Uno de los sectores que ha recibido con mayor fuerza el impacto del confinamiento extendido es el educativo, donde no se observa el regreso a las aulas en el corto plazo. Son 10 millones de estudiantes en la educación básica y 4,6 millones en la educación superior que enfrentan los mismos desafíos de convivencia, atención, disponibilidad de recursos físicos y académicos.
No son menores los retos de las instituciones educativas, que, aunque cuentan con algunas ayudas deben afrontar costos fijos y la exigencia sobreviniente de rediseñar muchas de sus actividades en torno a la virtualidad.
El gasto en educación, 3% del gasto de los hogares, es fuertemente elástico al ingreso, cuando un hogar ve reducidos sus ingresos en 1% su gasto en educación se reduce en mayor proporción, generando una presión financiera sobre las instituciones.
Aun así la dinámica educativa continúa por que es el desafío que la pandemia ha impuesto a la sociedad, a sus maestros que han de enseñar aunque sus condiciones sean difíciles, a los padres a impulsar a sus hijos a no desfallecer a la mitad del curso o el semestre, a los hijos a ser más consecuentes de lo que su propia edad podría permitirles.
Pero no solo estudiantes e instituciones se ven presionadas por el día a día de la economía y el cambio de los métodos de enseñanza. También los padres, que habían organizado sus rutinas, sus ingresos y hasta su alimentación en torno a los tiempos y dinámicas de los colegios y universidades.
Pero a pesar de todas estas debilidades y riesgos, existen oportunidades. La economía del conocimiento está convirtiéndose en la nueva revolución después de la industrial y la tecnológica y en esta perspectiva el paso forzoso a la virtualidad ha significado para todos los actores utilizar herramientas nuevas, comprender su valor y potencial.
También ha impulsado en muchos hogares la comunicación y la participación de los padres en las dinámicas educativas, ha significado dedicar más tiempo y conocer a sus hijos en la faceta de estudiar e interactuar, ámbito reservado a las aulas.
Hay un mayor número de mujeres en casa, circunstancia que permite capitalizar sus capacidades para encausar a sus hijos en el planteamiento de preguntas y la búsqueda de soluciones, con lo cual cuentan con bastante experiencia en la cotidianidad.
Probablemente para algunos hogares signifique descubrir lo buenos que son sus hijos en algunas áreas y aquellas en las que deben apoyarlos más, también lo difícil que esta coyuntura ha sido para ellos. Los niños también valorarán estar más tiempo con sus padres.
Es una oportunidad para que padres y profesores identifiquen los potenciales de cada estudiante permitiendo impulsar sus capacidades de investigación y desarrollo de proyectos y aspectos que permiten fortalecer las capacidades que brinda la educación, dinámica que de implementarse adecuadamente, puede ayudar a potenciar en los estudiantes su autonomía, autoconocimiento y deseo de aprender a solucionar problemas descubriendo las áreas de mayor interés para cada uno y descubriendo nuevos métodos que pueden motivar su aprendizaje.
Esta interacción permanente entre actores y la necesidad de los maestros de lograr la atención de los alumnos en el nuevo escenario virtual, brinda la oportunidad de rediseñar las estrategias de formación y metodologías de aprendizaje para generar estudiantes con capacidad de formularse preguntas y trabajar en resolverlas con espíritu de contribuir a la sociedad, a su crecimiento personal, su desarrollo económico, siendo el maestro un guía en este proceso.
Aunque por las circunstancias este proceso pueda parecer forzado y poco planeado, tendrá efectos sobre los métodos de aprendizaje de los estudiantes si se logra desde la dinámica virtual, impulsar la curiosidad por aprender, preguntarse e investigar para contestar.
Informes realizados por el BBVA para el caso español señalan que las regiones basadas en la economía del conocimiento han podido resistir mejor los períodos de bajo crecimiento y muestran un mayor nivel de productividad y producto per-cápita.
En medio de las inmensas dificultades que esta contingencia plantea, existen oportunidades de construcción como sociedad y probablemente, de construcción de riqueza basada en nuevas dinámicas de aprendizaje y apropiación de las tecnologías y recursos.
Cada hogar enfrenta el desafío de resolver sus propias preguntas con diversas soluciones para un mismo reto, pero un solo propósito: el de mantener la cohesión en torno al valor de aprender, crear y aplicar, actividades que dan sentido a la existencia de un mundo en confinamiento.
*Ximena Lombana Millán
Directora Economía Aplicada SAS
Consultora experta en análisis sectorial