Cada mes de septiembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Alfabetización, instaurado por la UNESCO en 1967 para recordar que leer y escribir son derechos fundamentales y una herramienta clave para el desarrollo social y económico. Según datos de la organización, aún hoy más de 760 millones de personas adultas en el mundo carecen de competencias básicas de lectura y escritura, lo que plantea un enorme desafío en pleno siglo XXI.
Este 2025, la conmemoración llega con un énfasis especial: los retos de la alfabetización en la era digital, en un momento histórico donde la tecnología transforma radicalmente la manera en que se aprende y se accede a la información.
En Colombia, este debate también está sobre la mesa. Adriana Casas, coordinadora de Primaria del Colegio Hacienda Los Alcaparros, destaca que el reto de los colegios es preparar a los estudiantes para desenvolverse en estos nuevos entornos: “Acceder a bibliotecas virtuales, escuchar un audiolibro o trabajar con plataformas interactivas amplía las posibilidades de aprendizaje, pero el papel del maestro sigue siendo insustituible”, afirma.
Más acceso, más brechas
El avance tecnológico ha permitido que comunidades vulnerables tengan acceso a contenidos antes impensables, desde cuentos animados hasta colecciones literarias en línea. No obstante, persiste un riesgo: que el acceso masivo no venga acompañado de una verdadera formación crítica frente a la información.
La UNESCO advierte que la desinformación es uno de los principales obstáculos de la era digital, pues la abundancia de datos no siempre garantiza calidad ni veracidad. En este contexto, el rol docente adquiere un nuevo matiz: guiar a los estudiantes para diferenciar fuentes confiables, contrastar versiones y generar criterio propio.
El desafío docente
Mientras los niños crecen como nativos digitales, los maestros enfrentan la presión de integrar plataformas educativas, algoritmos de aprendizaje y hasta herramientas de inteligencia artificial en su práctica cotidiana. Para Casas, la clave está en concebir la tecnología como un recurso que potencia la labor del profesor, pero nunca como un sustituto.
Algunos colegios en el país, como el colegio Hacienda Los Alcaparros, ya exploran estrategias para aprovechar las herramientas digitales como aliadas de la enseñanza personalizada: desde plataformas que adaptan ejercicios de matemáticas según el nivel del estudiante, hasta bibliotecas virtuales que facilitan la comprensión lectora. Sin embargo, los docentes también deben estar lo suficientemente preparados para este cambio acelerado.
Una nueva alfabetización
En pleno 2025, alfabetizar significa mucho más que enseñar a leer y escribir. Supone también formar ciudadanos capaces de comunicarse en entornos digitales, evaluar críticamente la información, producir contenidos y mantener viva la curiosidad por aprender. En palabras de Casas, el desafío está en encontrar un equilibrio: “La tecnología debe estar a nuestro servicio, no pensar por nosotros. La educación digital tiene que ir de la mano con el desarrollo del pensamiento crítico y la ética”.
Entonces, la conmemoración del Día Internacional de la Alfabetización este año recuerda que el reto no es solo cerrar brechas de acceso, sino garantizar que cada estudiante aprenda a usar el mundo digital como una herramienta de crecimiento. El verdadero futuro de la educación está en la capacidad de articular la alfabetización tradicional con las nuevas competencias digitales. No se trata de reemplazar libros por pantallas, sino de formar estudiantes capaces de comprender, crear y reflexionar en cualquier formato. Para lograrlo, invertir en educación y fortalecer la formación docente, se convierte en la estrategia más poderosa para preparar ciudadanos críticos, humanos e innovadores, capaces de responder a los desafíos del siglo XXI.
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