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Ganglios, la mejor defensa del organismo


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Aunque el hecho de que se inflamen significa que el sistema inmunológico está trabajando, una adenopatía o ganglio que ha aumentado de tamaño, suele causar alarma. Son una alerta del cuerpo cuando se presenta una infección.

“Los ganglios son nódulos situados a lo largo de los vasos linfáticos. Participan, como todo el sistema linfoide, en la respuesta inmune. Su función es filtrar la linfa retirando bacterias y partículas extrañas, que son fagocitadas. También retiran células tumorales”, señala José Polo, vicepresidente primero de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria.

La linfa es un líquido entre transparente y blanquecino. Está compuesto por glóbulos blancos y por el quilo, una sustancia procedente de los intestinos que contiene proteínas y grasas, explican los expertos de “medlineplus”, un servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

El que las partículas extrañas presentes en la linfa sean fagocitadas significa que otras partículas se las “comen”, concretamente los fagocitos, unas células del grupo de los glóbulos blancos. Cuando entran microbios en el organismo, estos fagocitos emiten prolongaciones de su membrana celular y los engloban. Así, en el interior de estas especiales células los microorganismos son digeridos y, por lo tanto, destruidos.

Los ganglios linfáticos son estructuras pequeñas, suaves y redondas o en forma de alubia que, por lo general, no se pueden ver ni sentir fácilmente, detallan los manuales médicos. En el momento en que se detectan bacterias en la linfa, los ganglios linfáticos se encargan de fabricar más glóbulos blancos para combatir la infección y por eso los ganglios se inflaman.

Aumento de tamaño

El doctor Polo afirma que los ganglios pueden aumentar de tamaño “en las infecciones, en los procesos inflamatorios y en las neoplasias, tanto en las de tejido linfoide como en los tumores que se localizan generalmente en el territorio, cuya linfa drena en los ganglios afectados”.

El facultativo aclara que, aunque el aumento de un ganglio puede deberse tanto a procesos banales como tumorales, lo más frecuente es que ocurra como consecuencia de un proceso banal. Suele darse “en el contexto de una infección pero, si no remite en unos días, debe consultarse con el médico”.

Polo manifiesta que se entiende por adenopatía el aumento del tamaño de los ganglios linfáticos superior a un centímetro. Sin embargo, hay algunas excepciones. “En la zona inguinal deben ser mayores de un centímetro y medio y en el territorio epitroclear (en el área del codo) superiores a medio centímetro”, comenta.

Aunque la ubicación de los ganglios es dispersa, ya que se hallan por todo el organismo, están localizados preferentemente en la región lateral del cuello, en las axilas, la ingle, el mediastino y el abdomen.

Las adenopatías de las axilas, el cuello o las ingles, es decir, las zonas superficiales, “se pueden palpar y, por sus características, podemos tener una impresión diagnóstica. Las características de benignidad suelen ser no dolorosas, no adheridas a planos profundos y de consistencia mas blanda”, precisa el doctor Polo.

Pero, debido a su localización, en ocasiones no son palpables ni visibles, como es el caso de las adenopatías abdominales o mediastínicas, para las que se realizan pruebas diagnósticas más complejas, destaca.

Los expertos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) señalan que la clave para discernir entre una inflamación normal y una preocupante es la combinación de varios factores.

En este sentido, recalcan que hay que visitar al médico “si el bulto se mantiene durante más de una semana, si la zona está roja y caliente, si el ganglio está duro, es irregular y no se mueve, si se acompaña de fiebre, sudoración, pérdida de peso o dolor en las articulaciones, o si mide más de un centímetro de diámetro (sobre todo si se trata de un niño)”.

Los especialistas de la OCU hacen hincapié en la importancia de la ubicación del ganglio como factor a tener en cuenta. De este modo, un ganglio inflamado en el cuello suele ser “un signo de infección en las vías respiratorias como una faringitis, un resfriado o una otitis”, subrayan. No obstante, precisan que hay enfermedades infecciosas, como la toxoplasmosis, que también se presentan con ganglios en el cuello, aunque en este caso duran más.

“La presencia de un ganglio inflamado bajo la axila supone en la mayoría de los casos un síntoma benigno producido por una inflamación local. Lo mismo ocurre con los ganglios de la ingle debidos, con frecuencia, a una infección de los folículos pilosos como consecuencia de la depilación”, puntualizan.

Por otra parte, sostienen que los ganglios en la zona de la clavícula “son sospechosos y deben controlarse, del mismo modo que cuando todos los ganglios del cuerpo estén inflamados”. Según explican, esto pude ser un síntoma de una enfermedad del sistema inmunitario, de una infección grave o, en casos más raros, de un tumor con metástasis.

El doctor Polo precisa que “la mayor parte de las veces la adenopatía aparece en el transcurso de un proceso infeccioso o inflamatorio. En tales ocasiones, lo más llamativo es la sintomatología del proceso en sí, como la fiebre o el malestar general. Cuando hay procesos más graves, los síntomas suelen ser más solapados e inespecíficos”.

En caso de sospecha es recomendable acudir al médico para que, con un examen exhaustivo, determine la causa exacta del agrandamiento de los ganglios, concluye el experto.

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