El día que a Capa le salieron colores

Robert Capa (Hungría, 1913–Vietnam, 1954) es al fotoperiodismo lo que Ryszard Kapuściński al reporterismo. Su nombre se ha convertido en sinónimo de corresponsal de guerra. Tanto el húngaro como el bielorruso han sido idolatrados, pero también se han visto rodeados por la polémica.

Kapuściński, según sus críticos, “intensificaba” (se inventaba) parte de la realidad para mostrarla más desgarradora; Capa habría mentido en la descripción de su famosísima foto El Soldado que cae: miliciano republicano en el momento de su muerte en Cerro Muriano, el 5 de septiembre de 1936. Ni la imagen se tomó en Cerro Muriano ni el soldado fue herido de muerte, según diversas investigaciones recientes.

El Centro Internacional de Fotografía (IPC) de Nueva York arroja ahora luz sobre otro de los mitos del maestro de la fotografía: Capa no sólo disparaba en blanco y negro, ni exclusivamente sobre motivos bélicos. Pasó buena parte de su carrera retratando (a color) a modelos y artistas entregados a la buena vida en Roma, París o Niza.

Se trata de la “primera retrospectiva de las fotografías en color del que es probablemente el fotógrafo más famoso del mundo”, según explica a El Confidencial Cynthia Young, comisaria de la exposición que se inaugura el próximo 31 de enero.

Son un centenar de fotos, más las revistas y periódicos donde fueron publicadas, además de sus escritos personales. Todo sacado íntegramente del archivo sobre Robert Capa del ICP, que incluye 4.200 trasparencias en color. “Un trabajo que sorprenderá, por inédito en su mayoría, al gran público”.

La agencia Magnum, cofundada por Capa, ha lanzado además junto al IPC una página web llamada Acércate (Get Closer) en honor a aquella famosa frase de Capa: “Si tu foto no es lo suficientemente buena es que no te has acercado bastante”. Allí se muestra cada día una foto del genio junto a trabajos de los principales fotoperiodistas actuales.

Inmigrantes desembarcan cerca de Haifa (Israel), 1949-50 © Robert Capa/International Capa se hizo famoso en EEUU sobre todo por la foto de un soldado en pleno desembarco de Normandía, titulada Tropas estadounidenses entrando en Omaha Beach, Normandía, Francia, 6 de junio de 1944. A pesar de estar totalmente desenfocada, fue publicada junto a otras nueve imágenes en la revista Life. “Su difusión contribuyó a incrementar el apoyo de los estadounidense a la guerra”, según el IPC. El fotógrafo se convertiría, con sus retratos en blanco y negro de la segunda Gran Guerra, en todo un símbolo. Pero ¿qué hizo cuando terminó la contienda?

“El mayor fotógrafo bélico tuvo que reinventarse. Tras las guerras que cubrió en blanco y negro entre 1935 y 1945, llegó un tiempo de relativa paz”, explica Young. Dentro de esa reinvención estaban las fotografías en color que demandaban las grandes revistas de la época. Capa había aprendido a usar la técnica del color mucho antes. En 1938, durante la guerra chino-japonesa, pidió a un amigo que le mandara 12 rollos de Kodachrome y le explicara cómo usarlos. De aquel viaje sólo sobrevivieron cuatro fotos, que publicó la revista Life.

Rescató la técnica en 1941, y de hecho se pasó gran parte de la II Guerra Mundial con dos cámaras a cuestas. Pero su producción era mucho menor que en blanco y negro, entre otras cosas porque “los negativos de Kodachrome tenían que ser procesados en una planta de Kodak, y perdía mucho tiempo en enviarlos y recibirlos de nuevo, mientras que los carretes de blanco y negro podía procesarlos en su propio cuarto de baño”, explica la comisaria de la exposición. Esto suponía un problema no tanto por el coste y los días de retraso, sino porque dificultaba aún más el proceso de la censura militar.

En 1947, Robert Capa funda Magnum, junto Henri Cartier-Bresson, Chim (David Seymour), William Vandivert y George Rodger. La agencia necesitaba ingresos y Capa intensificó su producción en color, más cara pero también mejor pagada. Ese mismo año viaja Moscú para retratar la Rusia soviética. Imágenes del pueblo visitando la tumba de Lenin o similares, pero poca “acción”.

Revistas como Illustrated, Collier’s, Holiday o Ladies’ Home Journal publicaban gran parte de sus historias: carreras de caballos en Francia, sesiones de modelos en Roma o rodajes de películas en Ravello. Reporterismo de viajes y cultural. En 1948 retrató a Pablo Picasso jugando en el agua con su hijo Claude, en Vallauris, Francia. Esta instantánea será expuesta por primera vez en la exhibición del IPC, junto con otras hechas a Ingrid Bergman, John Huston, Ernest Hemingway y John Steinbeck.

Capa no expresó ningún rechazo por la fotografía a color, como sí hicieron algunos de sus más elitistas compañeros de profesión. “¿Fotografía en color? Es imposible de digerir, la negación de todos los valores tridimensionales de la fotografía”, llegó a decir Henri Cartier-Bresson.

En ningún momento abandonó el reporterismo de guerra, en el que se había especializado. Fue dos veces a Oriente Próximo para cubrir la guerra entre árabes y judíos tras la proclamación del estado de Israel de 1948. Trataba de combinar la fotografía cultural con la de los conflictos bélicos. Y así fue hasta el año de su muerte. En 1954 viajó a Tívoli, Italia, para fotografiar a Ava Gardner durante el rodaje de La condesa descalza. Unos meses después saltaría a Indochina (zona que actualmente abarca Camboya, Vietnam, Laos, Birmania y Tailandia), donde desarrollaría una prolija producción a color. Allí falleció tras pisar una mina. Sólo unos meses después de inmortalizar a Ava Gardner en la placidez de la campiña italiana.

Tomado de El Confidencial.