La Real Academia de la Lengua Española define terrorismo como:
- m. Dominación por el terror.
- m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
- m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.
Los primeros actos terroristas registrados en la historia fueron los ejecutados en el año 69 a.c. por la banda de los sicarii (origen de la palabra sicario), una secta religiosa que actuó en Palestina en contra de la administración romana en la lucha de los zelotes.
En el siglo XII, un grupo ismailí, de los musulmanes chiitas conocido como los “asesinos”, desarrolló actividades terroristas contra musulmanes sunitas, porque estos los catalogaban como infieles, al tener una visión del Corán acorde con los tiempos en que se vive, a diferencia de los sunitas que siguen el islam como se practicaba en el S. VI, en tiempos de Mahoma. Esta secta concibió una doctrina religiosa que justificaba el homicidio de sus enemigos religiosos y políticos, a quienes consideraban perversos.
En la modernidad, el terrorismo metódico se instauró en los siglos XVIII y XIX con la propagación de ideas de la Revolución Francesa. De hecho, la palabra tiene el origen en palabras de ese idioma: Systeme, Regime de Terrour. En Asia, durante la restauración Meiji (Japón, 1868), el nacionalismo imperialista japones, utilizó ataques terroristas contra el shogunato de Tokugawa, debido a que este era el ultimo de su tipo y el emperador debía consolidar su poder en todo el territorio, no importaba la forma de violencia.
En el sur de Estados Unidos, se creó el Ku Klux Klan como producto de la derrota de la
Confederación en la guerra civil estadounidense (1861-1865), para aterrorizar a los antiguos esclavos y a los representantes de las administraciones de la reconstrucción impuesta por el Gobierno Federal.
Posiblemente, uno de los más importantes grupos terroristas ha sido el Narodnaya Volya (Voluntad Popular), que actuó en Rusia desde1878 hasta 1881. Desarrollo una activa campaña contra las autoridades zaristas, por el abandono de ese régimen a los campesinos y gente del común. Su principal líder, Nikolái Morozov, sostenía que el terrorismo era una nueva forma de lucha preferible a una matanza generalizada, producto de una insurrección en masa.
A finales del siglo XIX, en Europa, los anarquistas realizaron ataques terroristas asesinando a la emperatriz Isabel, esposa de Francisco José I. En el siglo pasado, existieron grupos como la Organización Revolucionaria Interna de Macedonia, la Ustashi croata, y el Ejército Republicano Irlandés (IRA), que realizaron a menudo sus actividades terroristas más allá de las fronteras de sus respectivos países.
Por otro lado, hubo grupos de ciudadanos que recibieron apoyo de gobiernos ya establecidos, como el caso de Bulgaria e Italia, bajo el líder fascista Benito Mussolini. Este tipo de terrorismo nacionalista apoyado por el Estado provocó el asesinato de Francisco Fernando de Habsburgo en Sarajevo en el año 1914, lo que dio origen a la Primera Guerra Mundial.
Actualmente, el terrorismo en Estados Unidos se manifiesta mediante violencia por parte de los supremacistas blancos y grupos de extrema derecha, gracias al apoyo (tácito o no) que Donald Trump dio durante su gobierno. Estos llegaron a tomarse el capitolio, a hacer marchas racistas en zonas afroamericanas, provocando disturbios e impulsando a “lobos solitarios” a cometer masacres como la realizada por Patrick Crusius, detenido tras el asesinato de 22 personas en el tiroteo masivo en El Paso (Texas), el 3 de agosto de 2019, quien confesó a la policía que buscaba disparar contra “mexicanos”.
Esto ha sido un cambio total de paradigma en la lucha contra ese flagelo, porque ya no es el terrorismo del fundamentalismo islámico, sino que es un grupo de radicales dentro del país. Estados Unidos ha pasado de “ataques preventivos” a Iraq y Afganistán, a espiar a sus connacionales para ubicar la amenaza terrorista. En lugar de amenazas de tanques, portaviones y bombardeos en el medio oriente y Asia, el 20 de enero de 2021, día en que Joe Biden asumió como presidente, llevaron 5 veces el número de soldados apostados en Iraq, Siria y Afganistán juntos (25000) a la capital, para mantener la seguridad de la ceremonia. Se cambiaron los trabajos con aliados en Europa y de la OTAN, por alarmas de ataques terroristas en Washington DC, tal como sucedió esta semana.
La Yihad (que es la instauración del reino divino en la tierra, a través de la fe y la palabra, no como los extremistas lo entienden, a través de la violencia, y es una obligación religiosa de los musulmanes) ya no es el problema más grave, es el discurso racista e intolerante de algunos estadounidenses WASP (White Anglo-Saxon Protestant).
Este es uno de los síntomas de los tiempos de cambio en que estamos viviendo. El “Faro del Norte” no puede culpar al enemigo externo, sino que debe aceptar que es en parte culpable por incubar a estos grupos. A Estados Unidos le ha llegado la hora de un auto examen, pero no al estilo del senador Mccarthy y su persecución comunista. Debe hacerlo con consciencia, uniendo con educación y sobre todo cerrando brechas socioeconómicas. Que los que se sienten vulnerados y/o vulnerables (supremacistas blancos), se sientan parte del progreso del país.