La culpa es de nosotros los bogotanos

Hablemos claro: si Bogotá se encuentra a la puerta de un nuevo confinamiento total, la culpa es del ciudadano del común.

Bien nos lo advirtieron las autoridades del Distrito y del Gobierno nacional, que si no seguíamos las recomendaciones de guardar el distanciamiento social, lavado constante de manos, uso del tapabocas y evitar las aglomeraciones, no solo no se iba a detener el contagio, sino que además se dispararía con mayor agresividad, lo que terminaría con el colapso del sistema clínico y hospitalario en la capital.

Las compras de diciembre, lo mismo que la final del fútbol colombiano y las fiestas del 24 y 31 fueron la excusa perfecta para desobedecer y olvidarnos de que el mundo enfrenta una pandemia, porque como buenos colombianos, creemos que la mejor forma de mostrarnos ante los demás es desatiendo las normas, haciendo lo que se nos viene en gana.

No se puede ni asegurar ni descartar la idea de que estemos enfrentando una nueva cepa del Coronavirus, pero lo que no podemos olvidar es que el mismo ciudadano provocó que los contagios estén sobrepasando los límites y el sistema de salud, hoy se encuentre en alerta roja.

En esto también tiene que ver la administración distrital que no puso el debido control a las ventas ambulantes, quienes promovieron gran parte de las aglomeraciones no solo en San Victorino, también lo hicieron en los diferentes sectores comerciales de Kennedy, Suba, Siete de Agosto, Bosa, etc., en cambio sí les exige orden al comercio legalmente establecido. Por supuesto los bicitaxis no se quedaron atrás.

Aun así, no faltó el que renegara por el toque de queda durante el puente festivo de reyes y la declaratoria de una nueva cuarentena sectorizada, ¿Por qué no reflexionaron a tiempo del mal comportamiento que se estaba adoptando? ¿Era muy difícil acatar las medidas?

Entiendo a quienes están preocupados porque la economía al interior de sus hogares se va a afectar, pero también es claro que si seguimos comportándonos como si nada y creyendo que el hecho de desobedecer a las autoridades nos hace lucir más sexis, lo que vamos a provocar es nuestra propia ruina.

Acatar las medidas de bioseguridad no cuesta mucho y en cambio sí nos hace mucho bien.

Yamile Vanegas

Directora

Fundación Acuerdos Por la Paz