El metro elevado de Peñalosa: una trampa para Bogotá

Nos han metido en un falso dilema: que si metro elevado o que si metro subterráneo. Es claro que un metro subterráneo siempre será la mejor opción para las zonas céntricas de la ciudad, eso es una evidencia indiscutible expresada en todos los sistemas de metros exitosos del mundo. Pero el problema real va más allá:

Lo que realmente está en juego hoy es si construimos un alimentador elevado de Transmilenio, que perpetúa este perjudicial modelo de transporte, o si transitamos definitivamente a un modelo multimodal, basado en una red de metros subterráneos que articulen toda la ciudad de forma eficiente y sostenible.

La primera línea del metro elevado que concibió Peñalosa y ejecutará Claudia López viene envenenada: al mismo tiempo que se construyan los 24 kilómetros de la primera línea, se construirán 57 km de nuevas troncales de Transmilenio (Carrera 7ma, Avenida 68, Avenida Ciudad de Cali y Calle 13) para asegurar la hegemonía del Transmilenio como elemento estructurante del transporte de Bogotá.

Y si a los 57 kilómetros de nuevas troncales le sumamos los 113 de kilómetros de troncales existentes estamos hablando de 170 kilómetros de Transmilenio esparcidas por toda la ciudad, versus una línea de metro elevado de 24 kilómetros.

Pero no solo eso. Mantener la hegemonía del Transmilenio nos va a costar un insostenible problema de movilidad a futuro en el corredor oriental de la ciudad: el Transmilenio por la 7ma eliminará el tráfico mixto (carros particulares, taxis, ambulancias, buses escolares) de sur a norte y la primera línea del Metro entroncada en la troncal de Transmilenio de la Caracas eliminará totalmente el tráfico mixto entre la calle 22 y Los Héroes.

Esto es sumamente preocupante teniendo en cuenta que el corredor oriental desde el centro hasta la zona empresarial concentra la mayor afluencia de viajes en la ciudad y que los mayores afectados con la eliminación del tráfico mixto son las poblaciones más empobrecidas (pues la mayor parte del parque automotor de la ciudad pertenece a estratos 1, 2 y 3).

Pero estamos a tiempo de salir de esa trampa. La ciudad está ante una gran oportunidad de girar hacia un sistema de transporte multimodal en donde Transmilenio no sea el centro, sino apenas una parte articulada a un verdadero sistema multimodal donde el metro subterráneo juega un papel fundamental.

Por eso hoy me la juego totalmente por un metro subterráneo robusto que tenga la capacidad de transportar la demanda de transporte del borde oriental de la ciudad y que libere el espacio en la superficie para profundizar otros modos de transporte.

Vamos por el metro subterráneo ya.

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