¿Qué resultados producen los pequeños remedios para un gran mal?

Este tema tiene que resultarnos interesante porque vivimos con grandes males. Solo para enunciar algunos: corrupción, narcotráfico, pobreza, desigualdad, y un largo etcétera en todo tipo de asuntos de la vida cotidiana. Y todo a lo que podemos aspirar es a que se planteen pequeños remedios, y si nos va bien, a que se implementen esos pequeños remedios.

La frase original es del filósofo y economista británico John Stuart Mill (1806-1876) y es de hace más de un siglo: “Contra un gran mal, un pequeño remedio no produce un pequeño resultado; simplemente no produce ningún resultado“. Una frase tremendamente actual.

Mill es un autor muy importante en economía por su defensa al libre mercado, a la teoría del valor subjetivo y también a su defensa de la función reguladora del Estado para corregir las fallas del mercado. Claro que, quienes conocen el “principio de la utilidad” de Mill, con la que se le considera como unos de los principales exponentes del utilitarismo, pueden no estar de acuerdo con una faceta de la frase que explicaré en forma breve. El utilitarismo sostiene que el principio moral para una decisión consiste en maximizar el beneficio para el mayor número de personas; suena lógico, pero se puede interpretar que tiene una extensión: por encima del derecho individual.

El utilitarismo puede conducir a resultados éticamente controvertidos. El ejemplo clásico es alrededor de la pena de muerte: los utilitaristas sostienen que la pena de muerte es moralmente justificable si disuade a otros de cometer delitos; sin embargo, otros sostienen que la pena de muerte es moralmente incorrecta, incluso si disuade a otros de cometer delitos, porque viola los derechos individuales. Para terminar sobre el tema, en nombre del utilitarismo se podrían argumentar decisiones que estarían cercanas a movimientos discriminatorios, al fascismo y a la validación de tiranías.

Comentar sobre Mill era necesario para evitar que se usara una falacia ad-hominen y así quitarle valor a esta frase, tan interesante, que desde luego tenemos que encuadrar siempre dentro de la ley y los derechos humanos. Pero sí nos permite reflexionar mucho.

La reflexión de fondo tiene que ver con la real posibilidad de establecer un gran remedio para un gran mal, o de lo contrario, no desgastarnos más haciendo pequeños remedios que nos mantengan entretenidos y abobados, a sabiendas que no producirán ningún remedio. Aunque suene tonto esto, en eso nos la pasamos: leyes, políticas de Gobiernos, decretos, estrategias, programas y planes, que no solucionan ningún problema. Y en todos los períodos repetimos la dosis, una y otra vez como si careciéramos de inteligencia.

Y caben más sub reflexiones, puesto que es usual que nos quejemos de que los demás son los que no hacen lo debido, pero no hablamos sobre qué es lo que podemos hacer nosotros para contribuir a la solución. Para que quede claro, aquí va una lista de lo que cada colombiano puede hacer para ayudar, entre todos, a formar un gran remedio al mas grave gran mal, la corrupción.

  • No ser pícaro, tramposo, mañoso, ni corrupto en forma alguna.
  • No participar en ningún acto corrupto en ninguna forma.
  • Evitar a personas que se sabe son corruptas, pícaras, tramposas, o mañosas.
  • Denunciar todo acto o forma corrupta que se conozca, sin importar que prospere o no la denuncia. Hay que lograr que a punta de persistencia se avance en la lucha contra la corrupción, así sea de forma anónima.
  • Votar por candidatos que de ninguna forma aparezcan asociados con actos corruptos en el pasado.

Algunas organizaciones que ayudan a esta lucha: Pacto Global Red Colombia, Transparencia por Colombia, Secretaría de Trasparencia de la Presidencia.

No nos quejemos más por la corrupción: ¡actuemos en contra de la corrupción!

Rafael Fonseca Zarate

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