Foto: @realmadrid
El Real Madrid perdió este martes ante el AC Milan por 1-3 en la cuarta jornada de la fase de liga de la Champions League 2024-2025 y alargó su crisis de juego y resultados, una derrota peligrosa para sus aspiraciones europeas en un partido en el que siempre fue por detrás, por los goles de Malick Thiaw, el exmadridista Álvaro Morata y Tijani Reijnders.
Un Real Madrid sin ideas y sin el colmillo habitual en la Champions y el Bernabéu se quedó sin épica y se complica el acceso directo a octavos con solo 6 puntos de 12 posibles. Ni la mística que sí ayudó en tantas ocasiones, también ante el Borussia Dortmund, apareció ante un Milan que no necesitó de su mejor versión para superar a un campeón de Europa mal en defensa y que alarga su mal momento después del 0-4 en el Clásico.
Es la primera vez que los blancos encadenan dos derrotas seguidas en su feudo desde marzo de 2019, cuando también perdió ante el Barça (0-1) y el Ajax (1-4) en Champions; y no perdían en Champions en casa desde hace más de año y medio, desde abril de 2022. El gol de Vinícius en un penalti a lo panenka fue un espejismo, en un equipo que sigue buscando una versión convincente.
Después del emotivo homenaje a las víctimas de la DANA y los pitidos al himno de la UEFA por la gala del Balón de oro, los blancos comenzaron con ritmo y presionando arriba a un Milan valiente con el balón, pero el ímpetu madridista se diluyó rápido y con un duro golpe de realidad. En un córner con una zaga del Real Madrid muy blanda, especialmente un Aurélien Tchouaméni al que superó contundente en el primer palo el central Malick Thiaw para adelantar a los italianos y hacer añicos el plan de Ancelotti.
Kylian Mbappé, que empezó tan fallón como en el Clásico, y Vinícius intentaron responder rápido con dos ocasiones seguidas que Mike Maignan rechazó de manera efectiva. El partido entró en ese terreno gris esperado teniendo en cuenta que ambos equipos necesitaban ganar dado su balance hasta ahora. Los italianos hacían daño a balón parado, y el real Madrid quería correr, y encontró premio.
Vinícius se encontró el balón tras una buena combinación dentro del área entre Jude Bellingham y Ferland Mendy dentro del área, y cuando el brasileño intentaba rebasar a Emerson Royal, el central tocó levemente al delantero. Y el ‘7’ se reivindicó tirando a lo panenka la pena máxima para igualar el partido y dar otra vida a un Real Madrid algo perdido.
Principalmente, en un centro del campo que sigue sin mandar en los partidos, lejos de ser ese pegamento que da sentido a los sistemas defensivo y ofensivo. Y fue en un error grosero de Tchouaméni en la construcción el que permitió a Leao recibir en el área, girarse y exigir a un Lunin que, después de salvar un buen disparo previo, respondió bien estirando el brazo, pero Morata recogió el rechace y marcó a placer silenciando al Bernabéu.
Ancelotti respondió a los pitos en el descanso de la grada madridista con dos cambios, dando entrada a Eduardo Camavinga y Brahim Díaz por Fede Valverde y Tchouaméni. Pero el técnico italiano, descontento, no consiguió provocar esa reacción. El Real Madrid seguía sin proponer nada en ataque y sufría atrás, con Lunin salvando un remate certero y potente de Leao que pudo ser definitivo.
La grada se empezaba a impacientar ante el descontrol de su equipo, que no mordía, con una presión muy desestructurada e, incluso, con sus cracks desaparecidos. Ni los intentos a la contra de un Bellingham entonado en el esfuerzo pero desacertado de cara a gol levantaban a un Real Madrid sin rumbo ya con una hora de juego.
El conjunto merengue entró en bucle y desprotegió su defensa en el peor momento. En una contra sin la contundencia necesaria en la zaga, Reijnders se inventó un regate para dejar atrás a Camavinga y Ceballos y darle el balón a un velocísimo Leao que encaró el área sin oposición y asistió al neerlandés, que batió fácil a Lunin y acercó el triunfo italiano.
Sin embargo, los blancos tenían algo que decir y se encontraron con el 2-3 obra de Antonio Rüdiger, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego de Vinícius al interferir en el portero rival. Brahim pudo maquillar el mal partido blanco, pero su remate solo de cabeza lo paró un acertado Maignan.