El evento se desató en la tarde del sábado en el centro penitenciario Alcaçuz, la mayor prisión del estado de Rio Grande do Norte. La Policía Militar ingresó al penal en la mañana del domingo y retomó el control.
Al menos tres presos fueron decapitados el sábado durante un violento motín en una cárcel brasileña cercana a Natal (noreste), en una rebelión carcelaria que dejó al menos 10 muertos y que fue finalmente sofocada el domingo, días después de que un centenar de reos fueran brutalmente asesinados en otras cárceles hacinadas del norte del país.
Según lo informado por las autoridades, citadas por la agencia DPA, todo comenzó cuando presos de un pabellón, todos miembros de una organización criminal, invadieron otra sección del presidio donde estaban integrantes de otra banda.
“Por lo que vimos, podemos afirmar que al menos 30 presos murieron. Pudimos ver las cabezas arrancadas”, dijo Zemilton Silva, coordinador de Administración Penitenciaria de Río Grande del Norte, el estado en el que se desarrollaron los hechos.
Según el diario “Folha de Sao Paulo”, la disputa se libró entre miembros del Comando de la Capital (PCC), la organización criminal más importante del país, con base en Sao Paulo, y del Sindicato del Crimen (SDC), una banda que lucha por el controlde las rutas del tráfico de drogas en esta región de Brasil.
Este es el último episodio del brote de violencia desatado en cárceles brasileñas, que las autoridades atribuyen a una sangrienta guerra entre los dos principales grupos criminales del país -El Primer Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo y el Comando Vermelho de Rio de Janeiro– y sus aliados, por el control del narcotráfico en el país.