Por: Juan Camilo Castellanos M.
Hay quienes se oponen a que hablemos de Narcotráfico en la ciudad capital de los colombianos, las autoridades distritales insisten en el atenuante y eufemístico “micro tráfico” y “narco menudeo”, pero no, los problemas no se atenúan por cómo se les llame, tal vez en los informes, pero no en las calles, ni en las realidades de los barrios, sus canchas y parques, mucho menos en miles de familias destruidas por este tema, el narco tráfico.
Las cifras son alarmantes, casi que inverosímiles, el alza en los homicidios por sicariato asociado a guerra entre clanes y bandas del narcotráfico en el 2023 es del 49%, según datos publicados por El Tiempo, así mismo las capturas por el delito de fabricación, porte y tráfico de estupefacientes. En lo que va corrido de 2021 a la fecha, son más de 13.219 capturas en donde la localidad 8 de Kennedy tiene 1.817, la localidad 3 de Santa Fe; 1.503, la localidad 19 de Ciudad Bolívar; 1.207 y la localidad 11 de Suba con 1.096, son las más golpeadas por este flagelo según datos del SIEDCO.
Esto no parece ser de gran calado, pero si lo comparamos con El Salvador de Bukele, un país que viene en una lucha frontal contra este flagelo, encontramos que con todo y las maras salvatruchas han sido capturadas en todo ese país 1.028 personas en el año 2021, por este mismo tipo de delitos, según el informe de la Comisión Nacional Antidrogas, mientras que en Kennedy, en el mismo año tuvimos 775 capturas, es decir, que en una sola localidad de Bogotá, casi tenemos el total de capturas que en todo un país tránsito del 70% de la droga ilegal que proviene de Perú y Colombia con rumbo al mercado más grande del mundo.
La labor de las autoridades del orden público no cesa, por ello también según datos de SIEDCO, se han desarticulado muchas bandas o estructuras criminales, así en 2019; 27, en 2020; 33, en el año 2021; 40, en el 2022; 24 y en los 6 meses que llevamos del 2023; 10 bandas, es decir que en promedio por localidad tendríamos casi que dos estructuras criminales exceptuando a la hermosa localidad 20 de Sumapaz, a quien el nombre si le refleja su realidad, afortunadamente.
Ante este panorama, es imposible seguir hablando con los eufemismos ya mencionados, aquellos que a los gobernantes de turno les fascina no darle tanto tinte, ni prensa ni profundidad, porque saben que eso conduce a que la ciudad se pregunte y cuestione, temas como por qué el recurso público se le invierte más al programa de habitabilidad en calle, muchas veces donde ya está radicado parte del problema de las drogas y no se invierta en el IDIPRON, donde se busca evitar el flagelo.
Por qué la ciudad no tiene ni un solo programa de rehabilitación a las drogas desde la acción pública, universal y gratuita, pero si la tienen las EPS del orden privado, por qué todos vemos los zapatos colgados en los cables de energía, en las canchas y parques de los barrios, símbolo y señalización de expendio de drogas, pero no pasa nada, por qué a las fiestas electrónicas y teatrones no se les hace un allanamiento un viernes y un sábado a la 1:30 am, pero sí a los bares y gastrobares para verificarles el sayco y asimpro.
Ante esta realidad no hay nada más que decir, en Bogotá hay un narco tráfico puro y duro, casi sin control, donde las autoridades políticas y administrativas no le han contado a la ciudad cual es el porcentaje en que éste flagelo está impactando a nuestros niños y niñas en los colegios en términos de deserción escolar y síndromes depresivos que los conduce a actitudes suicidas.
Las autoridades administrativas no actúan con contundencia ante las denuncias de padres de familia que manifiestan que las mafias del narco tráfico instrumentalizan vilmente a muchos menores y los visten con los uniformes escolares para ingresarlos cargados de pequeñas dosis que reparten a sus compañeros, amedrentados por sus abusadores que aprovechan que la Ley prohíbe que los requisen, pero no evita su criminal utilización por parte de estos delincuentes.
Las autoridades no han contado como está creciendo el nivel de consumo de estupefacientes en poblaciones más vulnerables, estrato 1 y 2, y cada vez a menor rango de edad y esto obedece en buena medida precisamente por la lucha contra el narco tráfico en El Salvador, ya que les tienen el paso de drogas ilegales más restringido y los narcos mexicanos, dueños, amos y señores hoy en día de ese negocio en nuestro país están abriendo mercado en suelo patrio.
A ellos no les duele nuestro pueblo, así que necesitan más clientela, esa clientela es precisamente el futuro de este país, de nuestra ciudad, un hijo de la patria que perdemos, una hija artista o científica que pierde la familia y la nación, pero para ellos solo son soldados de su estructura criminal, un adicto más, un sicario más, un jibaro más, una esclava o esclavo sexual más.
De manera que la ciudad debe despertar, esta es la realidad que estamos viendo en todos los espacios públicos y privados, esta es la verdadera epidemia, la que venden hasta en las canciones de moda, esa que escuchan sus hijos en sus celulares donde no se habla de otra cosa más que de tusi, percoset y otras drogas a modo de programación neuro lingüística, de mostrar el tema super normal y común, lo que no es, debemos tenerlo claro.
El narco tráfico es la madre del sicariato en la ciudad, del aumento de los hurtos que además son cada vez más violentos porque hay más armas ilegales a disposición de los delincuentes, es la mata de la corrupción a servidores públicos, de las extorsiones a comerciantes, tenderos, de los secuestros exprés de personas, carros y motos, de la explotación sexual y solo ellos sabrán de que más, el narco tráfico es lo que hay en la ciudad y si no se actúa con contundencia, esa marea nos ahogará como sociedad.