“360” es la más reciente película del director Fernando Meirelles, donde aborda el tema de la interacción de las pasiones humanas como un ciclo en el que los personajes se enfrentan a situaciones que afectan las vidas aparentemente opuestas de los demás.

El mundo es más pequeño de lo que pensamos y 360 grados es una metáfora de cómo los inicios y finales se cruzan gracias al interminable flujo de influencias en el que todos somos víctimas.

“360” es la más reciente película del director brasileño nominado al Oscar por la controvertida “Ciudad de Dios”, Fernando Meirelles, en conjunto con otro maestro del cine Peter Morgan (guionista británico destacado por películas como “The Deal”, “The Queen” y “Frost/Nixon”). La narrativa sobre la que trabaja este dúo tiene como objetivo forzar las coincidencias de muchas historias en las que el espectador va a reflejarse de una o muchas maneras.

Mirka inicia el ciclo con su hermana eslovaca Anna en el estudio de un proxeneta vienés, Rocco quien organiza un encuentro furtivo con Michael, un hombre de negocios británico que se encuentra de paso por la ciudad y que a su regreso torna a su estado matrimonial que lo sujeta a Rose, quien a su vez tiene como amante al fotógrafo brasileño, Rui. Él está comprometido con Laura que al descubrir la infidelidad decide regresar a su natal Rio de Janeiro, donde conoce al paternal John, quien se dirige a Phoenix para reconocer el posible cadáver de su hija desaparecida. En el camino Laura entiende que la vida es sólo una y aborda a Tyler, un hombre de mirada nerviosa e instinto altamente sexual. En Paris, un musulmán se enamora de su asistente francesa que se reúne con John en USA pero que al regresar termina su relación con Sergei, el escolta y conductor de un traficante ruso que en Viena tiene un encuentro con Mirka quien inició el ciclo de tramoyas. No es fácil contarlo sin enredarse en estas multi relaciones, por lo que definitivamente hay que ver la película y ser parte de ella.

El guion es además una adaptación de una obra de teatro escrita a finales del siglo XIX por Arthur Schnitzler, “La Ronde” cuya intención era mostrar las posibilidades en las que en el mundo se generan interacciones cercanas.

El espectador debe ser muy atento porque el modelo de composición de la historia requiere seguir a cada personaje y entender su papel en el ciclo; lastimosamente, la continuidad ha sido una de las constantes críticas de este film, dado que muchas veces se pierde la verosimilitud de la narración con unos repentinos saltos de edición mal administrados que le quitan la fuerza al cartel de lujo que tiene esta película, entre ellos Anthony Hopkins, Ben Foster, Jude Law y Rachel Weisz.

La propuesta es refrescante y gracias a las actuaciones, hay momentos en los que el espectador logra conectarse completamente con las emociones de los personajes y ver como nada es como parece, ni nadie encuentra lo que busca porque la vida es en últimas un caprichoso ciclo de ilusiones.