En tanto las autoridades administrativas trabajan para contener el pico del Covid-19, ya se han comenzado a delimitar las estrategias para reactivar la economía a fin de salvaguardar las finanzas públicas y la productividad de Colombia. Para ello, desde este espacio, proponemos algunos puntos de vital importancia con miras a lograr dicho cometido.
Primero. Es importante hacer una evaluación exhaustiva sobre la afectación en los diversos sectores de la economía, toda vez que es evidente que no todos padecen el mismo rigor del golpe, pues las compañías de mayor poder adquisitivo han podido sobrevivir a diferencia de las pequeñas y medianas. Dicha evaluación debe ser la prioridad para delimitar algunas medidas encaminadas a salvaguardar la afectación de los más perjudicados. Miremos a continuación.
Segundo. Por el nivel de afectación de las empresas nacionales, resulta indispensable fijar unos segmentos según las prioridades de cada una de ellas, de tal manera que, las nuevas medidas del New Deal del Gobierno Nacional puedan impactar positiva y paulatinamente en primer lugar a las más afectadas, y, en segundo lugar, a aquellas que gozan de mayor capacidad para sobreponerse a la crisis. Es importante establecer prioridades para que haya una recuperación efectiva.
Tercero. El Gobierno y las entidades bancarias deben pactar conjuntamente un congelamiento de las cuotas de créditos tanto a personas jurídicas como naturales, pues no es un secreto que la dificultad para cumplir con las obligaciones financieras es un asunto que se prolongará hasta los primeros meses de 2021. No podemos negarnos ante dicha realidad.
Cuarto. De la misma manera, es fundamental que las entidades bancarias otorguen créditos con una tasa mínima de 0.50% de interés a las MiPymes y a las personas naturales. Dichos créditos con un interés tan bajo son oportunos y no habría excusa para no otorgarlos, puesto que, los bancos tienen la posibilidad de hacerlo y ello no significa un compromiso para sus fondos. Acá lo importante es otorgar dichos créditos a las personas que los necesitan para salvar sus actividades económicas. Ello es vital hacerlo con un plazo de inicio del cobro de la primera cuota, como mínimo en mayo de 2021.
Actualmente, cantidad de empresas- pequeñas y medianas- han quebrado; por consiguiente, para evitar un perjuicio mayoritario es menester que el Gobierno fije con la banca privada las condiciones necesarias para hacer lo propio. Además, hay que tener en cuenta que, si la empresa pequeña ha sido rentable antes de la crisis, la misma debe tener acceso a créditos mucho más baratos, directos, y, a mayor plazo, porque no es adecuado permitir la quiebra de un negocio que ha sido rentable para el sistema productivo colombiano.
Vale la pena mencionar que las empresas demoran años en construirse y días en quebrarse. Hay que evitar un mayor retroceso para el desarrollo económico del país.
Quinto. Es menester que, por la situación se haga una importante excepción y las entidades bancarias otorguen los créditos anteriormente mencionados a personas jurídicas y naturales carentes de historial crediticio. Esto es de suma relevancia sí queremos pensar en una verdadera reactivación económica, pues debemos tener en cuenta que más del 60% de empresas colombianas no cuentan con historial financiero, lo que las hace mucho más vulnerables, pues a diferencia de las grandes compañías no gozan de suficiente músculo financiero.
Adenda: Estos cinco puntos- propuestos por mí persona- los considero fundamentales para complementar el reciente New Deal elaborado por el Gobierno Nacional. Obtener una negociación con la banca es cuestión de voluntad política. De ser así, contaremos con una efectiva reactivación en el sistema productivo.