos un país de marcha en marcha. ¿Y las verdaderas soluciones dónde están? ¿En marcha?

#Parzival: ¿Sera qué el presidente Gustavo Petro (@petrogustavo) izó bandera en el colegio?

Edgar Martínez Méndez

¿Víctimas del miedo?

Los colombianos recorremos nuestras vidas cotidianas acompañados de sombras relacionadas con constantes momentos de peligro que culminan con impactantes descargas de miedos. Miedos originados por el dinámico contexto violento e inseguro que vivimos, diría sin medir palabras, si algún parroquiano me cuestiona sobre las causas de estas amenazas que se extienden virulentamente en todos nuestros entornos, eso sí, sin medir condición social.

Trataré de entrar en esa oscura sintomatología parafraseando a Alfred Hitchcock, considerado el maestro del suspenso, quien afirmó en una ocasión que: «no hay nada más inspirador que el miedo». Esa inspiración me invita a confesar con cierto temor que mi hija, esposa y yo vivimos encasillados de miedo tras una contundente y comprobada amenaza de muerte emanada desde cuatro diferentes  líneas de celular, mis redes sociales corporativas y mensajes de texto. De verdad, que peligro…

“Vivir en carne propia” estos sobresaltos acompañados de una descarga de frases atemorizantes al muy estilo sicarial como: “voy a violar a su hija, voy cortarlos en pedazos y meterlos en bolsas y les voy a colocar una bomba a ese carrito rojo”, encienden las alarmas del más desprevenido máxime cuando se descubre que detrás de los mensajes el autor es una figura vecinal cercana. De los hechos, las autoridades tienen hasta los más mínimos detalles. No obstante, la zozobra es latente y aceptar este endémico mal como un ingrediente más de nuestra sociedad es una tarea horrorosa.

Inspiremos aún más el miedo. En este caso, las víctimas niñitas menores de edad. Los victimarios, enfermos sexuales de pelo mono, ojos azules, billete verde e incluso criollos con cédula de región cualquiera. Que susto! Más susto es entender la astucia del traficante sexual para comprar conciencias familiares -juego con un supuesto- y luego ofertar a sus criaturas por sucios servicios sin tener presente que ante la denuncia y exposición pública del delito cientos de infantes saldrán afectados en su desarrollo psicológico y social. Y, los responsables, con piel en polvorosa o pagando escondederos a peso, como reza el adagio. “Más de 55.000 menores son víctimas de la trata de personas, de los cuales las niñas entre 12 a 14 años representan mayor vulnerabilidad”, dice la ONU. Siento fobia y sigo con miedo…

Mi inspiración sigue. Detonó un carro cargado de explosivos! Noticia bomba que nos puso los “pelos de punta”, exalto nuestros miedos y nos remontó a los atentados propios de violencias de narcos y guerrilla contra los cuerpos de seguridad y la indefensa población civil. Por cosas del mismísimo destino, los colombianos recibimos las esquirlas de ese último artefacto -12 de abril del año en curso- con la intervención por parte del gobierno a importantes empresas promotoras de salud (EPS), lo que nos generó una fuerte crisis de nervios porque a la par las reformas pensional y laboral aumentaron los temores ante sus diversos cuestionamientos por parte de especialistas, extremistas y los propios ciudadanos. Ante estas últimas noticias estamos en inminente peligro de ser absorbidos por los diversos sinónimos de la palabra miedo…

Quisiera ser menos inspirador en temas oscuros y miedosos, pero nuestro contexto social, desde que era un niño siempre ha sido así, recuerdo. Como no recordar las campañas pedagógicas para evitar asociar el maldito licor con la valentía de conducir, los excesos de velocidad por parte de carros y motos y la falta de prevención por parte de peatones. Eso lamentablemente deja, según (@ELTIEMPO), “más de 1.400 muertos por accidentes de tránsito este año y en los últimos seis han perdido la vida más de 48 mil personas en las vías del país”. Que Horror! De esto, rememoro a Ruben Blades:

“Decide la luz del semáforo comerse.

Y no ve el troc aparecerse en la oscuridad

Pito, choque y la pregunta: «¿Qué pachó?»

Pa la eternidad, ¡persígnate bróder!

Quise reducir la inspiración a relatar las variadas formas de sentir miedo. Para ello, le sugerí a mi atemorizada mujer me compartiera una lista. A renglón seguido: tengo miedo a salir esperar el alimentador, a sentarme al lado de un hombre, a la actitud defensiva de la gente, a sacar mi celular, a mirar los mensajes de WhatsApp y sus mensajes en busca de envolverme para robarme mis ‘chichiguas’, a bajarme del transporte masivo y ser víctima de robo o atraco, a ser invitada de honor a un paseo ‘pobre’ porque ando ‘ilíquida’, a sentarme en la sala a ver noticieros con titulares miedosos, a que mi marido se vaya a echar ‘pola’ por ver al (@AmericadeCali) y sigue…amigos lectores, en honor a la verdad, prefiero que cada uno siga la lista porque estoy seguro esto nunca va a acabar.

¡Quedé asustado! ¡Por Dios! Entonces, la decisión más espiritual para alentarlo a usted es tener en cuenta las recientes palabras del Papa Francisco (@Pontifex): «Basta de guerra, basta de ataques, basta de violencia. Sí al diálogo, sí a la paz», creo esto me induce a inspirarme más…

#Parzival: ¿Sera Qué el presidente Gustavo Petro (@petrogustavo) Inspira Miedo?

Edgar Martínez Méndez

Asesor, Estratega, Periodista, Reportero, Redactor Y Especialista En Diversas Formas De Comunica

¿Estamos Siempre En Cuidados Intensivos?

Los colombianos pareciera estamos condenados a ser pacientes críticamente enfermos mentales por la constante oleada de noticias negativas producidas por parte del Gobierno. Examinar una constituyente, democracia en emergencia, niños sin alimentos y reclutados, tambalea intento de diálogo con grupos ajenos a la ley, medicamento vital para la vida descontinuado, sube cifra de desempleo, desorden público desmedido, reformas sociales ponen “rabiosos” a políticos y presidente pelea hasta con su propia sombra. Un panorama desolador en esa sala de urgencias. Parte médico: estamos históricamente en cuidados intensivos…

Cuidados intensivos parafraseados siempre por periodistas cuando determinado tema relacionado con la salud entra en crisis y afecta de forma directa las vidas de millones de pacientes. Pacientes como ese colombiano de a pie ajeno a la política que de un momento a otro observa en la televisión, oye en la radio o interactúa en las redes sociales con “ráfagas” de información gubernamental casi siempre polémicas, casi siempre extremas y casi siempre desalentadoras. De este diagnóstico, estoy seguro, no se salvan ni los mismísimos adeptos del actual gobierno, ni aquellos del tal Pacto Histórico, ni los gomosos de la “cosa política. “Toda esta locura no me cabe en mi cabeza”, mijo, diría, mi recién fallecida madre.

Aclaro que el dolor de cabeza social, económico, cultural y político es culpa de todos los doctores de nuestra patria -presidentes de todos los bandos-. No obstante, el gobierno del “cambio” con sus acelerados y erróneos dictámenes nos conduce a niveles altos de estrés con consecuencias cercanas a fuertes migrañas. Por ejemplo, las denuncias por el desabastecimiento, según el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), “de 25 referencias de remedios para tratar enfermedades raras, varios tipos de cáncer, diabetes, VIH, convulsiones, condiciones oculares, métodos anticonceptivos, problemas hormonales de crecimiento y antibióticos e incluso medicinas para tratar la depresión y la epilepsia”. Vamos rumbo a la locura, Lucas…

Otro fuerte malestar sensible para toda la sociedad es atentar contra los derechos de los niños, niñas y adolescentes en un país donde descaradamente se negocia la paz con grupos terroristas que reclutan menores de 18 años para inducirlos en las guerras regionales para acabar de tajo con su desarrollo infantil y adolescente y sometiéndolos incluso a violencias sexuales de toda baja calaña. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, “184 niños y niñas fueron víctimas de reclutamiento forzado, en edades que oscilan entre los 9 y 17 años”.

A ese aterrador panorama, se suma “246 niños menores de 5 años muertos en Colombia por desnutrición aguda, más de 74 mil estarían sin recibir el Plan de Alimentación Escolar (PAE), 15,5 millones de personas en el país padecen de inseguridad alimentaria y el 40% de la población se alimenta dos veces al día o menos”, dicen organismos locales e internacionales. Entre tanto, la dieta para los ilustres huéspedes de la Casa de Nariño se estima en 30 millones mensuales para atender los gusticos de esos pobres viejecitos sin nadita que comer… Que dolor intestinal tan madre! Me voy para urgencias.

La verdad describir en siete u ocho párrafos este parte médico nacional me va a producir un fulminante paro cardiaco. Sin embargo, debo asumir la valentía de millones de inconformes colombianos siempre dispuestos a denunciar cualquier atropello que atente contra su vida. Es por eso necesario seguir el ejemplo. Entonces a tomar unas “gotas de valeriana” para bajar el estrés y calmar este fuerte dolor de pecho, o mejor, de patria por la pataleta del Doctor, Gustavo Petro de poner en alto riesgo la vida y obra del poder Constituyente del 91, según él, ante la negativa que han recibido las reformas sociales (salud, laboral y pensional) presentadas por su gabinete ministerial a Cámara y Congreso.

Ese astuto dictamen del “doc-presi” -en esencia buscaría la reelección- despertó a más de un político, apolítico y políticos profesionales de una anestesia local porque de inmediato se prendieron las alarmas ante un atentado contra la democracia. “El deseo de Petro de cambiar la Constitución es la confrontación abierta como cortina de humo para justificar la incapacidad de su Gobierno para adelantar las reformas. Más polarización, más agresiones, más caos. Fatal. Era previsible (…) señaló Sergio Fajardo, ex candidato presidencial. Este polémico tema tiene con fiebres elevadas a más de uno…

Resumiendo, la historia clínica del actual gobierno -problema tras problema social, económico o político- traerá un escándalo que para bien o mal afectará la cotidianidad de nuestras vidas. Acabando de redactar estas letras nuevamente un familiar del presidente involucrado en corrupción, diplomacia entre Colombia y Argentina en vilo, masacres regionales, más menores involucrados en violencia sexual, fleteros en todas las regiones, accidentes viales por embriaguez, tiemblan las reformas sociales, desempleo, hambre, pobreza, inestabilidad económica, canasta familiar por las nubes y sumando.

Edgar Martínez Méndez

¡Mujeres!, Ángela Merkel: Un ejemplo político a seguir

Debemos rememorar a nuestras mujeres todos los días. Y Siempre debe ser por sus grandes gestas para posicionarse en una sociedad orbital aun anclada en ese añejo y soberbio machismo. Por eso, tras haber leído el libro de Ángela Dorotea Merkel, #CrónicaDeUnaEra, trataré de enaltecer el legado femenino de la “introvertida científica”, que en 16 años consecutivos logró, según mi lectura, cambiar el “chip” de hacer política en un país presuntuoso de igualitario, pero extremadamente “testicular” en las lides de la “cosa política” en una de las potencias mundiales como es Alemania.

Inicialmente, quisiera, con todo respeto invitar a las mujeres próximas a iniciar una carrera o proyecto político a seguir los pasos de la primera mujer canciller en el país teutón realizando una juiciosa lectura de este libro porque deja en evidencia la importancia tener una formación universitaria sólida y disciplinada, una ética y moral intachable y una fuerte dosis de responsabilidad humana. Los tres últimos factores, esenciales, por cierto, en momentos borrascosos para algunas “políticas criollas”, que con grandes suspiros de llegar a ser presidentas cazan peleas verbales tratando de: “perro rabioso o lavaperros” a sus pares en debates. ¡Alto! Senadora Pizarro y Ex Alcaldesa López, así es un asco pensar en llegar a ser las “primeras damas de hierro” en esta colapsada Colombia. Merkel es su ejemplo!

Por esto último, la iniciativa de tratar de matizar en estos párrafos, las 289 páginas de Crónica de una era, pero en esencia destacando que ni los mismísimos alemanes presagiaron a una desconocida, introvertida e investigadora científica, hija de un pastor protestante, criada en la antigua Alemania Comunista -hecho histórico nada menor-  fuera convertirse con el paso de los años y el aprovechamiento de esas oportunidades brindadas por la vida, como la líder mundial para entender la Europa y el mundo de las últimas décadas. “Aterriza en la política como una marciana, en un partido muy masculino, de políticos del oeste. Era una mujer divorciada, sin hijos, protestante. Era una rareza”, dice Ana Carbajosa, autora del libro.

Según la autora, Merkel y su liderazgo femenino se convirtieron en un ejemplo de racionalidad, convicciones morales y un destacado consenso para enfrentar crisis dentro y fuera de la poderosa Alemania. Otros tres temas ausentes en los gobiernos de turno de Colombia, Centro y Sur América, que sin medir pudor toman decisiones contrarias a las necesidades de sus pueblos, se apegan a sus convicciones ideológicas para empoderarse y, ante las crueles dificultades sociales enardecen las emociones de sus seguidores para generar caos e inestabilidad. “La libertad, la democracia y el estado de derecho”, fueron principios y valores nunca negociables con la líder de la manada, como la calificaron en su momento los jefes de las naciones del G-7, una “cosa política” nada menor en ese poderoso mundo de los líderes políticos.

A mi parecer, la inteligente política Merkel, usando su método científico propició argumentos teóricos estratégicos para enfrentar sin miedo el renacimiento de la ultraderecha -secuelas arraigadas del nacismo-, la entrada de más de un millón de refugiados pese a la contrariedad de millones de alemanes nacionalistas, la defensa de la austeridad en Europa, la gestión de la crisis del coronavirus, y a mi parecer, lo  más importante en estas letras, el imponente liderazgo femenino en un mundo de hombres. “Del sacrificio de Grecia en la crisis del euro a la dignidad de la acogida a refugiados o la firmeza frente a la extrema derecha. La Europa del siglo XXI no se aplica sin Ángela Merkel”, dice Javier Solana Representante de la Unión Europea.

Estoy seguro de quedar corto en mis loables apreciaciones sobre el libro de “La Merkel” -esto último sin ínfulas de confianza- la idea es que cada interesado por la vida de ella se pegue un paseo por la lectura de su obra. No me gano un peso, ni me voy a volver tendencia en redes sociales, pero estoy seguro nos invitará a cuestionarnos cuándo en estas esquinas del sub desarrollo tendremos una líder con las capacidades académicas, éticas y morales y socialmente humanas para brindar a las nuevas generaciones aires de un país mejor. Recordemos a nuestras mujeres en todos los marzos venideros por sus luchas cotidianas dejando huellas memorables… Con ustedes Ángela Dorotea Merkel y su mundo en 300 páginas, léalo…

#Parzival: ¿Usted, Le apostaría una mujer presidenta en Colombia?

Edgar Martínez Méndez

¡Plata O Plomo!, ¿La Vida O La Plata?

El pasado: “La vida está más desvalorizada que el peso colombiano”, me dijo hace muchos años como practicante de periodismo deportivo,  en el lobby del Hotel Hilton en el centro de Bogotá, el jugador de la Selección Colombia, Rubén Darío Hernández, “Rubencho”. Eran tiempos de muertes violentas como consecuencia de la pelea entre “capos del narcotráfico”. 

El Presente: “La vida de una persona vale la mísera suma de un celular”, relató a Noticias Caracol, emisión del medio día del jueves 29 de febrero, con rabia, la familiar de un joven muerto por robarle su móvil tras los constantes hechos de inseguridad en la capital. Siendo sinceros, amigo lector, el paso de los años muestra que en ni “miércoles” hemos cambiado.

Es así como las cifras de muertes impactantes de un colombiano por falsedades realizadas en el mundo del narcotráfico y calificadas de “vueltas” o “torcidos”  por parte de  sus mismísimos sobrevivientes y que las describen o enaltecen en las publicitadas narconovelas se nos volvieron costumbre y en cierta forma aceptables socialmente. En esa línea, publican resultados de investigaciones, estudios, programas periodísticos y artículos de prensa de unidades investigativas desmenuzando la tipología -ya da asco describirlas- del accionar violento de estos delincuentes contra quien les traicionó y traiciona en sus empresas ilícitas a grande, media, pequeña y mínima escala. A estas figuras en nada les ha encajado en esas depravadas mentes que: “toda vida humana es digna y sagrada”, como rezan las enseñanzas bíblicas.

La pesadilla mortal no da tregua. Por estos caóticos días de inseguridad en Bogotá, las víctimas, unas veces en casos catastróficos o en otras ocasiones, menos dolorosos para familiares y la óptica de la opinión pública muestran la ferocidad de los delincuentes por un celular, un reloj de alta gama, una maleta con herramientas tecnológicas de alto valor, el robo sin mediar de altas sumas de dinero a cualquier descuidado y la acribillada a sangre fría sobre ciudadanos de bien o personas del común en hechos  por  esclarecer, según las autoridades, pero que en esencia nos dejan en estado de ‘shock’ ante la insensibilidad del delincuente o sicario para obtener su fin. “(…) entre todos los males que se pueden ocasionar al prójimo, el más grande es matarlo (…), dice Santo Tomas de Aquino.

Busco desde esta somera línea de tiempo referenciar a manera propia un contenido para evidenciar, de acuerdo con mis propias experiencias, cómo la inseguridad tiene particularidades definidas, en este caso, la ilegalidad del narcotráfico y sus históricos resultados criminales y el atraco a mano armada para despojar  de sus bienes y en últimas sus vidas a cientos de parroquianos. Vidas perdidas que en muchos casos se quedan sin justificar por parte de las autoridades, en el caso particular de la ciudad capital, en las 20 localidades, teniendo presente que para los matones en estos momentos de efervescencia violenta poco interesa el estrato social.  “Sin saberse aún si se trata de una tendencia o si el fenómeno viene de tiempo atrás, lo cierto es que la seguidilla de asaltos a establecimientos comerciales, particularmente restaurantes y cafeterías, tienen en zozobra a los bogotanos (…) se registran balaceras con muertos de por medio (…)”, destaca uno de los últimos editoriales de (@ELTIEMPO).

Lo cierto es que del cosquilleo, el raponazo y el atraco, modus operandi en otrora tiempo por parte de la delincuencia común, ahora se pasó a una cotidianidad matizada por bandas de pillos que merodean  a sus presas en caravanas de motos, con sus rostros tapados con pasamontañas, desenfundando  pistolas al estilo el viejo oeste y obligando a sus víctimas a entregar sus pertenencias o gruesas sumas de dinero. Si el objetivo muestra resistencia un cachazo en su cabeza o una puñalada en cualquier parte de su cuerpo puede dejar resultados cercanos a la muerte o en últimas entrar a formar parte de la estadística de los asesinados por los altos índices de inseguridad, dirán los estudios de la Alcaldía de Bogotá.

Quiero recordar que en el antaño quedaron esos amagos de susto o maneras de bromear provocados por familiares, amigos de barrio o cercanos que de sorpresa llegaban por nuestra espalda, nos puyaban con su dedo índice y nos decían en tono fuerte: ¡la plata o la vida! El susto era abismal, pero la esencia del momento terminaba en carcajadas. Ahora, o mejor,  desde hace varias décadas hacía acá la frase: ¡plata o plomo!, ligada a la forma de negociar del narcotraficante, Pablo Escobar, que se caracterizaba por entrar en su «planilla de sueldos» o recibir la descarga de la ametralladora de un sicario, pareciera vuelve a tomar fuerza entre las bandas y sus delincuentes encargados últimamente de aumentar el desorden público con escenas en donde el ruido de las balas con difunto a bordo encienden las alertas en todos los puntos cardinales de la ciudad.

Resumiendo y siendo honesto, el futuro en temas de inseguridad y violencia están en cuidados intensivos porque desafortunadamente para Colombia y los colombianos en este caótico contexto están inmiscuidos en su mayoría jóvenes de los estratos más vulnerables, jalonados a la fuerza al mundo del hampa por sus fuertes necesidades para subsistir, con escolaridad  limitada o sin recursos financieros para iniciar una formación técnica o tecnológica, sin serias opciones de empleo y una visión de mundo acorde a las negativas vivencias de su alrededor social. Un pasado, un presente y un futuro poco alentador por ese ADN de ser violentos por naturaleza… 

#Parzival: ¿Será Qué El Gobierno, Gustavo Petro (@petrogustavo) Va A Meter La Mano Por La Inseguridad En #Bogotá?

Edgar Martínez Méndez