El ministro del Diálogo Social es una ficha clave en el histórico momento que vive el País. Luis Eduardo Garzón será el encargado de vincular a los sectores sociales con un proceso de diálogo que pretende poner fin al conflicto en Colombia. Entrevista.
Lucho Garzón llegó al gobierno en el momento más importante. Con una perspectiva clara de terminar con el conflicto y encaminar el país hacia la paz, el presidente Santos se la jugó por el exalcalde de Bogotá para que vinculara las iniciativas sociales y la movilización ciudadana a su administración.
Por eso tiene mucho que decir frente a la coyuntura. Llama a todo, incluso al expresidente Uribe, a que no sea un “factor de perturbación”, afirma que no llegó al cargo para pelear con nadie y dice que Santos está abierto a hablar con todos los actores armados.
Confidencial Colombia: ¿Cómo recibe usted este nombramiento de hace dos días como nuevo Ministro del Dialogo Social?
Luis Eduardo Garzón: Es un ministro sin cartel, es un ministro extraordinario para un momento extraordinario. Y el momento es la paz.
Mi duración cómo ministro dependerá de si cuánto avance este proceso, no solo los diálogos de paz sino el postconflicto, que es a lo que también tenemos que trabajarle. En ese momento se verá que tenemos deudas sociales, deudas con las regiones, deudas con sectores.
Este ministerio quiere ponerle a la prosperidad todo lo que significa, que la gente asuma ese derecho, pero al mismo tiempo acompañar esta esperanza con todo lo que eso nos abre con el tema de los diálogos con la paz.
CC: ¿Cuál va a ser la autonomía de este ministerio sin cartera, como lo llama usted?
LG: Territorio, es el único ministro del Palacio de Nariño. Interlocución, soy consejero, asesor para lo que el Presidente considere. Trascendencia institucional, el ministro al nuevo nivel de los otros ministros con una responsabilidad de “todoterreno” para lo que el presidente considere. Pero sobre todo, creo que el gran reto aquí es movilizar la ciudadanía en función de la paz y que la gente sienta que este proceso le es inherente, que no es un acuerdo simplemente entre las Farc y el Estado, sino que la gente sienta que eso le sirve para algo.
Esa agenda de paz es absolutamente clave porque toca un tema que es importantísimo en Colombia, la Ruralidad. Si logramos que el campo se incorpore a la dinámica de este país con la paz hemos avanzado, lo dice el ministro de hacienda, 2 puntos de crecimiento anual y 10 puntos del PIB en la guerra que se invertiría en educación.
CC: El concepto Dialogo Social siempre lo manejó Angelino Garzón, ¿cómo ha manejado la inconformidad del vicepresidente con su nombramiento?
LG: Pues Angelino ha dicho “Garzones unidos jamás seremos vencidos” y eso tiene una dinámica. Él estuvo en mi posición, ha hecho reconocimientos y hemos hecho reuniones en donde sumamos la experiencia que él ha tenido y esta experiencia.
El dialogo social no es una cosa ambigua, porque uno puede poner a botar corriente a todo el mundo, pero si no hay cosas concretas de solución, es complicado. Eso no depende de Angelino, ni de mi, depende del gobierno, y yo ese dialogo social lo veo con actores, con agenda y con soluciones; lo vamos a complementar con Angelino y estoy seguro de que eso va a salir adelante.
Yo no vine aquí a competir con nadie, yo vine aquí a lo que más me importa, no vine a guerrear con nadie, si estoy buscando que el Estado trabaje con ilegales y negocie con ilegales, como me voy a poner a discutir con los legales y sobre todo un tipo tan legal y tan bacano como yo.
CC: Pero Angelino se ha graduado como “la oposición dentro del gobierno”, ¿Cree que Santos lo está relevando?
LG: Yo no me meto en las relaciones de pareja, yo no case a Angelino con Santos y no voy a resolver el tema de las peleas. He hecho todo un esfuerzo porque estén juntos y que trabajen, pero yo no me meto en discusiones porque suficiente líos tengo en mi vida como para hacer un catalogo sobre el “Angelinismo” el “Santismo” o el Uribismo.
De mí no van a escuchar lenguaje bélico. Incluso le digo al ex presidente Uribe: ¡Hombre, no se ponga bravo con los demás! Lo que esta diciendo Pacho Santos, su mejor amigo es lo mejor que él tiene que recoger. Entonces, si el documento se lo hubieran presentado a Álvaro Uribe él lo hubiera firmado. Si lo dice su mejor amigo, por qué no considera que eso debe ser lo mejor.
El ex presidente Uribe hoy no debe ser factor de perturbación; pero lo es, nosotros vamos a seguir con todo en términos de la paz, los colombianos necesitan eso.
CC: ¿Su nombramiento era lo que faltaba para que el partido verde decida unirse finalmente y de manera contundente a la Unidad Nacional?
LG: Hace quince meses yo sabia, más o menos, la vocación y la voluntad del Presidente, por eso dije: sin misterio ni ministerio, porque nosotros no veníamos a buscar burocracia, pero me costaba no socializar las cosas que habían pasado.
Hoy la opinión entiende por qué entramos a la Unidad Nacional, la gente decía “pero para que entraron a la Unidad Nacional si no tiene burocracia”, pero nosotros éramos de la mesa y no del gobierno, así que fuimos acompañando este proceso de una manera discreta, en lo que el Presidente considerara.
Pero en el momento en que ya estaba concretada la iniciativa, nos teníamos que decidir si estábamos con ese proceso de paz o esta contra ese proceso. Así de simple porque el país quedo así.
Al país no lo polarizan Uribe y Santos, al país lo polariza quien está con la guerra y quien esta con la paz. Y afortunadamente la polarización se reduce porque hay mucho continente por la paz, muy poco continente por la guerra.
CC: ¿Por qué esta vez sí se va a concretar la iniciativa de paz?, ¿Por qué creerle a Santos?
LG: Porque no hay oxigeno para la guerra. Los movimientos hoy en América Latina y en el mundo, emergen con propuestas de los jóvenes indignados, de las protestas sociales, de los movimientos políticos, de nuevas alternativas políticas y Colombia no es la excepción.
Porque este proceso tiene una agenda concreta. Si el gobierno aborda el tema de la tierra, la optimiza, la reparte mejor y erradica totalmente cultivos para sustituirlos por unos legales, financiados por el Estado, por la comunión internacional, ahí se logra un punto. Y si a eso le sumamos el acceso de las víctimas a estos predios, el resultado es mejor.
Esa agenda tiene una consecuencia política. Si hay cambio de territorio y si hay cambio de dinámica productiva, también habrá cambio en comportamientos políticos en el propio país. Todo eso está ligado, por supuesto, a la terminación del conflicto.
Otra de las razones por las que este proceso tiene muchas posibilidades de éxito es por el desgaste que hay en este tipo de negociaciones.
CC: ¿Cree usted que es a través del Consejo Nacional de Paz que se puede acercar a los sectores que no están en la mesa de negociación? ¿ cómo se ha pensado desde este ministerio acercar a la sociedad civil al proceso?
LG: Me imagino que el Congreso hará audiencias y movimientos por la paz; y yo tengo que mover mucho dialogo en materia que la gente se apropie de los efectos que tiene una negociación.
Pero meterle más gente a la mesa de negociación que va a estar en La Habana no tiene ningún sentido.
Incluso el Presidente no me hizo caso cuando le dije que no debería nombrar un Alto Comisionado para la Paz. El único responsable de esta iniciativa es el Presidente. Los mediadores nunca han servido.
Creo que el Estado nos representa a todos en la mesa de diálogo, y mi papel es oír a los sectores sociales aquí. Esa es una responsabilidad mía y del gobierno.
CC: ¿Cómo ve la mesa de negociación del gobierno especialmente cuando hay dos exmilitares y uno que genera tanta reticencia en algunos sectores como el general Mora Rangel?
LG: El acuerdo se hace entre enemigos. Imagínese a Iván Márquez con el general Mora, eso es una película extraordinaria porque los dos saben lo que ha sido la guerra, la muerte de compañeros, la historia de la vida, lo que ha pasado.
Nadie puede decir que el general Mora es blandengue, que es débil. Al contrario me parece la máxima expresión. Ojala eso se reconozca, pero también se valore. Y el otro, el general Naranjo, un hombre que ha luchado contra el narcotráfico, que encabezó el operativo de Raúl Reyes, está sentado en la mesa, ni modo de decir que no es un mesa representativa.
Yo estoy seguro que el ejercicio va a ser muy interesante, sobre todo porque tanto el Presidente como yo pensamos que se va a llevar a cabo en meses. En mi posesión dijo “va a ser antes”, y lo más seguro es que le apostemos al pos conflicto, yo siento que estamos hablando de cosas mucho más allá de la negociación que se va a llevar a cabo en La Habana.
CC: ¿Le apuesta a que en junio o julio del 2013 esta mesa se haya levantado con resultados favorables y con un acuerdo para el fin del conflicto?
LG: Si, y de hecho soy más optimista y creo que la mesa se puede levantar con resultados antes. El mejor cese al fuego es agilizar las negociaciones, porque para discutir el cese hay que hablar de treguas con unos actores que están con la violencia, los paramilitares, el ELN, los propios frentes de las FARC.
Yo no quiero que se discuta el cese al fuego, no, más bien quiero que se agilice la agenda. Todo mundo sabe que los golpes contra la población los da la guerrilla y entre más rápido se concreten acuerdos mejor. Yo creo que en junio y julio todavía sigue siendo largo, pero yo no me meto en esa agenda.
CC: ¿Cómo ve el tema de Simón Trinidad?
Yo creo que lo de Simón Trinidad es absolutamente simbólico. No creo que sea una exigencia de la guerrilla pero, como buen sindicalista, uno pide un cien y siempre piensa en cien y habrá que ver si le llega el cien.
Entiendo la solidaridad de las Farc con ‘Simón Trinidad’ y creo que va a ser un debate interesante, pero yo no me quiero meter en un solo detalle de eso, yo creo que ni a ellos ni al gobierno les interesa oír, desgastarnos con una cosa que es muy importante para las FARC pero es supremamente adjetivo con relación a la esencia de este proceso.
CC: ¿Va a viajar a La Habana, va a estar usted pendiente de lo que sucede allá?
Yo voy a estar en lo que dije: “De la calle en la mesa, yo en la calle”. Voy a trabajar en todo lo que significa relaciones con la comunidad, si el presidente considera en algún momento que debo estar pues voy a estar, pero noes mi trabajo y para eso estoy.
Necesitamos meterle muchísimo al tema de credibilidad y confianza en el proceso porque e si no las posiciones más extremas de la sociedad de derecha e izquierda nos pueden afectar. Hay un éxito extraordinario y no hay necesidad de meter a nadie más.
CC: El ELN apenas vio que la puerta se estaba abriendo con las FARC también intento abrirla ¿cómo esta el gobierno parado frente a eso, le va a hacer caso al ELN?
LG: El gobierno esta abierto para hablar con todos los grupos. Pero detalles sobre ese proceso no se.
Sin embargo, vamos a ver que propone el ELN en ese sentido, pero por ahora el Presidente es el único que puede decir sí y cómo. Él no esta cerrado a ninguna posibilidad.