Los países latinoamericanos hicieron un frente común en Naciones Unidas para alzar su voz contra las medidas de austeridad como receta para afrontar los efectos de la crisis.
“La historia ha revelado que la austeridad, cuando es exagerada y está aislada del crecimiento, es contraproducente”, afirmó hoy la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en la inauguración de las intervenciones de mandatarios internacionales en la apertura de los debates de la 67 sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Rousseff aprovechó su intervención para arremeter contra las políticas fiscales “ortodoxas”, a las que responsabilizó de empeorar la recesión en las economías desarrolladas, y denunció su impacto en el mundo emergente, mensaje que compartieron también la presidenta argentina, Cristina Fernández, y el dominicano, Danilo Medina.
La presidenta brasileña, que puso de ejemplo la buena marcha económica de su país, del que destacó que ha sido capaz de mantener “altas tasas de empleo” mientras reduce las desigualdades sociales y amplía “los ingresos de los trabajadores”, abogó por construir un pacto completo a favor del reinicio del crecimiento económico mundial.
Fernández también lanzó sus dardos contra las medidas de austeridad en un encendido discurso interrumpido en ocasiones por los asistentes, en el que llevó hasta el pleno de la Asamblea General las protesta de los “indignados” en España y la “represión” por parte de la policía en las calles de Madrid.
“No venimos a dar lecciones, solo a contar la experiencia de un país que vivió una situación similar a la que están viviendo ahora otros países del mundo desarrollado”, dijo antes de destacar que su país ha reestructurado el 94 % de su deuda y paga “rigurosamente” sus vencimientos desde 2005.
En la diana de la presidenta argentina estuvo también el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo al que criticó por seguir imponiendo a los países recetas basadas en los ajustes y en la austeridad, algo que consideró “absolutamente absurdo” porque han demostrado, según dijo, estar en el origen de la crisis.
Fernández recordó que Argentina sufrió las políticas neoliberales impuestas por los organismos internacionales que terminaron en la crisis institucional de 2001, un país cuya deuda llegó a ser del 160 % del producto interior bruto (PIB) por culpa, dijo, de un “ajuste feroz” que ahora aplican países como España, Grecia y Portugal.
Las voces contra la austeridad también vinieron de la mano del presidente dominicano, Danilo Media, quien durante su intervención defendió “convertir las políticas anticíclicas de inversión social en la palanca para reanimar las economías”, a diferencia de modelos basados en la austeridad que reducen la protección social.
“La economía debe estar al servicio de las personas, no al revés”, dijo Medina, quien tras advertir que “no basta el crecimiento” para reducir las desigualdades sociales, abogó por una nueva manera de medir el desarrollo para que los países que necesitan ayuda no se queden sin cooperación.
El nuevo mandatario dominicano dijo que se trata de “trabajar juntos para superar la exclusión en vez de mantener de manera indefinida la pobreza” y apostó por reorientar los patrones de inversión y políticas públicas para promover la equidad y la inclusión social de los grupos más vulnerables.
El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, denunció también en su turno la falta de control de los flujos financieros que provocan “recurrentes crisis” que pagan “siempre los pueblos y nunca los responsables”, así como una distribución “injusta” de bienes y riquezas y la agresión “constante” al medio ambiente.