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Etiqueta: León Sandoval

La instrumentalización de los lazos familiares, crimen de lesa humanidad

Un crimen de lesa humanidad, según el derecho internacional humanitario, es un acto o conjunto de actos violentos contra grupos de personas, por lo general, estos crímenes de lesa humanidad se cometen en el escenario de conflictos bélicos o abusos del poder. Dentro del listado de los crímenes de lesa humanidad, están los homicidios, desapariciones forzadas, torturas, delitos sexuales, persecuciones, amenazas, secuestros, terrorismos digital y biológico, entre otros.

Este tipo de crímenes son juzgados por la comunidad internacional por medio de tribunales especiales como la Corte Penal Internacional.

El catálogo de crímenes de guerra no puede ser estático, hay una nueva modalidad de crimen contra la humanidad: La instrumentalización de los lazos familiares, manifiesto en el sufrimiento que los terroristas provocan sobre las familias cuando retienen a sus miembros para presionar decisiones. Caso actual, el crimen de lesa humanidad cometido contra la Familia argentino-israelí Bibas, secuestrados junto a otra grande cantidad de personas, por el grupo terrorista Hamas el 07 de octubre de 2023 en el kibutz Nir Oz en Israel.

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La familia Bibas está conformada por Yarden el padre, Shiri la madre y sus dos hijos, Ariel de 2 años y Kfir de 9 meses de edad para la época del secuestro. Hoy los menores tienen 4 y 2 años, respectivamente; han pasado la mayor parte de su vida secuestrados por terroristas.

El gobierno israelí llegó a un acuerdo con el grupo terrorista Hamas para liberar a los rehenes secuestrados en 2023, entre ellos, se esperaba la liberación de los niños Bibas, por ser los más pequeños de los secuestrados. Cuál sería la sorpresa, cuando el grupo terrorista Hamas liberó al padre, Yarden de 35 años de edad el pasado 01 de febrero, y mantiene bajo cautiverio a la esposa y a los niños ¿Qué sentirá un padre qué durante 484 días secuestrado luchó por su familia, y de un momento es separado de ellos para ser liberado? ¿Acaso lo lógico y humano no sería haber liberado a los menores y a la madre? Hamas comete acto de barbarie al instrumentalizar los lazos familiares para generar daño moral y psicológico a la familia y a la sociedad.

La instrumentalización de lazos familiares con fines terroristas es un acto mezquino que demuestra el desprecio de los terroristas por la familia, para quienes todas las formas de lucha son válidas. No sólo han privado de la libertad a unos seres humanos ajenos a la guerra para presionar al gobierno israelí, también han provocado la instrumentalización de los lazos familiares para provocar dolor en el alma humana. No hay derecho a tanta crueldad. Ha malnacido un nuevo crimen de lesa humanidad, la instrumentalización de la familia como medio de presión para obtener prebendas.

Resulta urgente que la comunidad internacional reconozca a la instrumentalización de los lazos familiares como un crimen de lesa humanidad, que lesiona el alma y los cimientos de la familia como núcleo esencial de la sociedad y pilar del Estado. Quebrantar familias para lograr fines políticos o económicos es despreciable. Emplear el dolor de la separación de un padre de su indefensa familia también en cautiverio es una vileza, más vil que mil agujas de bambú entre las uñas y peor que las torturas de las que fueron víctimas los soldados estadounidenses en el Vietcong.

Nada justifica instrumentalizar los lazos familiares para generar zozobra en las sociedades. Al momento de la redacción de este artículo circula información que indica que la madre Shiri junto a sus hijitos Ariel y Kfir fueron asesinados en cautiverio, y que los terroristas de Hamas entregarán sus cadáveres ¿Hasta cuándo tanta hipocresía y doble moral de los gobernantes y organismos internacionales? Israel tiene derecho a ejercer implacable justicia ante el crimen de lesa humanidad cometido para con la Familia Bibas. Lehitraot Ariel y Kfir.

León SandovalFerreira

Falacias climáticas

Una falacia es una idea argumentativa que sirve para soportar una afirmación o una negación sobre algo. El sustento de la falacia parece válido y convincente, pero en realidad es engañoso, erróneo y desdice de la realidad. En otras palabras, detrás de cada falacia hay una mentira como consecuencia de un error en la forma como se razona, el cual puede ser intencional o resultado de ignorancia o desconocimiento. Ejemplo de una falacia de la argumentación, sería afirmar que tomar agua puede atraer pinchazos de mosquitos, porque en una experiencia previa la persona fue pinchada mientras tomaba un vaso de agua.

Las falacias han existido desde que existe el lenguaje y los seres humanos se comunican por medio de la palabra, ya sea oral o escrita. Las falacias son utilizadas para trazar acciones a nivel mundial y políticas de Estado represivas que dejan estelas de terror. La falacia más célebre es la denominada “El cambio climático”, que fue precedida por la falacia denominada “El calentamiento global”, mentiras que se argumentan con datos científicos cuantitativos que se utilizan según la conveniencia. Los índices de contaminación de los ríos van en alza y se destruyen ecosistemas, es a penas natural y propio de la vida. Todo lo que esté vivo tiene ciclos y no permanece para siempre; la extinción y modificación son propias de los seres vivos. El Planeta Tierra no era igual a como lo es hoy, hace 20.000 años, o como lo era en el Siglo XVII, se ha transformado de manera consecuente en la medida que la huella humana va en aumento.

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El cambio climático es una falacia que ha encontrado defensores oficiosos para promover una agenda política y económica, como la famosa Agenda 2030 que, forma parte de una serie de acciones globalistas que pretender homogeneizar el mundo, de tal manera que toda acción sea vista con efecto general, para atribuir responsabilidades. Verbo y gracia, es tan falaz, que se impide el desarrollo de los países amazónicos so pretexto de conservar el ecosistema amazónico, y en contraprestación los países desarrollados siguen aumentando su producción y producción de gases de efecto invernadero y para ello emiten bonos verdes para conservar la Amazonía, cuyos dineros terminarán empleando los estados amazónicos para pagar productos fabricados mediante procesos contaminantes de los países desarrollados.

En otras palabras, los estados desarrollados con su doble moral seguirán desarrollándose pero trasladarán la obligación de no contaminar jamás a los países subdesarrollados, para que sigan siendo subdesarrollados, mientras los estados desarrollados contaminan cada vez “menos” justificados por el pago de tasas verdes. En otras palabras, se puede contaminar siempre y cuando se pague por ello. Ese tipo de falacias climáticas, son vendidas por grupos de interés que hacen de ello su modus vivendi. No en vano, personajillos como la sueca Greta Thunberg (2003) han construido un discurso de odio proambientalista. Si desaparecieron los dinosaurios y los neardentales, por qué otras especies como la humana no pueden desaparecer.

La naturaleza se transforma, nada permanece para siempre, pretender lo contrario es negar el sentido de la existencia. Negar la economía extractivista so pretexto de proteger la vida, es una falacia, no en vano, gracias a la riqueza producida por el extractivismo hay bienestar para individuos y comunidades; gracias a la economía extractivista los humanos no se transportan a pie, no se sientan en el suelo y no se comunican a gritos. Es importante el imperativo categórico enunciado por Hans Jonas (1903-1993), actuar responsablemente frente a los demás y a las generaciones futuras, pero también es importante sopesar y entender que, el futuro no existe, sólo existe el presente que es finito y constante. Es el ahora dónde se debe actuar, no se puede pensar en riqueza para las naciones regresando a épocas primitivas, negando el cemento y argumentando que la vida se conserva al conservar el ambiente. El sentido de la vida es transformarse para morir. El futuro es el presente eterno.

León SandovalFerreira

Con los niños, NO

Provoca escozor las noticias recientes sobre la forma como se maltratan de diversas maneras a los niños. Son víctimas de todo tipo de vejámenes, algo atávico, pero no por ello se puede justificar y menos mantener. El secuestro de los bebés argentinoisraelíes Ariel y Kfir Bibas, quienes permanecen retenidos desde octubre de 2023 por la agrupación terrorista Hamas, el reciente empalamiento de un niño de cuatro años de edad en Bogotá por parte de la novia de su madre, por no hablar del mal llamado “turismo sexual” que sodomiza niños y niñas, constituyen actos aberrantes que merecen total repudio.

La cultura woke en furor que, forma parte de la agenda 2030, gana ventaja abismal a la institución de la familia, y busca acelerar la iniciación sexual de los humanos. Pretende normalizar una serie de condiciones, como la flexibilidad sexual en las relaciones de pareja, el transgenerismo infantil y por supuesto la anulación de dos géneros en niños y niñas. Ejemplo de lo anterior, lo visto en la reciente Marcha Federal del Orgullo Antifacista y Antirracista en Buenos Aires, Argentina, del pasado primero de febrero, acción vergonzante y bochornosa parecida a una indómita bacanal.

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En las calles de Buenos Aires se vieron hombres y mujeres semidesnudos introduciéndose juguetes sexuales en el ano, hay quienes reportan relaciones sexuales en plena vía pública y actos obscenos como defecar y estridencia mientras otras personas semidesnudas marchaban acompañadas de niños y niñas ¿Es natural que menores de edad sean acompañantes de este tipo de actos públicos disfrazados de protestas? ¿Realizar actos sexuales aberrantes frente a niños es una forma válida para combatir las tiranías? ¿Se debe permitir la instrumentalización de niños y niñas por parte de grupos que reclaman derechos para los diversos sexuales?

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Los constantes abusos sexuales contra menores de edad van en aumento. Muchos lugares se han convertido en oprobiosos destinos para proxenetas y pervertidos abusadores de niños y niñas que pretenden hacer en el exterior lo que en sus países no les es permitido. Hacia los niños y niñas no puede permitirse violencia, ni acto de barbarie, sea cual fuere, especialmente conductas sexuales así sean consentidas. La pedofilia entendida como la excitación sexual que siente un adulto con un menor, y la pederastia como la relación sexual entre un adulto y un menor de edad poco a poco están siendo normalizarlas y hasta regularizarlas en sus diferentes manifestaciones: El matrimonio infantil, la pornografía infantil, la esclavitud de niños y niñas para el tráfico sexual, la educación sexual a tierna edad y el abuso sexual cometido por miembros y allegados a las familias y escuelas, no pueden, ni deben ser tolerados.

Pedófilos y Pederastas no corrompan el alma de un niño que inocentemente es llevado a la perversión y cargará durante su existencia la macula de su abuso en su cuerpo y en su psiquis. Un niño quebrantado jamás será un adulto reparado. Todo adulto que abuse, manosee, permita o mantenga relaciones sexuales o disfrute con imágenes eróticas de menores de edad, particularmente niños, niñas y adolescentes, consentidas o no, debería ser sujeto de la pena capital. Los estados deberían examinar el establecimiento de la pena de muerte para los aberrados sexuales de niños y niñas. Quien violente a un menor de edad y en especial para fines sexuales no tiene derecho a ser una carga para la sociedad. Llegó el tiempo de detener a pederastas, pedófilos y a sus alcahuetes. 

Quienes instrumentalicen niños para asuntos de género, cirugías transgénero, de derechos sexuales, de las libertades sexuales de miembros de colectivos que hacen de lo delicado un muladar y otras prácticas sexuales, deben ser judicializados y sometidos al imperio de la ley. Se requieren leyes y jueces comprometidos con la defensa de los niños y niñas.  Los niños y las niñas son inocentes. Con los niños, NO.

León Sandoval Ferreira

Aureliano presidente

Gabriel García Márquez (1927-2014) describió de manera exuberante la América del Caribe. Esa América, crisol de razas, costumbres y tragedias. La América que más pareciera un teatro por todo lo curioso, extraño y absurdo que allí ocurre. La América que inmortalizó en Cien años de soledad bajo el nombre de Macondo, el cual bien pudiese estar localizado en cualquier lugar de la América del Caribe extenso allende Los Andes, ese lugar donde todo sucede y nada pasa.

Macondo fue consecuencia de un crimen. Fundado por el asesino, José Arcadio Buendía, para huir de los tormentos del fantasma de Prudencio Aguilar. A José Arcadio le siguió una prole de Aurelianos y Arcadios, cual semillas contaminadas, se esparcen durante varias generaciones con un sino trágico de muerte, sufrimiento, lascivia, violencia y locura, que se enmarcan en lo que los críticos llamaron realismo mágico que, en el fondo no es más que, la tragedia del Caribe extenso.

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El primer Aureliano Buendía fue un taciturno revolucionario, escaso en el verbo, con capacidad para la clarividencia e incapacidad para amar, que se entretenía como orfebre fabricando pescaditos de oro, sin ideología alguna militó en el partido liberal simplemente por no pertenecer al partido conservador pues no tenía más para escoger. Aureliano fue también pedófilo, contrajo nupcias con Remedios Moscote, cuya mano pidió cuando la niña tenía nueve años de edad. También participó en 32 guerras civiles y todas las perdió. Luego de suscribir un tratado de Paz, regresó a Macondo como un badulaque que esparció su simiente en diecisiete mujeres, diecisiete hijos que fallecieron sistemáticamente de forma violenta.

Aureliano jamás presidió Macondo, no obstante haber sido el primer natal de este lugar. Macondo es reflejo de miseria, ruina, hambre, pobreza, pedofilia, decadencia e insania, donde se itera: Todo sucede y nada pasa. Macondo desaparece en un torbellino de polvo, pero el Macondo geográfico existe. Aparecería el último Aureliano Presidente de Macondo. Este nuevo Aureliano autodeclarado heredero de la simiente del primer Aureliano, se parece demasiado a la prole Buendía. Hasta el momento lo único que no ha demostrado es su capacidad para la orfebrería, pero se le debe conceder el beneficio de la duda, probablemente aplique la fórmula alquímica inversa y, el oro lo convierta en plomo.

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Aureliano Presidente, sabido es, padece de “gastristis” y pese a ello se toma sus whiskeys. No se conocen los periplos del primer Aureliano; a Aureliano Presidente no le gusta mucho viajar al Norte porque le resulta aburrido pese a que le gustan Whitman, Simon, Chomsky, Miller y otros anarquistas. El orden y la seguridad no son lo suyo, prefiere viajar a Haití, no hay que olvidar que Haití también es Macondo. Según Aureliano Presidente, Macondo es el corazón del mundo, razón tiene, si la tierra es redonda donde se pose estará el centro.

Macondo es tan etéreo como el viento. Lo que germinó en Macondo poco trascendió para bien. Aureliano Presidente ratifica que, pertenece a la estirpe de los Buendía, con cierta vanidad, “(…) quizás el último” pero no de los románticos como su coterráneo Nicola Di Bari. Ojalá Aureliano Presidente sea el último gobernante de la estirpe de los Buendía, ya tuvieron dictador, Arcadio, el hijo del segundo José Arcadio y Pilar Ternera. Aureliano Presidente tiene mucho de Arcadio, y también del primer José Arcadio, orate de barrabasadas por doquier, que terminaría amarrado a un castaño, en Macondo no hubo frenocomio.

Por el bien de Macondo, no más Buendías en el poder. Al gobernante no deberían elegirlo las mayorías macondianas, la historia ha demostrado que suelen ser populacheras, inescrupulosas, carentes de sentido común y emocionales, generalmente terminan por elegir al menos indicado. Macondo trascendió a Aracataca, razón tenía el novelista cuando sentenció su cimera obra: “Porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad en la tierra”. Ya pasaron cien años.

León Sandoval

La palabra

Refiere la filóloga española Irene Vallejo (1979) en su maravillo libro El infinito en un junco (2019) que en el siglo V a. C., Gorgias (483-375 a. C.) el sofista, escribió: «la palabra es un poderoso soberano; con un cuerpo pequeñísimo y del todo invisible, ejecuta las obras más divinas: quitar el miedo, desvanecer el dolor, infundir alegría y aumentar la compasión»”. La Palabra tiene valor y poder pese a lo diminuta que en apariencia es, según los fonemas que la componen; su grandeza está más allá de los fonemas. La palabra es aliento en tiempos de dificultad, llena de vigor y felicidad, e incluso sirve para expresar solidaridad para con el otro que sufre. La palabra construyó el Universo a partir del verbo, que es la palabra en acción.

Se dice que previamente a Gorgias, Pitágoras (569-475 a. C), el célebre filósofo y matemático de la Escuela de Crotona, imponía a quienes serían aceptados en su escuela un rígido régimen de silencio, consistente en callar durante cinco años, con el ánimo de aquietar la mente y abrir la conciencia. En ese escenario la palabra se silencia o al menos no existe en boca del candidato a la iniciación, sólo circula la palabra creadora del maestro. El candidato calla y escucha con atención, ausculta la palabra, medita sobre ella y en ella en el sonido del silencio que le rodea. Probablemente su voz interior también acalla. Esos profanos eran llamados “Acoustici”, que sólo escuchaban y no tenían contacto visual con el maestro. Una vez superada esa ardua prueba del silencio, el candidato pasaba a ser discípulo, en adelante “Mathematici”, momento a partir del cual le era posible ver al maestro. El silencio y la escucha se complementaban con la visión ocular.

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Superada la etapa del silencio, el candidato convertido en discípulo se adentraba en el aprendizaje del mundo pitagórico de la mano del maestro, quien, mediante la palabra y los números, hilaba lentamente un proceso de depuración en la vida del aprendiz que ávidamente buscaba la respuesta o quizás la palabra perdida en el marco de la vida. El maestro, fiel a sus discípulos, usaba la palabra para enseñar, pero también para corregir y sentenciar. La palabra en Pitágoras además era preceptora; el precepto cuida, guarda, protege e inculca. Se dice que Pitágoras les indicaba a sus alumnos el aprendizaje de la armonía de los cuerpos celestes antes que en los acordes de la lira. La misma armonía debería existir entre la preparación del alimento y su consumo.

También, se menciona que la palabra pitagórica edificaba, Pitágoras invitaba a encontrar la armonía entre el cuerpo físico y “la psyché” o alma humana, en armonía con la naturaleza y los dioses. Invitaba a edificar casas modestas para no tener que conservar en ella cosas innecesarias, la que debía de ser un lugar de paz, y no desear exclusivamente la paz de la tumba. El maestro Pitágoras desechaba la tiranía e invitaba a ser compasivo frente a la debilidad humana, que era la debilidad del otro y también la propia, y así mantener la confianza en la especie humana por perversa que pudiera ser. En algún momento la humanidad entenderá que no todo se vale y menos la guerra.

El maestro invitaba para que la palabra no fuese sólo látigo de la razón, sino también pebetero del corazón. La divinidad está acompañada de la Palabra que edifica, sana, cura, compone y revive. No en vano, una palabra es suficiente para sanar al hombre. Una palabra de El Eterno. La palabra para Pitágoras es el acto de la divinidad, manifiesto en un círculo que tiene un centro en todo lugar y una circunferencia en ningún sitio. La Palabra es espíritu, vida y materia.

León Sandoval

El rito

El hombre postmoderno desechó el rito porque el rito implica orden. Las sociedades humanas no tienen tiempo para rituales porque los rituales no son rápidos, toman tiempo. El orden ha cedido frente a la eficiencia entendida como hacer lo que se espera para obtener el resultado deseado a la mayor brevedad, de ser posible con eficacia, ésto es, con los menores recursos posibles. Para ser eficientes y eficaces no puede haber pausa. La economía del presente ha de ser circular donde todo debe aprovecharse hasta el más mínimo átomo. Los seres humanos deben “autorreciclarse” si quieren mantenerse en pie. El rito no permite la reutilización del recurso, menos la instrumentalización del ser humano. El deseo por vivir más y mejor para mantener el ritmo de las circunstancias es una constante. No hay cabida para los lentos; la lentitud debería ser una virtud, mas no síntoma de anormalidad.

El hombre no tiene derecho a ser ritualista porque el ritual es sinónimo de anacronismo. La calma y la quietud acompasadas de lentitud no son deseables. Los ciclos vitales consisten en ganar una carrera de corto aliento en la que la obligación es derrotar al tiempo. La razón de la existencia pareciera ser producir para ser feliz. El rito pareciera reñir con la felicidad y con la productividad porque el rito no parte del desear sino del ser y la quietud en la que halla la calma. El rito desconoce la pompa y el boato porque el rito no es igual a la ceremonia. La ceremonia es vacuidad. Lo ceremonioso cae en la superficialidad frente al rito pletórico de profundo significado que desborda la naturaleza humana como lenguaje, a veces indescifrable, que conecta con El Eterno.

El tiempo no es para rituales, enseñan los gurúes motivacionales de hoy; en su lugar, predican que el tiempo debe ser empleado para lograr la consecución de fines tangibles susceptibles de reconocimientos mediante bienestar físico y emocional. Reconocimientos loables que jamás suplirán el sentido de estar acorde con el orden. El rito entraña repetición y habitualidad, lo que exige tiempo suficiente para acción lenta y consciente sobre la necesidad de acatar las reglas que conducen al orden. Hoy no hay tiempo para reglas, ni para el orden y menos para la lentitud en los actos. Todo debe ser ágil, rápido e inmediato; ya no hay tiempo de espera para la riqueza y menos por el trecho largo.

El deseo marca el sentido de esta época, obtener lo deseado lentamente parece ser el peor negocio. El filósofo surcoreano de nacionalidad alemana Byung-Chul Han (1959) en su obra La desaparición de los rituales (2020) refiere que el capitalismo se basa en la economía del deseo por lo que es incompatible con la sociedad ritual, ya que el rito no busca el placer, tan prioritario en la sociedad actual. El socialismo, el comunismo y el progresismo son aún más incompatibles con la sociedad ritual, transformada en sociedad de afanes, en la que el reloj es su cancerbero.

La sociedad busca la felicidad en el consumo y en el descanso porque sólo allí hay placer; pareciera que la vida placentera es la vida de molicie. El rito se opone a la molicie y a lo rápido, el rito no demanda consumo. El rito es parte del Ser y de su despertar, de allí su habitualidad y permanencia. El rito requiere tiempo, pausa y lentitud acompasadas, calma, reposo, claridad mental, constancia, permanencia y conciencia, atributos éstos que los hombres de estos tiempos perdieron y otros desconocen. Los adultos deben permitir que los niños recuperen los ritos mediante el juego para las generaciones por venir.

León Sandoval

Salud

Salud, dinero y amor son tres aspectos deseables que evidencian el bienestar de las personas. Son los temas que preocupan al común de los seres humanos, son indicadores de la buena vida, no en el sentido griego, pero sí el sentido humano vital contemporáneo. Mientras haya buena salud, afectos y medios para satisfacer las necesidades de la vida, se podrá sentenciar con el adagio popular: “Barriga llena corazón contento”.  No obstante, la mayoría de las personas no logran tener los tres aspectos resueltos, generalmente, se concretan dos de tres, y son pocos los afortunados que resuelven favorablemente este trinomio.

No hay falta de ambición o de voluntad para lograrlos. Hablar de salud, dinero y amor, no es gratuito, si se llevaran al podio, la salud estaría en primer lugar. Gozar de buena salud es más importante que tener dinero y amor. El el dinero ayuda y mucho, es muy importante, con dinero muchas penas se espantan y la vida es resulta más “fácil”, muchas preocupaciones por asuntos materiales se desvanecen. El amor, es esencial, el amor todo lo puede, todo lo cree, todo lo soporta y todo lo sana, pero aún es posible la existencia buena sin amor; basta con amarse a sí mismo, respetarse y valorarse e indefectiblemente el amor llegará de manera magnética.

El punto es la salud, y no cualquiera salud, la buena salud. Cuando los hispanoparlantes brindan lo hacen a la salud.  En la edad media, se tomaba vino en recipientes macizos y ante el uso masivo de venenos, los comensales chocaban con fuerza las vasijas con el ánimo de que las bebidas se mezclaran mientras clamaban por salud. La salud es el bien más preciado que cada quien debería tener luego del temor por El Eterno, sin una buena salud difícilmente se podrá conservar la vida, ¿De qué sirven dinero y amor si no hay buena salud?

La buena salud es un acto individual que inicia en el subconsciente. El primer sanador es el pensamiento propio, es por ellos que muchas personas han logrado desarrollar la capacidad de autocurarse y logran que sus células se regeneren, ordenan a sus cuerpos la sanidad. Con el pensamiento se construye el universo. Mantener la salud es un deber, no en vano, el cuerpo es un templo. El paciente es el primer médico, requiere de paciencia como el águila que regenera su pico y sus garras. En la medida que se alberguen los mejores pensamientos se conservará la salud en bienestar, a lo cual se le debe sumar el alimento; se es lo que se come aunado a los buenos hábitos, no se puede pretender que un vehículo que es maltratado y abusado vaya a tener la misma duración que un vehículo que recibe mantenimiento adecuado.

Se trata de simple lógica y sentido común, no en vano el latinajo atribuido al poeta latino Juvenal (60-128) “Mens sana in corpore sano”. La buena salud se debe conservar, se debe mantener y atesorar. Si hay deficiencia sanitaria se debe buscar enmendar las causas de la enfermedad para recuperar la buena salud, y en su defecto, cuando las secuelas han avanzado, se debe perseverar en búsqueda de la calidad de vida, aprender a vivir lo bueno que haya en compañía de la condición deficitaria, siempre con la mente centrada en la recuperación.

Sin buena salud poco o nada valen dinero y amor. Con buena salud la carencia de los dos últimos aún puede ser sobrellevada, no quiere decir que, se debe ser conformista para mantener la buena salud y pare de contar, hay que trabajar y seguir el esfuerzo por el trinomio completo, en todo caso, se debe partir de lo primero, la buena salud.

León Sandoval

Reflexiones

Se acerca la época decembrina y el espíritu colectivo se pone animoso, huele a Navidad y a Año nuevo, temporada de reencuentros y añoranza de recuerdos idos. Bien vale la pena estar feliz, por lo menos, para gran parte del hemisferio occidental. Sea la oportunidad para trazar algunas reflexiones relacionadas con el sentido de la vida y la Navidad ¿Realmente el sentido de la Navidad está en la generosidad al compartir alimentos y obsequios? ¿Tendrá que ver con el Ser individual y su incidencia sobre la colectividad? ¿Soy necesario e indispensable para el Universo? ¿Soy una simple ficha de cambio que está disponible al vaivén de las circunstancias?

El paso de los años permite acercarse a posibles respuestas. La necesidad e indispensabilidad depende del nivel de importancia que cada individuo tiene, validado por el evento en particular. En las empresas hay personas que son necesarias e indispensables dada su destreza y habilidad laboral y terminan por ser parte de los procesos en la organización, al fin y al cabo, se irán, ya porque se jubilan o bien porque son despedidas y, la organización debe de continuar la marcha.

En materia deportiva, se han retirado los deportistas más grandiosos en sus épocas y las instituciones continuaron. Hubo fútbol antes de Maradona, partió Maradona, y el fútbol siguió. Las Familias pierden al padre o a la madre, la vida de los hijos debe seguir.

El Universo le da al individuo su valor, para un bebé su madre es y será su universo hasta que logre cierta independencia y desarrollo neuromotriz. El mundo es y seguirá siendo desde siempre y hasta siempre. Ningún humano es necesario e indispensable para el universo. Si por universo se tiene el núcleo de personas del cual se forma parte o se tiene pertenencia, verbo y gracia, la Familia, tampoco se será indispensable para nadie y para ninguno.

Con el paso de los años se descubrirá que el único universo para el cual se es indispensable y necesario es para el universo propio, es decir, para cada quien. Sólo para uno mismo se es indispensable y necesario; lo demás es llana retórica, para nadie se es por tal categoría. La vida sigue para quien continúan vivos, y quienes alguna vez manifestaron estar siempre, algún día no estarán.

Uno sólo se tiene a sí mismo y pare de contar. Uno mismo es la mejor y más confiable compañía. Es parte del ejercer el ciclo vital, el adulado y el adulador terminarán al paso del tiempo en soledad. La mejor compañía, la más sincera, leal y honesta es la propia compañía. Lo demás es oropel y vana gloria. Desde épocas pretéritas, el valor de las personas se ha determinado por su aporte manifiesto en utilidad. Según el grado de utilidad se es bienvenido y aceptado. El día que la utilidad se torne en inutilidad, no importará el pasado, ni qué haya hecho o quién haya sido, se terminará en el traste de los olvidos. El olvido que seremos borgiano.

En suma, lo más valioso e importante, es el sí mismo: El amor propio y la autoestima, lo demás no importa, ni aduladores, ni adulados, ni amores u odios, al final, siempre al final, se acabará solo. Nacer y morir son procesos individuales. Hoy se es amado, mañana seguramente odiado, y viceversa. Cuando los vientos cambien, cambiarán las rutas, menos el individuo, que seguirá siendo el mismo. Tantos grandes hombres amados e idolatrados que terminaron siendo odiados porque perdieron su valor. No depender para no sufrir, no esperar nada para no tener frustración. Ser generoso y honesto consigo mismo es más importante qué cientos de afectos efímeros sin raíces. La Navidad no son los regalos. Que vivan el individuo y su individualidad, el aquí y el ahora por siempre.

León Sandoval

La Corte Penal Internacional, un tribunal desbordado (II)

Israel tiene derecho esencial a la defensa. Israel se ha defendido de sus enemigos, como siempre lo ha hecho ¿Es ilegítimo que Israel defienda a sus familias cuando 1.200 personas son asesinadas durante los actos demenciales del 07-10/2023 y 251 secuestradas? decenas de ellas luego de 400 días aún permanecen secuestradas. La Corte Penal Internacional, La CPI, con la absurda orden de captura emitida contra ciudadanos israelíes, socava la confianza legítima internacional, el principio de legalidad y las normas del derecho de los tratados. La CPI se arroga funciones jurisdiccionales que no le competen y envía al mundo un mensaje soberbio: No hay límites para un tribunal que desconoce absolutamente los derechos a la soberanía, a la defensa y a la autonomía estatal para abstenerse de suscribir tratados.

La CPI pareciera estar al servicio de la agenda globalista 2030, no en vano, las grandes potencias no aceptaron la suscripción del Estatuto de Roma, verbi gratia, China que participó y fue promotor de su creación, una vez a punto de suscribirlo, decidió recular y abstenerse. La decisión de La CPI contra Netanyahu (1949), líder del pueblo de Israel, es tan ilegal como la orden de detención que La CPI emitiera contra Vladimir Putin (1952) en marzo de 2023, La Federación Rusa tampoco es signataria del Estatuto de Roma.

En cuanto a Colombia, La CPI es un caso particular. Colombia suscribió el Estatuto de Roma bajo la presión de la comunidad internacional, en un contexto de gravísimas violaciones de derechos humanos por parte de diferentes actores estatales y paraestatales como grupos guerrilleros y narcotraficantes con ejércitos privados, otrosí de la ayuda económica internacional que recibiría a cambio, manifiesta en los famosos planes certificados, renovables anualmente.

Desde hace algunos gobiernos, El Estado colombiano es un dislate en materia de derecho internacional y en especial en asuntos de tribunales supranacionales; caso célebre acontecido con la Corte Internacional de Justicia, La CIJ, con sede también en La Haya, encargada de dirimir conflictos entre los Estados, para el caso concreto, la disputa territorial entre Colombia y Nicaragua por las plataformas marinas y submarinas en el Caribe. En 2012 La CIJ emitió fallo adverso a Colombia, como resorte, el Gobierno Colombiano denunció El Pacto de Bogotá y cínicamente, desconoció el fallo de la CIJ, cual tahúr mañoso que termina por incinerar la baraja al ver perdida la partida. Colombia no es un propiamente un Estado modelo a seguir de buenas maneras en el derecho internacional, entre otras prácticas.

La línea del denominado Gobierno del cambio conserva las mismas maneras, absoluta desorganización en materia de relaciones internacionales. Calla frente a las acciones rusas en Ucrania, hace mutis por el foro frente a la orden de detención emitida por La CPI contra Putin, silente frente a cubanos y venezolanos, empero, rápido para agitar las banderas del odio y antisionismo, dice mucho pero no dice nada. Defrauda los principios básicos del derecho internacional. Gobierno para el que, Netanyahu es criminal de lesa humanidad, pero no los terroristas que asaltaron El Palacio de Justicia, los que destruyeron Bojayá (Chocó) y Caldono (Cauca), ni “el gestor de paz”, violador de niñas que, pretendía crear un ejército con sus más de 60 hijos.

La CPI ha perdido su rumbo. Se ha erigido Tribunal de Tribunales, atentando contra la soberanía e independencia estatales. Claro es, no tiene jurisdicción sobre los ciudadanos de Israel, tampoco sobre los ciudadanos de los Estados que no han suscrito el Estatuto de Roma. Los Estados deben preservar no sólo su soberanía territorial, también su soberanía judicial, legislativa y administrativa. Con temor se observa que La CPI se ha convertido en un tribunal desbordado, amparado por manipulación mediática hacia el público. El Estado colombiano debería denunciar el Estatuto de Roma y otros tantos tratados de la agenda globalista. Hay un hecho diáfano: Israel tiene derecho a la defensa y a existir. El derecho a la defensa es un derecho fundamental de los ciudadanos y de los Estados.

León Sandoval

El precio de la dignidad

El combate pugilístico protagonizado por uno de los mejores boxeadores de pesos completos de la historia, Michael Gerard Tyson, más conocido como Mike Tyson (1966) y el influenciador avenido en boxeador profesional, Jake Joseph Paul (1997), evidenció marcadas diferencias entre los dos pugilistas, además de la técnica. El hambre hizo que Tyson se hiciera boxeador a temprana edad, no había otra alternativa para un huérfano busca pleitos callejero; Paul llegó al boxeo por morbo y placer, se trataba de una figura de redes sociales que ya era millonaria. La otra gran diferencia son los 30 años de edad de Tyson sobre Paul. Un cansino musculoso de 58 años que, pese a su atlética figura, está en la etapa donde todo empieza a mermar, frente a un veinteañero en plena vitalidad.

El show Tyson-Paul, parecía sacado de la Saga de Rocky Balboa. Fue presentado como un combate oficial y terminó en una singular pelea de exhibición pactada a ocho asaltos, cada uno de dos minutos, autorizada mediante licencia especial de la Comisión de Boxeo del Estado de Texas, otros estados habían negado la licencia dada la “tierna” edad de Tyson. El combate no resiste un análisis desde lo deportivo, se trató de un montaje megamillonario auspiciado por Netflix, la gran plataforma de streaming, para incursionar en el negocio de los eventos en directo con sus más de 250 millones de abonados en el orbe. Al absurdo punto que, hubo localidades junto al cuadrilátero por las que se pagaron hasta dos millones de dólares. Se estima que los organizadores recaudaron más de cuatro mil millones de dólares.

Muchos de los espectadores querían ver al Tyson de sus mejores épocas: Sonando las neuronas del bocón Paul, pero no fue así. Se vio un Tyson pugilísticamente acabado frente a un regular contendor, al cual no logró conectar, a diferencia de su contendor que, sí hizo blanco e hizo ver mal a Tyson. Los asistentes a la velada boxística, especialmente aquellos que vieron en directo a ese Joven Dinamita que enviaba a la lona a sus oponentes en par de rounds, fueron testigos de la debacle de quien fuera una de las figuras más rutilantes del deporte de las orejas de coliflor. Les quedó claro que, Tyson no es Rocky Balboa y, jamás volverá a un tinglado.

Que Tyson es un valiente por enfrentar a un joven vigoroso, o que Paul es un cobarde por enfrentar a un veterano decadente, ambas son ópticas válidas del prisma analítico. El meollo del asunto salta a la luz cuándo la dignidad se justiprecia. Se debería saber decir adiós preservando la dignidad. Paul, organizador del evento, recibió cerca de 40 millones de dólares, mientras Tyson, recibía 20 millones, el precio de su dignidad, lanzaba cieno en el ring. Algunos pensarán: “USD 20mm bien valen la dignidad”.

Poner fin a una carrera es aceptable y necesario. La dignidad no debería perderse, por el contrario, debería mayormente estimarse con el paso de los años, nunca ponerle precio. No es un juicio a Tyson, en últimas aumentó su billetera. Las canas, la debilidad física, junto a la perdida de agilidad debe ser aceptadas con orgullo como señales de que se ha vivido sólo compensadas con una vida buena, fructífera, honesta y sabia. De no ser así, todos los grandes campeones serían eternos. La vida terrena es efímera ¡La máquina Tyson de los Noventas quedará en la memoria, no volverá!

El combate Tyson-Paul fue una estocada a un precioso deporte que fue excluido recientemente para futuras Olimpiadas, empero se trata de uno de los deportes más antiguos, exigentes y meritorios. Ojalá reviva el deporte de las narices chatas. Larga vida a los boxeadores de todos los tiempos, entre ellos a Mike Tyson, y en especial, a todas aquellas personas que no han querido vender su dignidad.

León Sandoval

Donald John Trump

The Pennsylvania Gazette publicaría el 09 de mayo de 1754 una viñeta cuya autoría fue atribuida a Benjamin Franklin (1706-1790), compuesta por una serpiente cascabel dividida en ocho partes (representaba la organización administrativa de las 13 colonias británicas que darían lugar a los Estados Unidos de América) acompañada de la frase “Join, or die” (Únete, o muere) que, a la postre constituyó un símbolo de la lucha política de los colonos para declarar el 04 de julio de 1776 su independencia del Imperio Británico, y se convertiría en estandarte primigenio de la unión norteamericana.

La viñeta de Franklin sigue vigente, el reciente triunfo electoral de Donald John Trump (1946), viento fresco para el ciudadano promedio, llega en tiempos de desunión, no en vano, ganó en los condados profundos que muchas veces no aparecen en los reportes noticiosos de los mass media. Trump representa para muchos, lo que no desearían para sí y sus hijos, pero también, para otros millares de personas representa la recuperación de la Familia, la Tradición y la Seguridad, perdidas durante los últimos decenios. Hacer a Estados Unidos grande otra vez, es su consigna, los estadounidenses lo merecen. Trump tiene un grande reto, unir las porciones de la serpiente cascabel que el progresismo refulgente de las grandes universidades y Think tanks han fraccionado y llevado a la decadencia societaria con relativización de valores.

Estados Unidos tiene la última oportunidad para retomar la otrora grandeza y el respeto de la comunidad internacional. Trump está a la altura de Putin, Jinping, Erdogan y Netanyahu, no sólo por su colosal físico, también por su particular forma de abordar el mundo. El viejo empresario transformado en político de oficio es el único que puede recuperar Occidente. Si Yo fuese estadounidense, probablemente estaría feliz por su triunfo, no porque Trump sea un mago; Trump tiene el talante para devolver la grandeza a Estados Unidos y recuperar su liderazgo; Putin y Jinping lo ven como un homólogo para dialogar, conciliar y poner fin a los conflictos internacionales.

Trump enfrentará grandes retos: En el escenario doméstico, unir a los estadounidenses, catapultar la industria en tiempos de inteligencia artificial, dialogar y cohesionar a los estados progresistas del norte con los estados conservadores del sur, aunado a eliminar la exclusión y la pobreza que se han vuelto habituales en las grandes ciudades. Otro reto de Trump, no por ello menos importante, la restauración moral de la sociedad estadounidense frente a la cultura woke que tanto daño ha hecho a la identidad americana. Cada vez es menor el respeto por la vida, la precarización del sentido de lo estético y lo sublime. La vulgaridad es la regla.

En el concierto internacional, la seguridad y las relaciones exteriores serán torales para los Estados Unidos, apoyo incondicional a Israel con Michael Dale Huckabee (1955) y exopolítica. La nominación de Marco Antonio Rubio (1971) como secretario de Estado es una bocanada renovadora que, tiene en el político de ancestros hispanoamericanos una de las promesas del Partido Republicano, futuro presidenciable. Otro acierto, Peter Brian Hegseth (1980) como secretario de Defensa, aunado al pragmatismo de Elon Reeve Musk (1971) como asesor honorario del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Trump es muy inteligente, sabe bien que es un hombre mayor y así garantiza el recambio generacional.

Para verdades el tiempo, en cuatro años se sabrá qué tan bueno o qué tan malo fue el segundo mandato de Trump ¡Ojalá sea muy bueno! El Trump de hace ocho años, de shows y fakenews, se transformó en un hombre que hoy suma experiencia en el poder y conoce el amargo sabor de la derrota. Por el bien de todos, estadounidenses y no estadounidenses, que El Eterno le dé la sabiduría para decidir por lo correcto para el bienestar de su gente, y de paso, si le es posible, para el de toda la humanidad.

: León Sandoval Ferreira

Café doméstico

Frente a un café negro y sin azúcar hilvano las siguientes líneas aproximativas sobre la calidad del que se consume en Colombia, no sólo como hecho histórico desde que un afamado sacerdote jesuita, Francisco Romero Torres (1807-1874), colocaba como penitencia a sus prosélitos la siembra por centenas de matas de café en el Gran Santander por allá en el Siglo XIX, lo que lo hizo ser uno de los precursores de su siembra masiva y que llevó al Gran Santander a ser la primera región cafetera del País. Posteriormente, la economía cafetera tomó la puntera, convirtiendo a Colombia en el País Cafetero por antonomasia con el esplendor del Eje Cafetero como fuente de la bonanza económica de la segunda parte del Siglo XX.

Hoy por hoy Colombia goza de afamada reputación cafetera y sus preciados cafés se producen en casi en todo el territorio nacional; afamados por la mejor calidad y consumibles en todos los mercados del mundo. Entre sorbo y sorbo de un café caliente, amargo alimonado y cerrero, vale la pena preguntar ¿Si Colombia es un País cafetero no sólo por su producción masiva también por el consumo, por qué en Colombia se consume café de tan baja calidad?

Si un colombiano quiere tomarse un magnífico café con toda certeza no lo va a encontrar en una cafetería de barrio, ni en una de las grandes y poderosas cadenas multinacionales que tienen cafeterías en el País, deberá viajar al extranjero así sea a un país vecino y, también con toda certeza, allí podrá degustar un café de calidad ¿Será verdad el adagio aquel que en casa de herrero azadón de palo? Los colombianos se acostumbraron a consumir café de mala calidad. Más allá del manido argumento que, el mejor café se exporta y el de mediana-baja calidad se deja para el consumo interno, pareciera una penitencia no tener derecho a café de óptima calidad para el consumo interno.

Es cierto que hace rato Colombia dejó de ser un país productor de café. El cultivo de café ha sido desplazado por otros productos agrícolas entre ellos, las matas que matan, tan consumidas hoy recreativamente por muchos y tan preciadas por algunos sectores del poder, lo que no debería ser acicate porque por muy incívico que sea el colombiano promedio no debería ser castigado con café tan malo para el consumo interno. El colombiano es asiduo tomador de café. El primer hervor para muchos es el café desde la primera luz matutina hasta tarde en la noche, y para otros, el café es el único consuelo comestible en el día acompañado de un pan o una galleta de soda. Para los servidores públicos las grecas con café se desocupan entre taza y taza que se consumen burocráticamente. Debería haber un estudio sobre la influencia de la greca de café en la gestión del servidor público colombiano ¿Por qué se hace creer al colombiano que produce uno de los mejores cafés del mundo que, muchos jamás degustarán?

La dolorosa verdad, lo que toma la gran mayoría de colombianos y sabe tan delicioso, es aguapanela oscurecida con café, el sabor agradable de la panela termina disfrazando la mala calidad del café. Ojalá algún día los productores y comercializadores de café piensen que los colombianos de a pie, los del barrio, los de la tienda, los del termo rodante servido en vaso plástico deberían tener también derecho a consumir café de excelsa calidad.

En conclusión, algún día el colombiano viajará fuera de las propias fronteras y probará café que, al inicio le parecerá extraño, luego de la segunda taza despertará del engaño y, dirá: Carajo que mal café se toma en mi tierra, parte del nacionalismo es reconocer lo de la tierra primero, pero con calidad.

León Sandoval Ferreira

Tiempos postmodernos

Tiempos Modernos (1936) es el título de una de las más afamadas películas de Charles Chaplin (1889-1977), en la que crítica en tiempos de la Gran Depresión, al sistema de producción industrial y la precaria situación del obrero de factoría frente a la máquina que le desplaza en su labor. De una u otra forma, Chaplin por medio de su personaje icónico, Charlot, aborda la estulticia, que no tiene par, propia de la condición humana, y que aún brota en estos tiempos allende la modernidad: Postmodernos, donde la estupidez es monetizable y da estatus social. En otrora tiempos, el estúpido era marginado del grupo social y difícilmente, aceptado. En tiempos postmodernos al que hace estupideces como oficio se le cobija y hasta se le toma como referente a imitar. Las estupideces y los estúpidos están a pedir de boca; son tiempos postmodernos en los que la estupidez se ha disfrazado de “progreso”, que no es otra cosa que, una sumatoria de estupideces con línea transnacional.

Omitiré en esta columna listar cosas estúpidas para no ofender susceptibilidades y evitar autovictimizaciones, pero el lector tendrá en su mente muchas de las que hoy día se viven y forman parte del denominado “progreso”. Pensar diferente sigue siendo tan execrable como lo fue en antaño, de nada sirvió el sacrificio de Giordano Bruno (1548-1600) porque en aras de las libertades de pensamiento y de expresión la estupidez campea y todo el mundo tiene la razón, unos más que otros, pero todos la tienen.

Tiempos postmodernos en los que a la estupidez no se le puede llamar estupidez, y a quien actúa como estúpido no se le puede llamar estúpido porque se autovíctimiza. Autovictimizarse es un medio para obtener y mantener privilegios e incluso, se utiliza como instrumento de ataque. La autovictimización está de moda y cualquier motivo es aceptable, unos más frecuentes que otros. Tiempos postmodernos en los que argumentar no es permitido, exponer argumentos es causa para que la otra parte, en lugar de controvertirlo, se autovictimice. La autovictimización es el “argumento” final que derrota todo argumento. Chaplin jamás autovictimizó a Charlot.

El padre no puede corregir a un hijo, el jefe no puede llamar a un subordinado al orden, el policía no puede apremiar al transeúnte y el soldado no puede repeler al invasor porque lo apremiados se autovictimizan y se convierten en focos de atención mediática. La autovictimización es una falsedad que hace carrera a empellones y beneficia a quien a ella recurre. Es tanta la falsedad contagiada de estupidez que, no se puede hacer, decir, argumentar, ni expresar nada, lo mejor es dejar de hacer, callar, no argumentar, dejar de expresar y voltear la mirada porque todo es motivo de ofensa y puede ser material para una posible autovictimización. Autovictimizarse es un acto de estupidez supino que entraña falsedad, para que haya víctima se requiere victimario, cuando hay autovictimización no existe victimario, por ende, hay estulticia y mentira.

Alguien dijo que los tiempos difíciles hacen hombres duros, y los tiempos fáciles hacen hombres blandos, cuánta razón tenía. Los tiempos postmodernos son tiempos de blandengues, donde la cobardía es virtud y autovictimizarse deja réditos. Ojalá y no sea tarde, pero no debería prestarse tanta atención a la estupidez y al oficio de ser estúpido. No tengo pruebas, pero tampoco dudas sobre el hecho que todo aquel que se autovictimiza en el fondo miente, y cada vez más, las capacidades de razonamiento y de argumentación desaparecen bajo el estímulo de las emociones.

Pocas veces un argumento concita emociones, pero la estupidez tiene la potencialidad para emocionar porque exhibe en su esplendor la falta de compromiso y de responsabilidad y, siempre será más fácil nivelar por el menor esfuerzo, propalando la idea que, la irresponsabilidad en todos sus matices, entre ellos, la carencia de sindéresis, es una virtud.  

León Sandoval

El derecho sustancial

Para Daniel. El Artículo 228 de la Constitución Política colombiana dispone que la Administración de justicia es una función pública, actuará de manera pública y permanente, los términos procesales exigen diligencia, habrá desconcentración, autonomía e independencia en la Administración de justicia y en sus actuaciones prevalecerá el derecho sustancial; en consecuencia, entre otros mandatos constitucionales, el derecho sustancial prevalece sobre el derecho procesal.

El derecho sustancial o sustantivo es el creador de derechos para los sujetos, su función es la de crear, declarar, constituir, extinguir y modificar situaciones de contenido jurídico. Se goza de los derechos gracias al derecho sustancial, verbo y gracia, la norma del Código de Comercio que indica las obligaciones del vendedor y del comprador en la compraventa mercantil. Por su parte, el derecho procesal o adjetivo es el encargado de reglar los procedimientos con los que se administra justicia, lo constituye el conjunto de reglas que regulan los procedimientos judiciales, por ejemplo, la norma del Código General del Proceso que fija los elementos de la demanda, o cuánto tiempo tiene el demandado para contestarla. En suma, el derecho sustancial es el Ser del derecho, el derecho procesal es el cómo hacer para que ese Ser se materialice en caso de disputa.

El Constituyente en sana lógica privilegió el derecho sustantivo sobre el adjetivo. Jamás las reglas procesales y la técnica jurídica deberían estar por encima de los derechos sustanciales. La expedición del Decreto 2.289 de 1989, antiguo Código de Procedimiento Civil, hoy derogado, abrió el camino para que el rigorismo jurídico y el procesalismo se impusieran sobre lo sustancial, lo que modificó la cultura jurídica. Gracias al celo ritualista, muchos togados han hecho de la acción constitucional de Tutela, que busca la protección de derechos fundamentales, un proceso judicial tedioso y complejo que, al debatir lo procedimental antes que lo sustancial, desdibuja el amparo constitucional.

¿Cómo es posible que acciones de tutela donde están de por medio la protección de los derechos fundamentales a la vida y a la atención integral en salud, derechos sustanciales incontrovertibles, queden sujetos al rigorismo de los jueces que privilegian las formalidades procedimentales, cuando cada día que transcurre para una persona que padece enfermedad catastrófica se reducen las posibilidades de vida? ¿Cómo es posible que los delincuentes queden libres no porque sean inocentes, sino porque no se cumplen los términos para hacer imputaciones o no se lleven a cabo las capturas en debida forma?

Hay dos responsables directos: La sacralización del derecho procesal por el exceso de garantismo jurídico, atribuido a los procesalistas del sistema romanogermánicocontinental que terminaron enseñando, redactando códigos y litigando por la forma, abandonando el fondo; y los mismos jueces, los antiguos porque se dedicaron a privilegiar el derecho procesal en protección de la abogacía antes que los derechos de los ciudadanos, y los jueces de las nuevas generaciones, que fueron formados en las escuelas de Leyes rindiendo culto al derecho procesal y a los procesalistas y, antes de cualquier análisis sustantivo, prefieren examinar lo adjetivo, porque siempre será más fácil descongestionar despachos con autos que decretan vicios procesales que con sentencias.

Es tiempo para que los honorables jueces, las Facultades de derecho, el Ministerio de Justicia y los sabios procesalistas pongan fin a tanto rigorismo. El Código General del Proceso no puede ser más importante que la Constitución o el Código Civil. El CPACA no puede valorar más los medios de control que lo administrativo. El Código de Procedimiento Penal no puede ser más relevante que el Código Penal.

El Derecho procesal o adjetivo desaparecerá en manos de la Inteligencia Artificial y el algoritmo sustituirá a los procesalistas. Cuando un ciudadano acude a la Administración de Justicia, depreca justicia, no busca el egocentrismo de sabios juristas que argumentan sobre la interpretación de normas procedimentales, si el estado se fijó y se desfijó. El derecho procesal no puede ser instrumento nugatorio de justicia ¡Es hora de cumplir la Constitución!.

León Sandoval

Las vías de Santander

El Departamento de Santander es tierra bella y fértil, con riqueza cultural envidiable que hace gala de una región de la cual, quien llega se enamora. El foráneo tiene maravillosa acogida, no en vano, la Constitución del antiguo Santander federal rezaba que todo aquel que pisara tierra de Santander era santandereano. El punto es que ese otrora mandato pronto será irrealizable, debido al horroroso estado de la malla vial que conduce al departamento. A ese paso, nadie podrá entrar y menos salir de Santander por vía terrestre.

Resulta increíble que la sede de la Facultades de Ingeniería y Geología más reputadas del Continente sumadas a otras tantas de las magníficas Universidades del departamento, tenga unas de las peores mallas viales del Continente. Vías que se quedaron en el pasado no sólo en extensión, trazado, cabida, calzadas, centros de servicios, también en su pavimentación. Atravesar Santander es una tortuosa aventura que difícilmente el mejor vehículo de doble tracción puede lograr, viajar por tierra en Santander es una velada invitación a dejar los rines en la vía.

El balance de los últimos 30 años de gobernadores y congresistas santandereanos son vías en mal estado y completo abandono, rutas que exhiben la peor imagen. La vía que conduce desde Bucaramanga a la Capital del País entre Sangil, Barbosa, Vado Real es un completo monumento al olvido; huecos cual serpentinas, baches, resaltos y tanta resignación que la bancada ida del camino es tolerada y parte del mismo. La “famosa” vía que conduce al municipio de Málaga, desde años sin memoria, se mantiene en pésimo estado, o los miles de millones malgastados en las absurdas vías a Barrancabermeja y hacía la vecina Pamplona, y qué no decir, sobre el estado de las vías que van a la costa norte bien sea por Rionegro o el Magdalena medio, entre otras de un largo listado.

El argumento para el mal estado de las vías de Santander no puede ser las condiciones geológicas y la topografía quebrada que hacen inviable mantener óptimas carreteras. Si eso fuera cierto Ecuador y Suiza deberían tener las peores vías del mundo. El problema vial de Santander es un problema de incapacidad humana, a secas. Los santandereanos de hoy somos incapaces de construir verdaderas autopistas que conecten a Santander con el resto de Colombia, por el contrario, nos acostumbramos a la deficiente malla vial y a su serpentino curso. Pareciera que, tener caminos horripilantes fuese sinónimo de santandereanidad. Qué equivocados están los que aceptan ese sino.

Si los santandereanos no cambiamos de mentalidad continuará la debacle vial y el abandono o mejor, el autoabandono vial. No podemos esperar a que el Gobierno Nacional arregle las carreteras, ha de ser iniciativa de Nosotros los santandereanos, del capital privado que es el motor del País y, de los líderes con enjundia, no de los que proveen puestos a cambio de votos. Todas las vías de Santander tienen que ser revaluadas, no sólo en su trazado, deben ser ampliadas a tres y cuatro carriles en cada sentido. La breña no puede detener el avance, el cemento en armonía con el ambiente es sinónimo de progreso.

El viajero se da cuenta que entra a Santander no por los letreros de bienvenida, lo hace por el estado de las carreteras: Una bienvenida mal pavimentada. Eso sí, paradójicamente, Santander es uno de los departamentos que más peajes viales tiene. Son vergonzantes los peajes como los de Pescadero, Curití o Rionegro, esperpentos para justificar, no la buena calidad de las vías, mejor, para disimular la corrupción al sacarle la platica al viajero.

En suma, si los santandereanos no asumimos la reconstrucción de nuestras vías, uno de los primeros indicadores de crecimiento económico, Santander se convertirá en un destino olvidado de la cordillera de los Andes. Como canta nuestro himno, inspirado en José Antonio Galán Zorro: “Por eso, bravos Santandereanos, ¡siempre adelante, ni un paso atrás!”

León Sandoval