El Gobierno de EE.UU. sostuvo hoy que la influencia de Irán es una amenaza para los esfuerzos antiterroristas de Latinoamérica en su informe anual sobre el terrorismo en el mundo, en el que mantiene a Cuba en la lista de patrocinadores y vuelve a acusar a Venezuela de poca colaboración.
Sobre la expansión de las actividades de Irán en Latinoamérica y sus riesgos, el informe considera que la manifestación más “alarmante” fue la supuesta trama terrorista orquestada presuntamente por Teherán para atentar contra las embajadas de Arabia Saudí e Israel en Washington y asesinar al embajador saudí.
El complot fue descubierto cuando uno de los sospechosos contactó en México con un agente secreto de Estados Unidos.
Designado por EE.UU. como patrocinador del terrorismo desde 1982, Cuba figura de nuevo y es el único país latinoamericano en la lista negra junto a Irán, Sudán y Siria, según el informe divulgado hoy por el Departamento de Estado.
El Gobierno del presidente Barack Obama señala que Cuba “continúa” albergando a miembros de la banda terrorista vasca ETA y ha facilitado ayuda médica y asistencia política a militantes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En cuanto a Venezuela, EE.UU. acusa a ese país por sexto año consecutivo de no “cooperar completamente” en la lucha antiterrorista y subraya sus vínculos con Irán, con ETA y con las guerrillas colombianas de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El informe recuerda que el Departamento del Tesoro impuso en septiembre pasado sanciones económicas a funcionarios de alto rango enel Gobierno venezolano a los que acusó de dar apoyo a las FARC en el tráfico de droga y armas.
Venezuela “ha mantenido su cooperación económica, financiera y diplomática con Irán, así como limitados acuerdos militares”, apunta el informe, que también menciona las sanciones a la petrolera estatal venezolana PDVSA por el comercio con el país árabe.
El coordinador de la Oficina de Antiterrorismo del Departamento de Estado, Daniel Benjamin, comentó en una rueda de prensa que las denuncias contra Venezuela no son nuevas y que asuntos como el hecho de que miembros de las FARC hayan usado ese país como”refugio” van a seguir siendo vigilados “muy cuidadosamente”.
“En general, los gobiernos de la región tomaron medidas modestas para mejorar sus capacidades antiterroristas y reforzar la seguridad fronteriza”, destaca el Departamento de Estado.
No obstante, a continuación indica que la corrupción, la debilidad de las instituciones gubernamentales y la falta de recursos, entre otros problemas, “limitan los progresos”.
La amenaza de un ataque terrorista trasnacional “permanece baja” en la mayoría de los países de la región.
Casi todos los ataques terroristas ocurridos en 2011 provinieron de las guerrillas colombianas de las FARC y el ELN, así como de otros grupos “radicales de izquierda”, según el informe.
En ese contexto, el Gobierno estadounidense remarca que el número de ataques terroristas y víctimas en Colombia “se elevó” en 2011, aunque las autoridades de ese país dieron golpes importantes a las FARC como la muerte en noviembre de su máximo comandante, alias “Alfonso Cano”.
“Sabemos que lleva un largo tiempo” acabar con los terroristas y no debe sorprender que siga habiendo ataques, pero “consideramos que Colombia es un caso de éxito” en cuanto al esfuerzo y liderazgo político en la lucha antiterrorista, anotó al respecto Benjamin.
Para el Departamento de Estado, la cooperación entre EE.UU. y Colombia en 2011 fue “excepcional”, y el país suramericano continuó dando capacitación y formación en lucha antiterrorista a naciones de todo el mundo.
El Gobierno estadounidense indica, además, que no hay “células operativas conocidas” de la milicia libanesa chií Hizbulá ni de la red terrorista Al Qaeda en Latinoamérica, a pesar de que “simpatizantes ideológicos” siguen prestándoles apoyo.
El área conocida como la Triple Frontera, zona limítrofe entre Argentina, Paraguay y Brasil, continúa siendo un importante foco regional de armas, drogas, tráfico de personas, falsificación y lavado de dinero, todos ellos “potenciales fuentes de financiación para las organizaciones terroristas”, subraya el informe.
Con respecto a los progresos en la región, EE.UU. hace hincapié en la cooperación con Argentina, en los esfuerzos antiterroristas de Brasil y Chile, y en el aumento de la colaboración con México para hacer cumplir la ley.