Uno de los más innovadores y mordaces periodistas de las décadas del 80 y 90 en Colombia ha ido modificando su posición política hasta terminar siendo uno de los voceros no oficiales del uribismo, en redes sociales. La transformación de Juan Carlos Pastrana.
Juan Carlos Pastrana fue durante mucho tiempo uno de los periodistas más innovadores y creativos del espectro colombiano. Sus titulares en el desaparecido periódico La Prensa fueron legendarios. Sin embargo, ese talento tuvo que quedarse en la esfera privada por cuenta del cierre del periódico y su lejanía del periodismo, periodo que coincidió con la campaña presidencial y posterior mandato de su hermano Andrés.
Casi 20 años después de que en 1996 cerrara el periódico La Prensa, Juan Carlos Pastrana se ha dedicado a una actividad febril en las redes sociales, especialmente en Twitter en donde tiene 45.598 seguidores.
Desde la tribuna virtual que permite esta red social, Pastrana ha utilizado su ingenio para abordar distintos temas de la realidad nacional. Son célebres trinos como “El bunker es un paraíso: Fiscal”.
Esa posición irreverente y alejada del partidismo empezó a ser dejada de lado desde que la campaña presidencial de 2014 entrara en su recta final. El Juan Carlos Pastrana que se peleó con José Obdulio Gaviria por cuenta de una fotografía en la que supuestamente aparecía este último al lado de Pablo Escobar y que desató un cruce de trinos, fue atemperándose.
El periodista pasó de tratar a José Obdulio Gaviria de esta manera en 2013: “¿Quién me ataca? el comunista? el mafioso? el liberal? el paramilitar? el uribista? ¿o el aspirante a congresista?” a servir de puente para una reunión entre su hermano, el expresidente Andrés Pastrana y el senador Álvaro Uribe Vélez, en su apartamento.
Los anteriores trinos dan cuenta de la transformación que sufrió Juan Carlos Pastrana. Pasó de ser un crítico acérrimo de la labor del presidente Juan Manuel Santos para convertirse en la caja de resonancia, en las redes sociales, de las palabras y posturas políticas del uribismo en pleno. Una posición válida para cualquier ciudadano pero que no deja de llamar la atención en alguien que, hasta hace un año, era un fuerte crítico de la gestión uribista y de su entorno inmediato.